Mucho antes de publicar su último disco, ‘Dedicated to Bobby Jameson‘, en enero Ariel Pink lanzó un EP de cuatro canciones con la también californiana Weyes Blood, ‘Myths 004’. Este incluía el single ‘Tears on Fire’, una gran canción que ha pasado algo desapercibida a pesar de su vídeo ultra friki, que presenta a un trovador Ariel Pink, quién sabe si en busca de su amada, la bruja Weyes Blood.
Porque para friki, la canción. ‘Tears on Fire’ es una composición fragmentada, que Pink interrumpe constantemente de varias maneras. El tema empieza con las voces operísticas de Weyed Blood sonando de fondo, para luego introducirnos hacia Ariel Pink, que cantando sobre una broma mal hecha (“solo voy fumado, no soy un mentiroso”) descubre una de sus mejores melodías. Cuando termina su parte, casi sin esperarlo, explota de nuevo Weyes Blood, como en una tormenta, para clamar a los Dioses: “¡todas mis lágrimas al fuego!”. Y el tema vuelve a empezar, literalmente con un cortapega, desde el principio.
La estrofa que sigue es distinta (Pink canta ahora sobre esas mismas palabras que tan mal han hecho a su amada, pero en otros términos) pero lo mejor es que esta lleva a uno de los momentos más especiales del repertorio de Ariel Pink, un “puente” tan bueno que constituye la mejor parte de la canción, su principal gancho: “debería quemar la madriguera del fuego, llora y llora lágrimas en el fuego; si esperas algo verdadero, llora y llora lágrimas en el fuego”. Y tras este precioso momento, Pink sacude la guitarra y canta otra cosa… y vuelve a interrumpir la canción otra vez… para hacerla empezar desde el principio. Y ahora sí acaba, ¿pero cuántos momentos irrepetibles nos ha dejado ya la canción en 3 minutos y medio?