Si hay algo que no se le puede discutir a Will Sheff como artista es que es capaz como pocos de reflejar con precisión su estado de ánimo y su periodo vital en sus obras como Okkervil River. Si ‘Away’ sonaba taciturno, melancólico, devastado, era porque atravesaba una etapa difícil, desencantado con la industria musical, con buena parte de sus músicos de confianza abandonando el proyecto y la muerte de su abuelo ensombreciendo su vida. Del mismo modo, este ‘In The Rainbow Rain’ muestra a un Sheff animado y estable, feliz y encantado de jugar con sus canciones, cercano al que presentaba en discos como ‘I Am Very Far’. La clave de su recuperación anímica, dice, está en la terapia psicológica, combinada con la ingesta controlada de setas alucinógenas y su visita regular a reuniones de cuáqueros, la rama pacifista de la iglesia protestante.
Eso le ha dado una conexión espiritual profunda que le lleva a dar gracias a la vida, en lugar de maldecirla. Una energía positiva que se filtra en todo este nuevo álbum desde que afronta, nada más arrancar, un episodio traumático de su infancia, cuando tuvo que permanecer durante años postrado en una cama y convivir con un tubo incrustado en su garganta que le mantenía con vida. Esa circunstancia que pendía sobre algunas de sus canciones (en ‘Pink Slips’ del confesional ‘The Silver Gymnasium’ ya hablaba de algo que le sucedió con 10 años y le cambió para siempre) es afrontada de manera explícita en ‘Famous Tracheotomies’: con sentido del humor, resta dramatismo a aquel episodio recordando a otros artistas populares que también padecieron la misma intervención, como Gary Coleman (el protagonista de ‘Arnold’), la cantante de la Motown Mary Wells, el poeta Dylan Thomas o Ray Davies de The Kinks. La forma en que remata la canción rememorando con un teclado la melodía más reconocible de ‘Waterloo Sunset’ –al estilo en que lo hizo con ‘Sloop John B’ en ‘John Allyn Smith Sails’, del gran ‘The Stage Names’– no podía ser más emocionante.
Este es apenas el comienzo de un álbum que celebra la vida, recuperando al Sheff más enérgico y positivo, aupado por una nueva banda que le arropa de manera tan poderosa como sencilla (los teclados y la voz de la recién incorporada Sarah Pedinotti cobran un gran peso) y le cubre las espaldas de manera fantástica, alcanzando momentos de gran intensidad donde nos recuerdan a Fleetwood Mac, en la fabulosa y uptempo ‘Pulled Up The Ribbon’, y hasta a la E Street Band, en el superlativo crescendo de ‘The Dream and The Light’. Esta es, sencillamente, una de las mejores canciones que Sheff ha escrito en los últimos años, incluso a pesar de su retorcida estructura sin estribillos –los versos rematan con el gancho melódico–, con su poesía potente (se percibe cierto sesgo político en ella) y su manejo de la intensidad, con ese enorme solo de saxo, los coros, la parada previa al final antes de recuperar la fuerza…
Estas dos cumbres del álbum son secundadas, esta vez, por más canciones notables, como el socarrón single ‘Don’t Move Back To L.A.’, en el que implora a sus amigos que no se muden a la ciudad de California como la mitad del artisteo yanqui, una ‘Loving Somebody’ que parece guiñar un ojo al AOR ochentero, ‘Shelter Song’, una canción enternecedora inspirada por la experiencia de su pareja en un albergue de animales abandonados o maltratados, y ‘External Actor’, una encantadora y juguetona balada country a lo Lambchop –aunque su críptica letra parece un sombrío mensaje a su yo de juventud–. Hay otros cortes –‘How It Is’, pese a sus encorajinados coros; ‘Family Song’– que mantienen un perfil más bajo, pero que apuntalan ‘In The Rainbow Rain’ como un trabajo que revela la reparación anímica de Will Sheff y la rehabilitación de Okkervil River como uno de los grupos norteamericanos de rock más interesantes de su generación.
Calificación: 7,4/10
Lo mejor: ‘The Dream and The Light’, ‘Pulled Up The Ribbon’, ‘Don’t Move Back To L.A.’, ‘Famous Tracheotomies’, ‘Shelter Song’
Te gustará si te gustan: tanto Fleetwood Mac y Bruce Springsteen & The E Street Band como la americana
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