Natalie Prass / The Future and the Past

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Natalie Prass / The Future and the Past

Natalie Prass tenía otro disco de (des)amor sobre una “relación horrible” casi listo antes de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016. Pero esta circunstancia impulsó a la cantautora de Richmond a descartar parte del material que había compuesto hasta el momento y escribir nuevas canciones que reflejaran su malestar con el estado de un país que, en sus palabras, ya apenas reconocía. El resultado es el vibrante, exquisito y también algo irregular ‘The Future and the Past’.

Para entender ‘The Future and the Past’ es importante, en primer lugar, hablar sobre el simbolismo de su cubierta. Ataviada con un traje de chaqueta de cuadros de colores y una blusa amarilla, y con un lazo rosa en el pelo, Prass busca en la mencionada portada representar un estilo que, en sus propias palabras, se sitúa entre lo masculino y lo femenino. La rosa amarilla cosida en una de las mangas de la camisa (que no se aprecia en la portada, pero sí en la sesión de fotos) simboliza, en palabras de Prass, el movimiento de las sufragistas de los años 60. El “pasado” siempre alimenta el “futuro”.

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En ‘The Future and the Past’, el diálogo de lo “masculino” y lo “femenino” se traduce en una secuencia de canciones que se mueven entre la dulzura del single principal, la “delicatessen” disco ‘Short Court Style’, y la suciedad del segundo, el himno a la sororidad ‘Sisters’, una suciedad procedente de los ritmos del gangsta funk en los que Prass se ha inspirado, y presente también en canciones como ‘Oh My’. En la mayoría de casos, las canciones de ‘The Future and the Past’ fusionan ambos mundos, como es el caso de ‘Hot for the Mountain’, que alterna disonancia con sonoridades de gran belleza, muy Marvin Gaye, o la cuca balada ‘Never Too Late’.

Estas influencias que tanto alejan a Prass de su barroco y preciosista debut se asientan en el disco con autoridad, pero la Prass de antaño sigue estando presente en los momentos más vulnerables del disco, como el baladón ‘Lost’ o la muy Brill Building ‘Far form You’, que Prass dedica a Karen Carpenter, una mujer, en sus palabras, “incomprendida” que fue víctima del machismo de su época, y con quien asegura identificarse debido a su parecido físico y también al sexismo que ella misma ha experimentado en la industria. No tan buenos resultados producen, en su lugar, la psicodélica ‘Ship Go Down’ o ‘Nothing to Say’, muy exquisitas en cuanto a arreglos, pero de composición algo pobre.

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Aunque Prass por supuesto sigue siendo una vocalista de gran personalidad (es un verdadero regalo oírla cantar) y ‘The Future and the Past’ vuelve a ser un gustazo como obra musical rica en arreglos y de impoluta producción -por parte del excelente Matthew E. White-, quizá el álbum sí habría necesitado canciones un poco más carismáticas para acercarse al impacto que produjo el debut de Prass, uno de los mejores de su año. Siendo una obra de calidad, no escapa algún momento con olor a jam session (‘Ain’t Nobody’) y la segunda mitad del disco, pese a tener sus momentos, es claramente un bajón respecto a la primera. Un buen trabajo, en cualquier caso, pero también una pequeña decepción para los fans que, tres años después, esperaban que con su segundo trabajo Prass se consolidara como una grande. Con este disco, de momento, no va a dar ese gran salto.

Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘Short Court Style’, ‘Sisters’, ‘Hot for the Mountain’, ‘Lost’, ‘Far from You’
Te gustará si te gusta: Amber Coffman, Father John Misty, Leon Bridges
Escúchalo: Spotify

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