Angèle / Brol

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Angèle / Brol

En argot belga, “brol” significa batiburrillo, revuelto… Como la dentadura que muestra la foto infantil de Angèle Van Laeken. ¿Será una metáfora del contenido, también, de este álbum debut de la gran promesa del pop francófono? Lo es, efectivamente, aunque más desde un punto de vista lírico que musical. Porque la coherencia y calidad sonora que imprime en ‘Brol’ esta chica de apenas 22 años y cuya popularidad se ha fraguado a través de sus vídeos musicales domésticos en Instagram es verdaderamente asombrosa. Con la asistencia de Tristan Salvati (Coeur de Pirate) en la producción, Angéle ha creado un artefacto pop perfectamente contemporáneo, heterogéneo –hip hop, electrónica, ritmos caribeños y jamaicanos, chanson, house y mucho más caben en el “brol”–, pero capaz de resistir las embestidas del tiempo gracias a un gran sentido de la melodía y a unos arreglos modernos pero no esclavos de la tendencia. Una suerte de Lio de los 10s.

Parecía muy difícil llegar a mantener el nivel de acierto alcanzado por Van Laeken en todo lo que ha expuesto desde que, hace más o menos un año, debutara con la instantánea ‘La loi de Murphy’, una canción que nos hacía pensar en una joven Lily Allen producida por Stromae, beneficiada por un delicioso sentido del humor y la estética. Ya en 2018, el algo excéntrico medio tiempo ‘Je veux tes jeux’, primero, el europop meets reggae de ‘La thune’, después, más la preciosa y triphopera –a lo “early” Jay Jay Johansson– ‘Jalousie’ y la euforizante dulzura caribeña de ‘Tout Oublier’ (dueto con su hermano de sangre, el reputado MC Roméo Elvis) decían que, o nos estaba dando de primeras todo lo bueno de ‘Brol’, o de seguir así podría ser el debut pop del año. Al final, quizá no lo sea porque la bombilla comienza a parpadear levemente en la recta final del álbum –’Ta reine’, aún lejos de ser una mala canción, rebajan el buenísimo nivel–, pero no queda nada lejos.

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Y es que, al margen de aquellas (prácticamente la mitad del álbum), cortes como la power-chanson de ‘Balance ton quoi’, la sensibilidad space-disco de ‘Les matins’ y el tropical-house-pop sutil y elegante (sí, es posible) de ‘Flemme’ –que también hace vislumbrar cierta conexión con Yelle– no desentonan en cuanto a magnetismo con la batería de adelantos. Más allá la exquisita balada ‘Nombreux’ –que muestra que su admiración por Brassens no es sólo postureo– o los toques g-funk en ‘Victime de les réseaux’ (un guiño a ‘Victime de la mode’ de su admirado MC Solaar) contribuyen a mantener un buen tono, apoyándose en una bien ideada secuencia que culmina con la housera –aunque algo escasa de punch melódico – ’Flou’.

Así, sólo cabría achacar a Angéle que sea un poco naif de más en el batiburrillo de temas que afronta en sus letras, a saber: la tiranía, vacuidad y falsedad de las redes sociales –que tan bien conoce como protoestrella de una de ellas– ocupa varias de ellas, mezclada con la esperanza del fin del sexismo tras el movimiento #MeToo –que en Francia originó la campaña “Balance ton porc”–, la aceptación LGTBI+ y temas más íntimos como los celos propios y de su pareja o la extrañeza de cambiar su ciudad –Bruselas– por una orbe aún mayor –París–. Podríamos pedirle más también en su capacidad lírica, claro, pero no olvidemos que este es su primer álbum, que tiene poco más de 20 años y que su capacidad para crecer y mejorar es aún grande. Y, aún siendo muy divertido, colorido y adictivo, ’Brol’ es «sólo» su punto de partida.

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Calificación: 7,7/10

Lo mejor: ‘Je veux tes yeux’, ‘La loi de Murphy’, ‘Tout Oublier’, ‘Balance ton quoi’, ‘Flemme’, ‘La thune’

Te gustará si te gustan: Lily Allen, Stromae, Yelle, Lio.
Escúchalo: Spotify

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