En 1963 Dusty Springfield rompió definitivamente con The Springfields, el trío familiar de folk-pop que la había llevado a la popularidad pero con el que ya no se identificaba artísticamente. En su última gira con ellos por los EE.UU. la música negra que oyó en escenarios y transistores le había seducido completamente y la impulsó a emprender una nueva dirección musical en solitario. Tras un par de singles de transición, en 1964 llegó el álbum ‘A Girl Called Dusty’, cuyo primer impacto lo proporcionaba la portada: atrás quedaban los anticuados vestidos que la cantante había llevado con su anterior grupo. La nueva Dusty lucía un formidable “total look” denim, pantalones incluidos, que servía de explícita declaración de nueva estética con una velada referencia a su identidad sexual.
El disco es uno de los grandes debuts del pop de los 60, en el cual Dusty pudo elegir repertorio de entre los estilos negros que la estimulaban: en su vertiente más pop, con versión de Holland-Dozier-Holland o del ‘Mama Said’ de las Shirelles, en su lado más funk con el ‘Mockingbird’ de Inez & Charlie Foxx y en los tonos más rhythm and blues gracias a versiones de Earl King o Ray Charles. Pero en el álbum también quedaba espacio para las baladas: además de una estupenda reinterpretación del reivindicativo ‘You Don’t Own Me’ de Lesley Gore, una de las tres canciones de Burt Bacharach y Hal David del disco es la apoteósica ‘Anyone Who Had A Heart’.
En los 60 los artistas británicos (en toda Europa, en realidad) no tenían muchos miramientos a la hora de regrabar un éxito trasatlántico copiando los arreglos al milímetro. Así que la versión de Dusty de la original de Dionne Warwick de 1963 no es una relectura radical. De hecho casi a la vez que Dusty la grababa en los estudios Olympic de Londres en enero de 1964, Cilla Black hacía lo propio pocos días después (en ambos casos con las Breakaways de coristas), también con un arreglo inspirado en el americano. La versión de Cilla estaba destinada a editarse en single, y por tanto fue la versión inglesa que se conoció primero, llegando al número uno de las listas para irritación de la mismísima Dionne Warwick.
Sin embargo, la versión de Dusty -aparecida en abril con la publicación del elepé- aporta toda una riqueza de nuevos coloridos en dos aspectos principalmente: por un lado en la voz, que en su interpretación se retuerce y tensa en una cascada de matices de desesperación y deseo como sólo Dusty era capaz de hacer. En el libro ‘Dusty’ de Lucy O’Brien, el ingeniero de sonido Brooks Arthur -que trabajó en ‘A Girl Called Dusty’- habla de su técnica frente al micro: “lo trabajaba al máximo, consiguiendo fantásticos sonidos en su interpretación vocal, acercándose y alejándose del micrófono, e incluso cantando de lado”. En ‘Anyone Who Had A Heart’ se aprecia perfectamente ese magistral viraje de tonos, del susurro de las estrofas al lamento de los estribillos. Todo un viaje de sentimientos expresados, que contrastaban con la brillantísima interpretación de Dionne Warwick, mucho más correcta pero también más plana.
El otro aspecto es el de la producción, que aunque acreditada a Johnny Franz, iba comandaba a medias con Dusty (quien no se cansó de reivindicar en los 90 que ella de hecho coproducía, hecho nunca reconocido en la sexista industria del disco). Entre los dos recubrieron la canción de un oscuro y prolongado eco, que se proyectaba en la voz, en la increíble y trémula guitarra (¡el armónico del minuto 0:53 pone la piel de punta!) y en ese fantasmagórico solo de saxofón barítono, casi pre-lynchiano. El resultado es algo atmosféricamente bello, un paisaje sonoro onírico y opresivo perfecto para esa letra de amor mal correspondido y desesperado.
“Cualquiera que alguna vez haya amado / Podría mirarme y saber que te quiero / Cualquiera que alguna vez haya soñado / Podría mirarme y saber que sueño contigo (…) No puedes tener corazón si me has herido de esa manera / Y has sido tan deshonesto. ¿Qué voy a hacer?”
Toda una suma de elementos que convierte a esta en la versión definitiva de una de las más innovadoras piezas de pop sofisticado bacharachiano (ese compás que alterna 4/4 y 4/5 fue uno de los primeros ejemplos de polirritmia en el pop occidental). El álbum marcaría el comienzo de una fructífera sucesión de “covers” de Bacharach y David a cargo de la cantante inglesa. De hecho, para septiembre del mismo año ya habría clasificado en la lista de singles su versión del ‘I Just Don’t Know What To Do With Myself’.
‘Anyone Who Had A Heart’ suena en el último Popcasting de Jaime Cristóbal, ya disponible en este enlace.