En el mundo del pop son muchos artistas los que marcan la vanguardia y raramente dan un paso atrás porque sería entendido como un retroceso o incluso una debilidad. Otros, en cambio, encuentran en la tradición una manera de aprendizaje propio y ajeno que da una nueva vida a su música, como si en el pasado estuvieran todas las claves necesarias de lo popular, dos palabras que me llevan irremisiblemente a aquel disco final de Astrud y que define a la perfección lo que decía. Es, también, el recorrido que ha hecho la mexicana Natalia Lafourcade. Tras unos inicios en los que su pop se teñía de vanguardia con pátina electrónica, poco a poco se fue acercando a autores clásicos como su compatriota Agustín Lara (en el disco colaborativo ‘Mujer divina’) e introduciendo tintes de folclor en sus propias canciones pop (en ‘Hasta la raíz’).
A partir de ahí, parece que Lafourcade ha optado por seguir retrocediendo en el tiempo. En ‘Musas’ ha vuelto a realizar una retrospectiva, esta vez dedicada al cantar latinoamericano, que no mexicano exclusivamente. Aunque corrido y ranchera tienen cabida en esta serie, se centra en el son (no solo el cubano, también el jaracho de su país) y el bolero como formatos que no entienden de fronteras y se han adaptado a la idiosincrasia local en todo el continente americano. Y es que esta serie desarrollada junto a los venerables Miguel Peña y Juan Carlos Allende, Los Macorinos –los dos guitarristas que ponían fondo a la última Chavela Vargas– no trata de acotar estilos y palos, sino de difuminarlos. De hacer sentir que la chilena Violeta Parra (aquí presente con el cautivador lamento mapuche ‘Qué he sacado con quererte’, tratado por Natalia como si fuera una especie de murder ballad) puede ir de la mano de Agustín Lara (en una vivaracha y juguetona ‘Te vi pasar’), que la ‘Tonada de luz de luna’ del venezolano Simón Díaz –precioso como dueto, con Gustavo Guerrero– puede acercarse al vals filoitaliano ‘That’s Amore’, que popularizara Dean Martin, tanto como a boleros tan clásicos como ‘Tú me acostumbraste’ –la voz de Omara Portuondo ya pide una reverencia por sí misma– o ‘Soy lo prohibido’.
Todos están unidos por el minimalista –hay puntuales arreglos más allá del intercambio de doce cuerdas, pero son sutiles a más no poder– y elegante tratamiento que Lafourcade y los Macorinos hacen de cada pasaje del disco, que suena a pura y cálida caricia. En conjunto ‘Musas’ es un disco más que agradable, te acoge y te abraza… quizá demasiado: por momentos puede resultar un pelín cargante. Y es que, sin dudar que las escogidas son grandes composiciones, se agradecería que hubiera profundizado en su labor didáctica, siendo menos obvia en lugar de escoger canciones tan clásicas que hemos escuchado muchas otras veces en versiones magníficas (Caetano Veloso, Olga Guillot, Chavela Vargas).
A cambio, lo más sugerente llega con las varias composiciones propias que, en un acto de confianza y coraje, Lafourcade se lanza a dar el mismo tratamiento. Podría haber salido trasquilada, palideciendo en el envite. Pero no, porque ‘Tú sí sabes quererme’, ‘Soledad y el mar’ –podría parecer una adaptación de ‘Alfonsina y el mar’, pero no–, ‘Mexicana hermosa’ o ‘Rocío de todos los campos’ ni mucho menos se achican. Más bien al contrario, se muestran erguidas y con el mentón bien alto ante tamaños referentes. Solo por esa valentía, ‘Musas’ ya merece un aplauso, puestos en pie.
Calificación: 7,4/10
Lo mejor: ‘Tú sí que sabes quererme’, ‘Qué he sacado con quererte’, ‘Soledad y el mar’, ‘Tonada de luz de luna’
Te gustará si te gustan: Sílvia Pérez Cruz, Chavela Vargas, María Dolores Pradera
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