¿Feliz? cumpleaños, Róisín Murphy

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¿Feliz? cumpleaños, Róisín Murphy

Quienes creemos que el de Róisín Murphy ha sido uno de los grandes talentos de los últimos 25 años vivimos con enorme pena la polémica suscitada ayer a través de su Twitter, justo un día antes de su cumpleaños, el 45º, por si a alguien se le escapaba la relevancia del dato. Es triste que la responsable de una docena de hits incontestables junto a Moloko, de discazos como el conceptual, sobre la ruptura de su pareja en Moloko ‘Statues‘, o ya en solitario ‘Ruby Blue’ junto a Matthew Herbert y ‘Overpowered‘, tenga que dirigirse a la industria para reivindicarse a sí misma. Róisín cargó contra Vice, BBC o Popjustice, echándoles en cara su falta de apoyo después de 25 años en esto. Aunque hubo alguna que otra salida del tiesto.

Róisín Murphy estrenó en Madrid su nuevo espectáculo hace unas semanas ante 10.000 personas. El «clipping» de prensa que quizá ha recibido la artista o, peor, las promotoras, no ha debido de ser el mejor precisamente. La cantante era uno de los grandes reclamos de Paraíso Festival, la gran cabeza de cartel del sábado, pero optó por un setlist difícil, con apenas un par de hits conocidos por todos (‘You Know Me Better’ acortada y distorsionada, y ‘Sing It Back’ como final), y un montón de canciones desconocidas y obtusas, las correspondientes a sus últimos discos y sesiones de estudio, que no gustaron mucho a las masas. Más adecuado para una sala de 500 o 2000 personas pese al colorido vestuario y las trabajadas escenografía y pantallas, el show decepcionó a todo aquel al que se me ocurrió preguntar.

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Es loable que Róisín esté haciendo cosas diferentes y arriesgadas, que no corra detrás de las modas, que no llame a los productores o productoras de los que ya habla todo el mundo (que pase de trabajar tanto con Diplo como con Grimes) y que permanezca a lo suyo. Lo sorprendente es que sus tuits de ayer denotan que tan a lo suyo no está, que quiere ser relevante, y ahí es donde tenemos un problema. Murphy sacó los colores a Peter Robinson de Popjustice, quien en principio negó encontrar en los archivos de su influyente site críticas negativas hacia ella. No tardaron en emerger en sus propios foros unos tuits demoledores hacia la cantante desde la cuenta de Twitter de Popjustice. También podemos darle la razón en cuanto a Vice: ¡basta ya de hablar de ‘Sing It Back’ como si Róisín no hubiera hecho otra cosa! Pero su reclamación a BBC 1 «pinchadme de una puta vez» es mucho más extraña. Por mucho que la prestigiosa Annie Mac le haya prometido que este viernes va a pinchar su nuevo single ‘Plaything’ en su programa (un oasis de electrónica en la emisora), no me puedo creer que Róisín haya pensado por un momento que esta canción podía entrar en rotación en la todopoderosa Radio 1. ¿Se le ha ocurrido encender esta emisora en casa o en el coche? ¿Acaso le gusta lo que se pincha en ella? ‘Plaything’ no es una composición ni una décima parte de lo comercial que suena en su cabeza y desde luego no pega nada entre ‘Back to You’ de Selena Gomez y el poso latino de ‘I Like It’ de Cardi B y Bad Bunny.

No quiero caer en la obligatoriedad del sentido del humor. Parece que una persona tiene que estar de buen humor 24/7 y que no puede tener un mal día, pero la verdad es que, por el mismo personaje que siempre hemos visto en vídeos y sobre el escenario, se ha echado de menos algo de sentido del humor en los tuits de Róisín, tomándose demasiado en serio el carácter irónico del Twitter de Popjustice, mordaz y divertido, y en general una broma continua. Christina Rosenvinge lo tuvo para soltar en una entrevista hablando sobre lo desacertado de sus singles: “No tengo mucho sentido comercial, como se puede observar a lo largo de mi carrera”. Y una declaración así esperábamos más bien de la persona que incluyó en el libreto de ‘Overpowered’ la chanante cita: «me han fichado en EMI porque les recordaba a Robbie Williams».

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Y qué tiempos aquellos. Fue su mejor año. Tuve la suerte de vivir en Berlín el año de edición de ‘Overpowered’ y allí su influjo fue mucho mayor incluso que en nuestro país. Berlín todavía es una de las ciudades más fieles a Róisín como se puede observar en Spotify (Madrid aparece justo por detrás en 4º lugar), ‘Overpowered’ no salía de ninguna manera de los CD’s más vendidos del Saturn de Alexander Platz y sus sencillos eran pinchados todas las semanas en Berlin Hilton y todos los meses en el London Calling de Schwuz, entre otros muchos lugares. Ver a cientos de personas bailando ‘Let Me Know’, ‘You Know Me Better’ y ‘Overpowered’ todos los días que salía es uno de los recuerdos musicales más felices de mi vida. Hubo un concierto en la ciudad alemana en enero de 2008 para el que se agotaron las entradas con muchas semanas de antelación y para el que la gente buscaba ticket a la desesperada. En aquel momento percibía a Róisín como la verdadera puta ama, como la inminente nueva reina del pop. Después… mi sensación, al menos hasta ahora, es que no había querido seguir siéndolo. La hacía enfadada porque su segundo disco en solitario ciertamente no vendió los 5 millones de copias que merecía sino ¿200.000? (fue disco de plata en UK, oro en Bélgica, poco más). Solo por eso podía ser que cuando estaba en la cumbre de su carrera en cuanto a base de fans se retirara de los escenarios, cancelara un disco rollo «girl group» que llegó a comentar, lanzara una decena de singles que no estaban mal pero no eran lo mismo, y finalmente no volviera a sacar disco hasta… ¡¡8 años después!! Un par de álbumes casi consecutivos que no han revitalizado su popularidad, pero sí han recibido muy buenas críticas, en general. ‘Hairless Toys‘ tiene un 80/100 en Metacritic y ‘Take Her Up to Monto‘ un 77/100. La verdad es que hacía a Róisín a su bola, totalmente satisfecha con haber sabido llegar a la prensa especializada y al público más iluminado.

Por eso choca tanto ver a Murphy quejándose de que no recibe apoyo mediático. Un poco como cuando Fangoria se quejaban de que nadie les hacía caso en los Vulcano, cuando salían a página doble en el entonces todopoderoso Tentaciones. Lo que querían Fangoria era dinero y lo que quiere Róisín Murphy es lo mismo o, como mínimo, reconocimiento popular y para eso, tal y como está el mercado, sus palabras suenan algo desubicadas. Podríamos hablar de la dictadura de las playlists de hits de Spotify, que todo lo controlan hoy, donde no caben autores mayores, mucho menos autoras mayores, ni canciones que se salgan de ciertas sonoridades; podríamos hablar de lo poco arriesgado de las radiofórmulas, tantísimos meses por detrás de lo que escucha la calle; de la muerte del underground tal y como lo conocíamos; de lo poco abierto que está el público a escuchar cosas realmente distintas; de la poca paciencia que tenemos para decidir si nos gusta algo; del poco respeto de las radios por los artistas mayores que tantos hits han entregado… pero sorprenderse de que un single con una intro experimental que dura 30 segundos no esté funcionando es tener un desconocimiento absoluto de cómo funciona la industria a día de hoy. Vale, el vídeo usa un «radio edit», pero ese «edit»… ¡no está en Spotify! Spotify paga cuando se reproducen 30 segundos de tu canción, y eso ha aniquilado las intros de las canciones pop como apuntaba recientemente The Guardian. La gente no puede parar de hacer «skip» y eso está afectando a la duración y estructura de las canciones. ¿De verdad alguien cree que había esperanza para ‘Plaything’? ¿No grita su larga intro un «skip» como un piano del oyente casual?

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Puestas las cartas sobre la mesa, sólo cabe esperar que si Róisín Murphy de verdad quiere volver a ser relevante, sea capaz de encontrar su camino sin traicionar su propio sonido, como han logrado Fangoria y a lo grande, después de una década (de los 90 en su caso) de vacas flacas. Estoy segurísimo de que su teléfono esta mañana no está parando de sonar y no solo para desearle un «feliz cumpleaños» sino para que concrete en The Guardian, NME o donde quiera lo que le pasa por la cabeza. Del análisis y el debate quizá salga algo que pueda llegar a la gente, si ya hubo un ‘Things to Make and Do’ después el extraño ‘I Am Not a Doctor’, y un ‘Overpowered’ después del jazzy ‘Ruby Blue’.


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