‘Arde Madrid’: mucho más que una recreación estética del Madrid de Ava Gardner

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‘Arde Madrid’: mucho más que una recreación estética del Madrid de Ava Gardner

Cuando se hizo la convocatoria de prensa de ‘Arde Madrid’ en Villa Rosa, la taberna flamenca de la Plaza Santa Ana, (la misma que David Bowie toca con sus manos en este vídeo de 1987), esperaba que la gran apuesta entre sus series de Movistar+ fuera una recreación de algunos de los escenarios más salvajes del Madrid de los años 60. Ahora que se ha estrenado al completo este fin de semana, hemos podido comprobar que sí se recrea algún evento de la sociedad de la época, como por ejemplo el bautizo de Antonio Flores, con algunas estrellas invitadas como Carmen Sevilla (interpretada por Melody) o la Duquesa de Alba, pero no es exactamente una serie empeñada en la ambientación de la capital durante aquellos tiempos. En otras palabras, «Madrid» no arde mucho en esta serie, pero por suerte, arden en ella cosas más importantes.

La nueva serie de Paco León y Anna R. Costa, protagonizada por él mismo e Inma Cuesta (‘Tres bodas de más‘, ‘La novia‘), es una sitcom de 8 episodios cada uno, inspirada en los tiempos locos que Ava Gardner pasó en Madrid. Se quedó en la ciudad porque le encantaba el sol y sombra («me gusta Madrid porque tiene los mismos defectos que yo», dice en un momento en la serie a través de la actriz Debi Mazar, que la interpreta) y ‘Arde Madrid’ retrata por tanto aquellas innumerables fiestas de alcohol, baile y flamenco (aparece música de Niño de Elche y Rosalía, a la que Movistar+ ha llamado «la Lola Flores de los 60» con bastante desatino, cabreando a Lolita) en lugares como Museo Chicote, a través de la actriz… y de sus criados, verdaderos protagonistas de la serie, hijos o bien de la picaresca (el personaje de León) o de la devoción católica (el personaje de Cuesta).

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Este contraste entre Ava y su entorno y los criados sirve para reflexionar sobre la España de la época, conservadora y religiosa, que sufría la dictadura de Franco, pero ya estaba dispuesta a abrirse de mente. Paco León está explicando durante la promoción que han querido tratar el tema de la sexualidad femenina durante los 60 (se define a la protagonista como una «analfabeta sexual»), que tan tabú ha sido incluso durante nuestro siglo, y el retrato no va a decepcionar a nadie: existió una cosa llamada «la prueba de la rana» como test de embarazo y la cara de uno de los personajes cuando descubre lo que es un diafragma es un poema.

El trabajo realizado por el equipo de ‘Arde Madrid’ es excelente. Puede que el presupuesto no haya llegado para el rodaje de demasiados exteriores, pero tampoco hacía falta. La exploración de los entresijos del personaje conservador de Inma Cuesta es mucho más interesante, pasando de militar en el franquismo a familiarizarse con el sexo desde su soltería. También es loable el trabajo de caracterización, vestuario y peluquería: incluso desde la gesticulación, ver a Paco León y a sus colegas es como abrir un álbum de fotos de nuestros padres y abuelos. La serie se ha decantado por un llamativo blanco y negro para su rodaje (tiene sentido, pues 1961, cuando transcurre la trama, es el año de ‘Viridiana’ y ‘Plácido’, y de hecho Berlanga, junto con Wilder, ha sido el mayor referente estético), y aunque con esta decisión artística parece que lo que han querido eludir son las comparaciones con ‘Cuéntame’, esta serie es mucho más ácida.

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Mucho menos atrevida que ‘Vergüenza‘, ‘Arde Madrid’ sí cuenta con un gran poder cómico sobre todo gracias a los actores secundarios. Y no me refiero a Carmina Barrios, un tanto chanante haciendo de la Sansona del siglo XX. Carmen Machi está bastante graciosa haciendo de franquista, y mantiene su vis cómica Anna Castillo (‘La llamada’): a veces le basta con aparecer en la pantalla dando un par de saltos a destiempo, para conseguir arrancarte una risa. También destaca el personaje de Gardner, central pero no tan protagonista (su «eye rolling» cuando se levanta del concurso de Misses es descacharrante), especialmente en relación a sus vecinos, el general Perón y la mujer de este tras la muerte de Evita, Isabelita, que también pasaron una época en Madrid en aquellos años… martirizados por las fiestecitas de Ava, con quien compartían finca en el número 11 de la Avenida del Doctor Arce.

Pese a algún pero, como ese collar que Frank Sinatra regaló a Ava, con un protagonismo excesivo como macguffin, ‘Arde Madrid’ es un gran hallazgo, pues a través de una línea argumental atractiva como fue el Madrid de aquellos años, el espectador recuerda cómo era la sociedad española, cómo era el sexo, qué función cumplían en la sociedad la Guardia Civil o los gitanos o qué significaba tener una enfermedad mental, todo ello en clave de humor y sin dramatismos ni intención panfletaria. De todas formas, no hay tantas comedias nacionales de media hora de duración donde poder elegir. 8.

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