Hit de Ayer: ‘Hand on Your Heart’ de Kylie Minogue, la sofisticación musical de la Factoría Stock Aitken y Waterman

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Hit de Ayer: ‘Hand on Your Heart’ de Kylie Minogue, la sofisticación musical de la Factoría Stock Aitken y Waterman

Una de las cosas más curiosas de la nueva aventura de Johan Agebjorn (un músico muy apreciado en JNSP y responsable principal del proyecto Sally Shapiro) no es que haya llevado su ochentismo hasta la conclusión más lógica, que es conseguir que canten sus canciones Ryan Paris y Samantha Fox (para la banda sonora de la película sueca ‘Videoman’), sino que en ‘Hot Boy’ (el tema de Sam Fox) su habitual sonido -basado en el italo-disco pero siempre con una pátina cálida y atmosférica- haya virado hacia una producción más dura y directa, absolutamente Stock Aitken y Waterman. Exigencias del guión, obviamente, pero no deja de ser fascinante verle lanzarse a la piscina y usar respingones bajos de Yamaha DX7 y expresionistas riffs de metales de Roland Juno para construir una canción pop de colores chillones que es pura radiofórmula circa 1989.

Colores chillones, sí, porque Stock Aitken y Waterman (o SAW, como también se les conoce) fueron los emperadores del pop directo y estridente. Cuando acertaban sus hits eran irresistibles y llenaban las pistas de baile y los top 10. Cuando no, esas mismas producciones con beats extremos herencia del Hi NRG, cantantes de dudosa calidad y melodías hiperglucémicas los acercaban al europop de saldo. Quizá sea esa falta de control de calidad la razón por la que treinta años después son apreciados, pero todavía con cierta distancia e ironía posmoderna. Algo que curiosamente no ocurre en el caso de otros workahólicos creadores con parecidos métodos industriales y similar descontrol de calidad, como Joe Meek por ejemplo.

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No es ningún secreto que Kylie fue su descubrimiento más duradero. El comienzo fue accidentado, porque -como cuenta Mike Stock en su libro ‘The Hit Factory’- la tuvieron esperando diez días en Londres para grabar su primer tema y casi se frustra el comienzo de tan fulgurante carrera. En realidad se habían olvidado de ella y tuvieron que componer una canción en unas pocas horas el mismo día que volaba de regreso a Australia (la canción resultó ser ‘I Should Be So Lucky’, y su toma vocal la hizo en 40 minutos). Era finales del año 1987, y tras el bombazo de ese tema Kylie reinó en 1988 con hasta seis singles dominando las listas.

Tras ese agotador año, SAW prepararon con mucha cautela el segundo LP de la australiana, del que ‘Hand on Your Heart’ tuvo el honor de ser el single de lanzamiento. Muchas canciones de Kylie son construcciones perfectas de pop, pero ésta llega un extra más lejos, con un estribillo glorioso que -viejo truco de la casa- abre la canción a modo de gancho difícil de resistir (pero que en la única versión del vídeo oficial aparece castrado):

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Un estribillo que se repite de manera circular e hipnótica hasta el infinito: “pon tu mano en el corazón y dime que todo se ha acabado / no te creeré hasta que pongas tu mano y me digas que somos historia”. Pop mayúsculo.
‘Hand on Your Heart’ es -además de una composición de Stock y Aitken en la apoteosis de su talento melódico- un ejemplo excelente de la sofisticación musical de muchas de las piezas de su “Factoría de Éxitos”, un aspecto de su obra del que no se habla suficientemente: las estrofas tienen una estructura de acordes mucho más sofisticada que la habitual obviedad de muchos de los hits de europop con los que compartían listas. En la canción se aprecia una raíz deudora de la música americana (disco, funk, sonido Philadelphia) en esa brillante secuencia de acordes de piano “house”. Por otro lado, hacen uso de otro de los grandes trucos armónicos de SAW: incluir una modulación (cambio de tono) entre estrofa y estribillo, un recurso que inconscientemente eleva la canción unos centímetros del suelo, y que Neil Tennant siempre envidió de la pareja de compositores Stock y Aitken (finalmente consiguió aplicarlo con gran acierto en ‘Being Boring’).

Pero el verdadero tesoro de la canción -hay que insistir- son sus melodías, y cómo armonizan con la base de acordes. Precisamente por eso la versión de José González de 2006, celebrada por muchos como una inteligente relectura, traiciona en realidad el alma de la canción, optando por escoger una lamentable secuencia de acordes menores que desvirtúan toda la gracia de la original, revistiéndola de un supuestamente pintoresco afligimiento faux-folk; otro intento de validación de la cultura “de bajos vuelos” desde el firmamento de la intelectualidad indie-pop que se estrella contra los arrecifes. La reinterpretación de la propia Kylie en sus ‘Abbey Road Sessions’ adolece del mismo error. ¿Qué problema hay en el maravilloso confetti y oropel de la original, en sus emocionantes armonías vocales con coros de Miriam Stockley y del propio Mike Stock? ¿En la martilleante caja de ritmos Linndrum o en el mítico micrófono Calrec que usaban para las voces? ¿En su masterización de los discos reduciendo el bajo a la mínima expresión para ganar por goleada la “loudness war” de segunda mitad de los 80?

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Entre 1985 y 1991 la “Hit Factory” de SAW produjo canciones a ritmo industrial, maximizando el modelo de la Motown hasta casi inundar el mercado. En esa avalancha de lanzamientos había mucha basura, sí, pero también muchos destellos de fabuloso pop, como la canción que hoy nos ha ocupado. Si a esto sumamos un sonido propio e instantáneamente reconocible, no es de extrañar que su fascinante maquinaria creativa haya sido objeto hasta de tesis doctorales.

‘Hand on your Heart’ suena en el último Popcasting de Jaime Cristóbal, ya disponible en este enlace.

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