Cuando el ‘Witness Tour’ llegue a Barcelona a finales de este mes, Tove Styrke NO será la telonera de ese show. De hecho, mañana en Estocolmo es el último concierto en el que Katy Perry y Styrke pisarán el mismo escenario. En España la telonera será Hailee Steinfeld. No obstante, merece la pena detenerse en el que fue su show por ejemplo en Zurich, tras lo reivindicable que ha sido su último disco, ‘Sway‘, que tanto hemos recomendado desde la redacción.
El papel de telonero es siempre desagradecido: no puedes actuar con más volumen que el artista principal, la gente no te termina de hacer caso o saber siquiera quién eres y en el peor de los escenarios el público ni ha llegado al recinto. Esto al menos no fue el caso del estadio suizo, con una mayoría inmensa de los 13.000 asistentes ya dentro del Hallenstadion a las 19.30 de la tarde, cuando era la hora programada para Tove Styrke.
Entre los puntos positivos de su show, hay que destacar el sencillo set que dispuso, con unas mamparas preparadas para recibir luz y color sobre las tablas. También acompaña un buen y breve setlist en el que caben las pegadizas ‘Mistakes’, ‘Say My Name’ o ’Sway’, tres de las grandes canciones del pop reciente. En ‘Say My Name’, Tove Styrke se empeña en hacer cantar a la gente los “papapapá” de la letra y lo consigue. Hacia la mitad, introduce su versión de ‘Liability’ de Lorde como una de sus «canciones favoritas» del mundo mundial. No añade mucho, pero entretener, entretiene.
Por el contrario, Tove Styrke abusa de pre-grabados como es mala costumbre en el pop reciente, poniendo sobre la mesa cierta falta de presencia escénica, al menos en un estadio de esta magnitud. Si en ‘Say My Name’ no estás escuchando ni una guitarra en directo, ni tampoco a menudo su voz, cabe preguntarse para qué demonios has asistido a su concierto. ¿Para cantar tú? Como siempre, es comprensible que los vocalistas que vuelan o hacen piruetas por el escenario, se sirvan de una segunda voz pregrabada, pero si ni siquiera llevas ese tipo de show y ya estás pasando de cantar en vivo hasta el título de tu pequeño hit, estamos ante un claro ejemplo de «mal empezamos»… 6.