Roosevelt se ha convertido en uno de los proyectos más queridos del electropop internacional durante los últimos años. Este otoño se consolida con ‘Young Romance‘, un segundo álbum que presenta este viernes 16 de noviembre en Madrid y el sábado 17 en Razzmatazz, Barcelona. Hablamos con el artista sobre tendencias en el mundo de la electrónica, los entresijos de su nuevo álbum, en el que recuerda su adolescencia, o lo que puede deparar su futuro. Amable y cercano, el artista visitaba la capital de promoción hace un par de meses para introducirnos en esta nueva era de su carrera.
Mucha gente cree ahora mismo que la gente joven solo oye música urbana, trap… pero cada poco sale como de la nada un proyecto de synth-pop como el tuyo que goza de éxito, ¿cómo lo ves tú?
Solo puedo hablar por mí porque llevo haciendo esto unos años, pero no puedo hablar por la gente más joven. El trap es algo enorme ahora mismo, pero creo que el synth-pop siempre ha estado en la cultura pop. Dua Lipa y Calvin Harris acaban de tener mucho éxito con una canción que es como electro de los 90 (NdE: ‘One Kiss’). Siempre ha habido espacio para los sintetizadores y el electropop. Daft Punk tuvieron un éxito enorme con su disco hace pocos años. Para mí no es una tendencia, es algo que siempre ha estado yendo y viniendo.
¿Tú te consideras un artista de música pop?
No pienso en esos términos. Si un artista de pop significa que haces playback en la tele, no quiero serlo. Pero si significa ser popular y llegar a mucha gente, sí. Pop es una palabra que no está realmente definida. Depende de lo que se entienda por ella.
Me ha sorprendido que referencies esa canción de Dua Lipa.
No es que sea fan de esta canción, pero está presente en el mainstream y es muy sintética.
Yo no esperaba que fuera tan grande.
También me ha sorprendido. Como lo de ‘Midnight City’ de M83 hace unos 7 años. No creo que sea una tendencia, es algo que la gente descubre por sí misma todo el tiempo.
«Para mí el electropop no es una tendencia, es algo que siempre ha estado yendo y viniendo»
¿Cómo ha cambiado tu vida en los últimos años, desde el primer disco?
Nada ha cambiado excepto lo de tocar, tocamos un montón. Eso cambió mucho, hemos estado en muchos sitios, festivales, aviones, aeropuertos. Es un gran cambio, pero ahora justo vengo de casa y del estudio. Este año no hemos tocado tanto y he pasado mucho tiempo en casa. En mi vida personal, nada ha cambiado.
¿Sigues viviendo en Colonia o en los suburbios?
Nací a unos 15 minutos. Es una ciudad diferente, en Alemania no dirías «suburbios», pero si lo miras en un mapa, se podría interpretar así. Llevo 10 años viviendo en Colonia, y también estuve 1 año en Berlín.
¿Por qué dejaste de vivir en Berlín?
Tenía un estudio en Colonia que cerró, me salió una oportunidad de ir a Berlín porque alguien dejaba su casa con estudio, una habitación con un buen equipo en el que podías poner la música alta. Pero el edificio cerró y no encontré nada, porque es difícil encontrar en Berlín un estudio así; y alguien de Colonia me llamó para compartir un estudio, así que aprovechando que un amigo se mudaba de Colonia a París, volví.
¿En qué parte de Berlín vivías?
En Neuköln.
La zona moderna…
No tanto entonces, en 2012. Era más crudo, al sur de Neuköln, no en la parte «hip».
«Las expectativas son buenas. No hay nada negativo en saber que la gente quiere escuchar lo que estás haciendo»
¿Has tenido cierta presión por las expectativas generadas por este nuevo disco?
Las expectativas son buenas, las veo como una motivación para ir al estudio cada mañana, así que no hubo esa presión. No hay nada negativo en saber que la gente quiere escuchar lo que estás haciendo. Si el primer disco no hubiera tenido éxito, habría sido más vago y quizá habría ido menos veces al estudio. Tenía presión pero solo por mí mismo, porque quería ser rápido.
¿Y las canciones han salido así, rápido?
Algunas en una semana en total, como ‘Under the Sun’, que fue la primera. Bueno, tenía una demo muy cruda con acordes y melodía, pero no tenía voz; y esa fue la primera que hice en agosto del año pasado. Le puse voz y la terminé en 10 días. Y otras como ‘Shadows’ tuvieron muchas versiones completamente distintas. Es de las que ha evolucionado. Igual llevó como 8 meses terminarla.
‘Shadows’ es muy Chic en su versión final, ¿cómo era la primera?
La guitarra de Nile Rodgers es de lo que ha permanecido, pero la primera versión era más electro y moderna. No sonaba tanto a Chic porque la producción era más moderna. Ahora es más orgánica, con instrumentos reales. La iba tocando en las pruebas de sonido, no en los conciertos, con banda, y quizá por eso al final tiene más bajo y batería, por la banda con la que la he ido ensayando. Influye tener una banda, como también se ve en ‘Losing Touch’.
¿Cómo llegaste a la música de Nile Rodgers? ¿De pequeño o más recientemente?
Después de ‘Get Lucky’, la verdad. Sabía que había trabajado con David Bowie, Madonna, Sister Sledge, Diana Ross… no solo en los 70 sino en los 80, llevando la guitarra de Chic a los 80, pero no era tan consciente de su persona hasta el disco de Daft Punk de hace cinco o seis años. Pero siempre me ha influido cómo suena la música disco de los 70, las baterías, la energía, lo divertido que es el sonido. Es música dance pero muy divertida. Me gusta la parte dinámica de la música disco de aquella época.
¿Te interesa escuchar discos completos de aquella época, como los dos primeros de Chic, que son muy buenos?
Escucho más canciones sueltas. ‘Diana’ de Diana Ross me encanta, pero en general tengo mis playlists en Spotify. Es una pena, porque puede ser muy divertido oír los discos enteros y las canciones brillan más en su contexto completo. Intento hacerlo, pero soy más de singles.
Además tú eres de sacar discos enteros…
Sí…
«Incluso en la pista de baile, las canciones que se te quedan son las que tienen una melodía o letra que no es súper, súper feliz»
En ‘Losing Touch’ estás pidiendo a alguien que vuelva, pero la canción es ultra eufórica… Queda una sensación agridulce, de contrastes…
Siempre juego con eso. Mis canciones favoritas no son demasiado obvias en una sola dirección, no me gusta mezclar una producción triste, con una melodía triste y letras tristes. Me gusta buscar un equilibrio: lo melancólico, embriagador y triste mezclado con algo uptempo y rápido. No lo hago conscientemente, sino que es lo que me gusta. Por eso me encanta ‘Teardrops’ de Womack & Womack. Es perfecta porque es eufórica y quieres bailar, aunque la letra parta el corazón. Incluso en la pista de baile, las canciones que se te quedan tienen una melodía o letra que no es súper, súper feliz, sino las que tienen una carga profunda, un significado, un doble significado o lo que sea.
¿Hay un tema concreto en este nuevo disco?
Se llama ‘Young Romance’ porque recuerdo mi vida entre los 18 y 20 años. Es una edad en la que te pasan cosas nuevas, amplificas todo y todo es muy intenso. Es un disco sobre crecer en un sitio pequeño. Canciones como ‘Losing Touch’ y ‘Getaway’ hablan de la distancia. Son canciones que hablan sobre mí en esos años.
«En el primer disco me escondía en luces de neón en la portada, en los conciertos y también en la música. Y ahora he querido ser más personal»
¿Por qué hablas ahora de este tema, cuando ya no tienes 20 años, en lugar de en el primer álbum?
Ya no tengo 20 años, no… Es un tema que estuvo en el primer disco, pero ahora está más en detalle. No ha sido consciente, de nuevo, ha salido de manera natural. En el primer disco me escondía en luces de neón en la portada, en los conciertos y también en la música. Y ahora he querido ser más personal. No revelo muchísimo de mí, pero estas canciones han sido más personales, con temas que me emocionaban de joven y ahora también. Tengo 28 años y no es que me haya hecho mucho más viejo o haya cambiado tanto.
También es una manera de no revelar tu vida privada presente, hablar del pasado…
Nunca he querido escribir con demasiado detalle, no quiero distraer la atención de la música. Por eso las voces en la mezcla están arriba, pero no en lo más alto de la mezcla.
¿Cómo encajas un tema como el de Washed Out en un disco que dices que es más personal?
Le di total libertad y ha sido una gran experiencia, yo no soy tanto un cantante, y esta canción fue como trabajar en un remix con otras voces. Ha estado bien encajarlo en el disco. Cuando escuchas todo el rato la misma voz en el estudio es una sensación muy íntima, pero a veces te cansas de oírte todo el rato. A veces es un poco demasiado. Así que fue muy refrescante poner su voz y concentrarme en la producción de esa pista. La hizo en una semana, me mandó todas las voces y es la primera vez que hago algo así en mi propia música, pero seguro que repito.
Háblame de la producción de tu voz en ‘Yr Love’, ‘Losing Touch’… hay como un filtro que lleva a finales de los 70, a cosas tipo Talking Heads.
Es el Roland Space Echo de los 70. Se hace en Japón y crea un eco de milésimas de segundo. Tiene una cinta dentro, y el delay está ahí dentro. Cuando lo abres ves la cinta y es muy guay. Crea un efecto nostálgico que sí, se asocia a los 70.
¿Lo usaste ya en el disco en anterior?
Creo que no en las voces, pero sí en los sintetizadores.
Háblame de ‘Better Days’, la balada.
Esa es la otra colaboración del disco, no en cuanto a voces, sino a que mi bajista Matthias Biermann estaba ensayando en el estudio, y decidí meter su guitarra.
Entonces tú no eres el guitarrista de ese tema…
En el resto del disco, sí. El resto son todo guitarras mías.
¿Pero no compones con guitarra, no?
A veces sí, depende de la canción. ‘Losing Touch’ la escribí con guitarra, aunque la mayoría las escribí con piano clásico, aunque fuera los acordes básicos. A veces con la caja de ritmos también. Normalmente grabo con el móvil una idea muy simple al piano.
«Quiero experimentar con la producción, pero creo que tengo mi propio estilo y no quiero cambiarlo demasiado»
¿Crees que has alcanzado cómo quieres sonar o habrá una gran evolución en el futuro Roosevelt?
He querido establecer el sonido Roosevelt con este disco, pero también quiero explorar nuevas sensaciones. Estoy orgulloso de cómo suena porque es algo que a la gente le gusta de mí, pero también quiero experimentar. No creo que lo que haga sea completamente diferente, pero sí puedo quizá usar más guitarras incluso, o guitarras más rock en vez de guitarras disco. Quiero experimentar con la producción, pero creo que tengo mi propio estilo y no quiero cambiarlo demasiado.
¿Estás más cómodo en un festival de electrónica o en uno de música indie?
Más en el indie, la verdad. Me llaman de los dos y me encanta, pero a veces en los festivales de electrónica la gente va a bailar, no tanto a ver una banda tocar, como me ha pasado en Holanda, y la gente no sabía qué hacer con nosotros. Y somos bastante enérgicos en directo, pero es más como una banda de rock que un DJ. La gente se queda confundida. Pero a veces está bien ir a los festivales de electrónica, de hecho, porque la gente baila con nosotros. Con este álbum, quizá quede mejor en uno indie o alternativo.
«A veces en los festivales de electrónica la gente va a bailar, no tanto a ver una banda tocar, y la gente no sabe qué hacer con nosotros»
Desde que Roosevelt es un fenómeno internacional, ¿qué es lo mejor y lo peor que te ha pasado?
Lo peor es esperar en los aeropuertos. Me encanta estar en Madrid y verlo, tratar de imaginar cómo sería vivir aquí, ser mejor persona a través de observar la vida aquí, pero esperar en los aeropuertos es desesperante. Cuando estás tocando, de hecho te pasas 23 horas al día esperando algo. Pero bueno, hay peores cosas en la vida. De hecho, lo mejor es tocar en directo, disfrutarlo, cuando tocas es más personal que cuando pinchas: te entregas por completo. Cantar y tocar tus canciones y que la gente te dé su feedback… Estoy deseando, la verdad.