La gallega asentada en Madrid Marem Ladson ha debutado este año con un disco homónimo muy recomendable que no se limita a los sonidos de cantautor, dejando canciones bailables como ‘West’, más cercana a los primeros Strokes; o ‘Born’, vinculable a los sonidos ancestrales de Ibeyi. La cantante, de 20 años, nos habla sobre el disco, sobre por dónde cree que irá su futuro o sobre su carrera, Relaciones Internacionales. Este 31 de julio actúa en Madrid, a las 19.00 en el Teatro Real, y después aguardan el Festival Noroeste (10 de agosto en A Coruña), Ewan Fest (11 de agosto en Salinas) y Cambados el 16 de agosto.
Creo que hemos tenido que ajustar el día de esta entrevista porque antes estabas de exámenes, ¿qué estás estudiando?
He acabado 3º de Relaciones Internacionales, son 4 años de carrera, me queda uno, que me estoy planteando aparcarlo para no ir tan agobiada, porque entre conciertos, promo… Voy a acabar la carrera por la inversión de tiempo y dinero, aunque esté en la Complutense, que es una universidad pública, que ha hecho mi madre. La gente me pregunta: «¿por qué estudias esto, es por tener un plan b?». ¡No! Me interesa, es importante tener otro conocimiento aparte de la música. Quiero saber cómo funciona el mundo. Estoy estudiando Derecho, Economía, Política, las redes de poder y es muy interesante.
¿Crees que lo que estudias puede terminar influyendo tus letras?
Ahora estoy retratando más bien mi entorno, relaciones personales. A lo mejor me sale escribir canciones más políticas, de protesta, quién sabe, pero de momento no. Me gusta que la gente haga las cosas de manera natural. De momento no me sale. Me encantaría escribir canciones en contra de las políticas de Trump, pero si no me sale sería forzado y me saldría una canción de mierda (risas). Me sale hablar de cosas íntimas.
«Si el fin de la cooperación es acabar con el hambre del mundo y lograr el desarrollo de los países, ¿cómo es que no se ha conseguido todavía? No hay una voluntad verdadera de los estados que tienen el poder. No hay interés»
¿Qué parte de Relaciones Internacionales te interesa más?
La cooperación internacional y el tema de los refugiados. Me parece inquietante que siga existiendo algo como la cooperación. Si el fin de la cooperación es acabar con el hambre del mundo y lograr el desarrollo de los países, ¿cómo es que no se ha conseguido todavía? No hay una voluntad verdadera de los estados que tienen el poder. No hay interés. Es un instrumento que se usa en los estados desarrollados para limpiar la conciencia de la gente. «Pues mira, donas dinero a esta organización y ya te sientes mejor». Y luego con los refugiados, la mentalidad de la gente es preocupante. ¿Cómo puede haber tanta gente que no entienda por qué tienen que irse, que están huyendo de guerras que hemos creado o financiado nosotros muchas veces? Cuanto más lo estudio, más rabia me da.
¿La Complutense te permite especializarte en un tema y tú has escogido ese?
La Complutense no está muy centrada en cooperación pero yo he investigado por mi cuenta. Me he leído, por ejemplo, ‘Blanco negro busca negro pobre’, que te abre mucho los ojos. Te planteas si realmente estamos haciendo algo útil con la cooperación o está mal enfocada.
¿Cómo empezaste en esto de la música?
En 4º de la ESO o 2º de Bachillerato, porque a los 15 años estuve estudiando en Houston. Al volver, empecé a tocar, a la gente le gustaban mis canciones, y me dije «voy a intentarlo». Cuando me vine a Madrid estudiar, empecé a trabajar con Mont Ventoux, apostaron por mí, que es importante que crean en ti y a raíz de eso grabé este disco. Siempre he estado escribiendo canciones y este disco es una recopilación de lo que he ido haciendo.
«‘For and About’ es una canción que claramente hice a los 13 años, es de amor. No me arrepiento porque era lo que sentía con 13 años, pero en las últimas, la temática ha ido evolucionando»
¿Qué canciones son las más viejas?
‘For and About’ es la más vieja. Por letra y temática, es una canción que claramente hice a los 13 años, es de amor. No me arrepiento porque era lo que sentía con 13 años, pero en las últimas, la temática ha ido evolucionando. ‘Losing Control’ o ‘Woods’ son más introspectivas, sobre ir madurando, descubriendo quién eres. ‘Shades of Blue’ habla de las aspiraciones que uno tiene, sobre la zona de confort, las cosas que te gustan pero no te inspiran… ‘All My Storms’ la escribí con 15 años en EE.UU., y ‘Shades of Blue’ ya con 19. Evidentemente estoy trabajando en algo nuevo, pero está bien aceptarse y no arrepentirse, les tengo cariño a las más viejas.
¿No tienes ese miedo de que se pierda la frescura de los inicios?
El segundo disco es duro porque para el primero has tenido todo el tiempo del mundo y para el segundo no hay tanto. Pero gracias a Dios, considero que tengo cierta facilidad para las melodías y tengo ya cosas. Y cuento con el apoyo de mi banda. Tocando juntos empiezan a surgir otro tipo de cosas. Las nuevas canciones sonarán más sólidas, porque con el primero, yo escribía, luego pensaba los arreglos, se añadían los bajos… poco a poco. El siguiente va a ser más consolidado al tocar ya todos juntos. Va a sonar más banda, más rodado. Es la idea que tengo, aunque ya veré.
Este disco es muy variado, hay temas tipo cantautor, alguno de bailar, otro más introspectivo… ¿tú lo ves también variado u homogéneo?
Yo quería que sonara a Marem Ladson, que la gente supiese que soy yo. Tengo 20 años, estoy construyendo mi persona, algo normal a mi edad, y no me preocupa en absoluto. Iré evolucionando, y tendré más claro a qué quiero sonar. Hice el disco que me dio la gana: ‘Born’ es a capella, porque mi hermana y yo la cantamos en la cocina de casa, tengo esta grabación y la quiero así y ya está. En otra quería épica final a lo Nick Cave, otra canción que terminara en plan guitarra y voz, tipo cantautora, ‘West’ es casi bailable… Cada una es lo que quería hacer. El segundo me gustaría que fuera más unificado, me apetece hacer algo más redondo.
«Me inquieta que la gente esté tan desconectada de la naturaleza. Yo personalmente necesito volver a Galicia y tocar un árbol, me hace sentir súper tranquila»
‘Born’ tiene un punto espiritual, ¿en qué te has inspirado? ¿te recuerda a algo de tu infancia?
La letra es una oda a la naturalieza, a las raíces, porque me inquieta que la gente esté tan desconectada de la naturaleza, y en Madrid con la contaminación y los móviles… Yo personalmente necesito volver a Galicia y tocar un árbol, me hace sentir súper tranquila. Para otra gente será la playa, para mí es el bosque. Queríamos que el sonido fuera espiritual porque es un canto al origen, a no necesitar nada más que lo más puro.
¿No te vale con el Retiro o la Casa de Campo?
(risas) Es que la contaminación… desde que he llegado tengo alergia, no sé a qué, pero me levanto estornudando todos los días.
¿’West’ puede ser una canción clave, de cara al próximo disco?
No es de las últimas, para la gente que me conoce desde el primer momento es un clásico mío. Con guitarra y voz era súper folkie y le quise dar una vuelta al grabarla para que no fuera tan folkie. Me apetecía que el disco fuera más variado, que no fuera en plan cantautora, que es algo que me gusta muchísimo pero tampoco me representa al 100%.
He leído que sueles citar a Bob Dylan y Joni Mitchell como influencias.
Es lo más básico para mí. Me ayudan a componer, a pensar estructuras, son mi influencia básica para componer porque me parecen flipantes. En sonido no me influyen tanto porque no quiero en este momento ser una cantautora como Joni Mitchell. Me gusta Angel Olsen porque son canciones más desgarradoras, más viscerales.
¿Hay algún disco en concreto de estos 3 artistas que tengas como música de cabecera o eres de canciones sueltas como las nuevas generaciones?
Soy de canciones sueltas efectivamente. Nunca he encontrado un disco entero que diga: «DIOS». Me parece flipante ‘My Woman’ de Angel Olsen, me gusta mucho ‘Blue’ de Joni Mitchell. A ver, los típicos, los clásicos que descubrí cuando tenía 12 años y de repente me encontré con estos artistas. Descubrí en Youtube a Florence + the Machine, que es una banda que me flipaba, pero luego ya no tanto. Depende del momento. Como Laura Marling, que me pilló en un momento folkie, ella siguió en eso y yo ya no estoy tanto en lo folkie.
Por lo que dices no eres una gran coleccionista de discos…
No tengo tocadiscos (risas) Es algo que nunca he dicho, me da un poco de vergüenza. Mis abuelos tenían uno en la aldea. Mi madre tenía discos pero yo nunca he tenido uno propio.
Pero tú justo sí has sacado tu vinilo…
Es algo muy millennial, de mi generación. Quizá cuando sea mayor y viva en una ciudad, pero me estoy mudando todos los años y sería un coñazo…
Has mencionado las estructuras de las canciones. Háblame de la de ‘Losing Control’, ¿está trabajada por partes?
No me suelo agobiar mucho con las estructuras. ‘West’ es el mejor ejemplo, su estructura es normal, pero no era así. No se sabía qué era el estribillo, por qué había solo una estrofa… Y en ‘Losing Control’ terminé quitando una estrofa del final porque era demasiado larga. No me agobia porque no estoy haciendo música comercial, ABABC. Hago lo que me da la gana, y salen las cosas como salen (risas). Yo estoy contenta con mi disco y espero que a la gente le guste.
Háblame del piano de ‘My Corazón’.
Es una canción de pop sesentero, «cheesy», romántica, yo diría que un poco ‘Twin Peaks’, me parece bonita, es cortita, y la única canción con una palabra en español del disco, y la pronuncio como «corasón». Es muy distinta al resto de canciones.
¿Ves un poso latino en ella?
Yo no… Igual es por la palabra, pero no me la imagino…
«Idealizar tanto a las personas no está bien, y tenía ganas de hacer canciones que no fueran de amor, o que no fueran de «corazón roto, chica débil, el chico pasando»».
Como has dicho, hay en el disco un momento de dejar atrás el lado más cheesy de las relaciones personales, ¿has mandado un mensaje con eso de manera premeditada?
Yo creo que es eso, es premeditado. Me di cuenta de que todas las canciones de adolescente y pre-adolescente eran de amor romántico, idealizado… y al hacerte mayor, esto no funciona así. Idealizar tanto a las personas no está bien, y tenía ganas de hacer canciones que no fueran de amor, o que no fueran de «corazón roto, chica débil, el chico pasando». Me apetecía hacerlo desde otro punto de vista. Algunas no hablan de amor, otras hablan de relaciones familiares, de amistades, tampoco quiero ser muy directa, son demasiado personales para mencionar nombres y apellidos (risas).
¿Recuerdas algún punto de inflexión al respecto, como venirte a Madrid y tener que valerte por ti misma, la Marcha de la Mujer…?
‘All My Storms’ hablaba de irte de la ciudad porque «no puedo hacer que me quieras», mientras que el siguiente single ‘Shades of Blue’ es lo contrario: «te iba a dejar para hacer lo que a mí me gusta». Es de liberación, en contra de lo prestablecido, porque las relaciones amorosas no tienen por qué ser así. Madrid pudo ser un cambio, aunque también viví en Houston y vi las cosas desde otro punto de vista. Yo siento que maduré antes de lo que se suele madurar, me fui justo al divorciarse mis padres, me abrió los ojos en algunas cosas y eso se plasmó.
«Si hay una chica que canta bien, que es guapa… se la mete en un saco y no quiero que me metan en ese saco, porque no debería existir ese saco»
Ahora hay bastantes voces que se alzan contra el amor romántico.
Además, me di cuenta de que si hay una chica que canta bien, que es guapa… se la mete en un saco y no quiero que me metan en ese saco, porque no debería existir ese saco. Pero tampoco me sentía identificada con chicos cantautores, que también hay y no se le mete en ese saco de «chica riquiña que hace canciones de amor». Te cansa que te comparen con otras chicas cantautoras.
Yo ahí tengo un conflicto porque normalmente una voz femenina te recuerda a otra voz femenina.
Si pienso en artistas relacionados con Angel Olsen, seguro que me vienen a la cabeza chicas, por la voz. Pero al mismo tiempo su disco no es solo voz y guitarra, el sonido te puede recordar a una banda, o a un disco que no sea mujer. ¿Te refieres más en España?
Es que no sé si empieza a parecer que lo más de lo más es que te comparen con un hombre, con Nick Cave, ya que le has mencionado, cuando yo prefiero a PJ Harvey. Eso no suena nada bien… Ha llegado un punto en el que parece que es malo comparar a una chica cantautora con Russian Red, Anni B Sweet o Zahara.
Yo creo que no es una cuestión de chicos y chicas. Lo fácil es comparar con Russian Red, a cualquiera le puede venir a la cabeza, es una chica que más o menos lo ha petado, pero es demasiado fácil. Mow no tiene nada que ver, la compararía antes con otras cosas (y también la han comparado). Mi disco a nivel de sonido me parece mucho más comparable con Christina Rosenvinge, con el disco que acaba de sacar. Me parece una gran comparación a nivel sonido. O con Núria Graham.
¿Qué te ha aportado Brian Hunt como productor?
Estoy muy contenta, nos entendimos muy rápido, es lo que yo quería. Es importante que haya buena comunicación y respete lo que yo quiero y que me deje el control sobre mi propia música. A día de hoy yo no sé producir un disco, pero él me da herramientas para expresar lo que quiero y cómo quiero que suene. Se implicó mucho, tanto que es mi banda, él y Jaime Arteche. Nos hemos entendido muy bien. Las canciones forman parte de todos, todos hemos aportado partes, baterías… arreglos de bajo que yo tampoco sé… Entre todos hemos ido armando.