Recientemente, en nuestros foros ha tenido lugar una conversación sobre el concepto clásico de “diva” y sobre las artistas femeninas actuales que encajan o no dentro de ese concepto. Azealia Banks no es exactamente una diva en el estilo de Whitney Houston o Diana Ross, de hecho, es más bien un icono malogrado, pero en su nuevo single, ‘Anna Wintour‘, busca convertirse en una y vaya si lo consigue.
‘Anna Wintour’ es house como ‘212’, ‘1991’ o ‘The Big Big Beat’, pero sobre todo parece un homenaje a los tiempos en que artistas “one hit wonder” como Robin S, Ultra Nate o CeCe Peniston llenaban las pistas de baile de los 90 sin que nadie conociera sus nombres. ¿No tiene la base -a cargo de Junior Sanchez- un puntazo a ‘Dreamer’ de Livin’ Joy? ¿No suena a uno de esos “rare classics” del house que encuentras solo indagando en las cloacas de Youtube? La canción está siendo criticada por su final de 50 segundos instrumental, pero precisamente ese final conecta ‘Anna Wintour’ con el house primigenio y underground que se hacía para la discoteca, no para la radio.
Por supuesto, Azealia ha tenido siempre demasiada personalidad para ser una “one hit wonder” y se come ‘Anna Wintour’ gracias a su presencia vocal (ese primer pre-estribillo con falsete “show me that I believe”) y a su talento para el rap (aquí deja otro verso memorable). El tema incluso parece permitirse un auto-homenaje en su sucio pasaje gritado, que remite al momentazo altavoz de ‘Yung Rapunxel’. Sin mención verdadera a Anna Wintour, la icónica editora de Vogue, Banks añade con este single un nuevo clásico a su repertorio apto para el desfase y el hedonismo, o para una “boda gay”. Un temazo bailable, en cualquier caso.