Meister of the Week: Marem Ladson habla sobre lo vintage, la 2ª vida de las cosas… y sacarse un dinero en Wallapop

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Meister of the Week: Marem Ladson habla sobre lo vintage, la 2ª vida de las cosas… y sacarse un dinero en Wallapop

Marem Ladson ha debutado con un disco muy interesante y variado que no se limita a los sonidos de cantautor/a o de americana en la onda de Núria Graham o Joana Serrat, sino que también incluye pistas tan ancestrales como ‘Born’, tan bailables como ‘West’ o tan retro como ‘My Corazón’. La cantante, de 20 años, y estudiante de 3º de Relaciones Internacionales, carrera que escogió por su interés por la Cooperación Internacional y la Crisis de los Refugiados, es nuestra nueva invitada en «Meister of the Week». En esta sección auspiciada por Jägermusic, un artista nos revela su pasión más friqui, en qué consiste su trabajo diario o su afición más insospechada. Marem ha escogido hablar de Wallapop por diversas razones.

¿Por qué has escogido hablar de Wallapop en esta sección?
No soy friqui de nada en particular, pero me gusta dar una segunda vida a las cosas, a la ropa, a los muebles, lo vintage. No me gusta comprar cosas nuevas, me gustan las cosas reutilizables, en buen estado de conversación. Soy ahorradora, siempre veo una oportunidad de venta en algo. Pienso en gangas (risas).

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«Los sofás, bolsos, collares, joyas… de mi tatarabuela me llamaban más la atención que la modernidad»

¿En tu casa había tradición de ir a los mercadillos los domingos, como se hace en Alemania, por ejemplo, con todos esos puestos con tazas viejas, platos…?
No había esa tradición, pero sí había un montón de cosas de mi abuela en la aldea. Soy de Galicia y vivimos en el centro, pero también tenemos una casa en el pueblo, con sofás, bolsos, collares, joyas… de mi tatarabuela, y todo eso me llamaba más la atención que la modernidad. Ha marcado mi estilo, mi forma de consumir. Cuando estuve viviendo en Estados Unidos, íbamos al «flea market», creo que no era todos los domingos, sino uno al mes, para buscar cosas baratas, cámaras antiguas…

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¿En qué parte de Estados Unidos estuviste y cómo recuerdas la experiencia?
Entonces no conocía Wallapop. La gente usaba Craigslist, que yo no usaba pero era muy común. Fue una experiencia enriquecedora. Estuve estudiando un año en el instituto. Fue una experiencia muy distinta porque es enorme, el estado de Texas es más grande que España. Todo está lejísimos. La gente es ultra religiosa, ultra conservadora, y acabé un poco harta, pero bueno (risas).

Por lo que dices, lo que más te interesa son los muebles…
No es lo que más me gusta, pero desde que me vine a Madrid, me he dado cuenta de que la gente tira las cosas y las deja en la calle y me da mucha rabia (risas). Me encuentro muebles, los subo a casa, los tengo un mes y al final les termino sacando fotos y vendiendo. Si la gente se planificase un poco las mudanzas, podría venderlos en vez de tirarlos (risas).

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También puedes llamar al 010 para que se los lleven…
Yo lo he hecho, para que mi portero no se vuelva loco por las cosas que le dejamos ahí (risas), pero bueno.

No restauras los muebles, ¿verdad?…
No.

¿Qué tipo de cosas te has encontrado tiradas por la calle?
Una vez cogí una especie de cajonera, una mesilla, y acabé tirándola porque no la conseguí vender. Otra vez cogí un espejo, una planta que yo creía que era verdadera pero resultó ser falsa (risas) y una lámpara. Estuve todo el curso pasado con la plantita y el espejo y al final lo tiramos. Pero sí vendí una alfombra caída del cielo, súper bien enrolladita, preciosa, muy grande, para el salón. Entre lo que me costó subirla, porque pesaba una barbaridad, y lo que me habría tenido que gastar en la tintorería, al final no la usé. La acabé vendiendo por 80 euros, y no me había costado absolutamente nada (risas). Entre medias, tuve que hacer una mudanza, por lo que al final me costó algo de dinero, y el esfuerzo de llevarla de casa a casa…

Tienes una cultura de aprovechamiento alucinante, de «nada se tira» que a mí también me han inculcado…
¡¡Nada, nada!! En el piso en el que he entrado había un montón de mesas, no sé por qué. Pregunté: «¿las puedo tirar?». «Sí». Pues las vendí todas (risas). Y unos colchones debajo de las camas. Al final me saco mis dineros.

Y no eres tanto de comprar…
Soy más de vender.

¿Nunca has comprado nada?
Sí, sí, sí. Una camiseta, lo típico, unos vaqueros que me gustaban, nada especial.

¿Y te valían los vaqueros?
Sí… También he hecho alguna vez lo de comprar y volver a venderlo si no me gustaba.

¿Pero perdiendo dinero?
No, no, yo siempre gano (risas). Si voy a perder no lo vendo.

«Soy más de vender que de comprar en Wallapop. Al final me saco mis dineros»

¿Nunca-nunca abres la APP a ver qué se está vendiendo?
Ahora estoy buscando una guitarra, he encontrado una, pero el chico lleva sin contestarme un mes. Parecía majo, pero no sé, lleva mucho tiempo sin conectarse. Pero me gusta más para vender, hago negocio, aunque la gente es muy rata. Si pones algo a 50 euros, te piden 40, así que lo pongo a 60 para que me pidan 50 (risas).

¿Cómo es la guitarra que quieres?
Me quiero comprar una Jazzmaster japonesa, es intermedia entre la americana y la mexicana. Está bien de precio y es roja, me gusta mucho.

¿Qué tiene de especial respecto a la que ya tienes?
No tengo una eléctrica. Tengo una acústica, y como el disco que he hecho es todo con eléctrica…

… pero tú tocas la acústica.
Sí, siempre he tocado la acústica, aprendí a tocar con acústica, todos los conciertos que he dado en solitario han sido con acústica… pero ahora con banda también toco con una eléctrica prestada. Voy con banda con batería, guitarra, bajo y teclado, y yo también a la guitarra.

¿Recuerdas cómo te enganchaste a Wallapop?
No sabría decir a raíz de qué, pero sí que me ha permitido muchas veces sacarme un dinero para decir: «esta noche salgo, vamos a tomar unas copas».

¿Alguna mala experiencia?
Me estafaron. Vendí una Playstation, y se la vendí a un chico supuestamente de Pennsylvania. Me estafó. Yo vendía la Play y unos videojuegos, me dijo que mirase los gastos de envío, que los pagase yo, y que cuando le diera los códigos de envío me pagaba los gastos y la Play. La Play se envió, nunca me pagó y lo peor es que yo estaba tranquila porque recibía emails falsos de ING de una cuenta falsa que se había hecho él. A los dos o tres días recibió la Playstation y ya no volví a saber. Hay que tener mucho cuidado y ahora lo están cuidando más con los envíos a través de la APP, creo que ya no son solo a través de Correos. Pero bueno… lo mejor ha sido vender cosas que no me han costado nada…

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