A veces las buenas intenciones no lo justifican todo. Dita Von Teese durante años ha creado todo un imperio gracias al burlesque, sus posados como modelo e innombrables productos de merchandising que la convirtieron en la más lista de clase, al menos en lo que a mercadotecnia se refiere. También ha hecho sus pinitos como cantante de la mano de Monarchy y en 2016 hasta se atrevió a versionar el ‘Do You Really Want To Hurt Me’ de Culture Club con la ayuda de Sébastien Tellier. Y aquí es donde precisamente debemos detenernos de cara al actual debut largo de Dita, ya que todas las canciones que aquí encontramos han sido producidas por Tellier y escritas por la esposa de éste, Amandine de la Richardière. Aunque el resultado, tristemente, deja con un sabor de boca muy agridulce.
La propia Dita en entrevistas promocionales ha afirmado que no tiene una gran voz y que se pone algo nerviosa cuando tiene que dar el cante en el estudio de grabación. Y lo cierto es que no nos queda otra que darle la razón. En pequeñas dosis puede colar como intérprete (ahí están sus featurings junto a Monarchy en ‘Disintegration’, ‘Black Widow’ o en la versión del ‘Girls & Boys’ de Blur que hicieron), pero el formato largo se le queda muy grande porque, más allá del susurro a lo Jane Birkin, sus cuerdas vocales carecen de personalidad y, sobre todo, técnica.
La mención a Birkin no está cogida al azar. La puesta de largo musical de Dita mama directamente de lo que la actriz y cantante hizo a finales de los sesenta y principios de los setenta con Serge Gainsbourg. No obstante, mientras el binomio Birkin-Gainsbourg funcionaba a las mil maravillas precisamente por el erotismo que ambos transpiraban, la unión creativa de Dita con Tellier se queda a medio camino por una producción reiterativa (¿acaso hay grandes diferencias entre ‘My Lips on Your Lips’ o ‘Bird of Prey’?) de pop retrofuturista que, pasados unos pocos minutos, pierde gran parte de su gracia. De haberse aliado con AIR muy probablemente el resultado hubiese sido mucho más atractivo y no les hubieran quedado diez canciones que podrían colar como banda sonora de una película soft porn a lo ‘Emmanuelle’.
Pese a lo intrascendente del disco (sin ir más lejos, en ‘Porcelaine’ directamente Tellier lleva las riendas vocales del tema, como si de antemano supiera que Dita no podría cantarla mejor que él) hay un par de momentos que tienen su pase: ‘Rendez-vous’, que podría haber formado parte del último y muy criticado álbum de M83; y ‘Fevers and Candies’, la pieza con el mejor estribillo de todo el lote, con diferencia. Aplaudimos a Dita que arriesgue y quiera probar suerte en nuevos ámbitos laborales, pero alguien le tendría que haber dicho tanto a ella como a Tellier que un nombre no lo es todo. Ambos han lanzado al retrete una oportunidad única que dudamos seriamente que vuelva a presentarse en un futuro.
Calificación: 4,5/10
Lo mejor: ‘Rendez-vous’, ‘Fevers and Candies’, ‘Porcelaine’
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