La Estrella de David: “¡Este es el disco de consagración del chaval este con 90 años!”

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La Estrella de David: “¡Este es el disco de consagración del chaval este con 90 años!”

Consagración’ es el disco de regreso de La Estrella de David, el proyecto en solitario de David Rodríguez. Esta vez la pausa ha sido algo más larga de lo esperable. Siete años en los que se ha focalizado en La Bien Querida y tareas de producción. Tras algún malentendido y varios cambios de fecha y hora, logramos realizar la entrevista. “Ser padre es lo que tiene”, suspira. “Ayer fui a comprar con mi hija una bolsa de Cola-Cao, que daban una hucha, una cosa que quería hace años. Y la abrimos y no estaba la hucha. Así que, como soy un calzonazos, he buscado por Wallapop, a ver si tenían la hucha. Soy así de idiota”. David al teléfono suena tan irónico, arrastrado y un poco de vuelta de todo como en sus discos… E igual de tierno por dentro. La Estrella de David actúa con Jonston este miércoles 5 de diciembre con Jonston en la Sala El Sol de Madrid. Foto: Albert Mollón.

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«Ahora, como curro en la música, pues no tengo demasiadas ganas de música»

¿Por qué has tardado tanto en sacar el tercer disco de La Estrella de David?
El primero lo saqué en 2007 y el segundo en el 2011. Ya pasaron cuatro años entre uno y otro. Porque el tiempo, cuando no eres joven, se dilata más. Yo hacía mucha música cuando curraba en el Ayuntamiento de Sant Feliu, porque salía de currar a las tres y, como estaba hasta la polla y estaba amargao, tenía ganas de hacer cosas. Pero ahora, como curro en la música, pues no tengo demasiadas ganas de música. También, como dice el título, he estado muy consagrado a otras cosas. A La Bienque sobre todo, he estado muy a tope con La Bienque. Luego, si me llaman para producir cosas, me cuesta decir que no, aunque luego me cueste mucho hacerlas, soy muy lento. Hacía intentos de tocar canciones y tampoco me encontraba. Hice dos o tres canciones, que iba a sacar en single Manu Ferrón. Y, de repente me encontré con cuatro, con cinco; me fui animando, fueron saliendo y, al final, me he encontrado con 15-16, que sacaré de una manera u otra.

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¿Te planteaste en algún momento abandonar el proyecto de La Estrella de David y centrarte solo en La Bien Querida y en la producción?
No. La Bienque es muy guay, producir las canciones de Ana y todo el rollo este. Pero, por gusto-por gusto (¡o por disgusto!), lo que hago es lo de La Estrella de David. No me planteé nada, no me dije: “¡Ah! ¡Nunca más voy a volver a hacer música!”. Este tipo de decisiones no me las tomo, me las encuentro. “Los Beef lo vamos a dejar”, tampoco fue una cosa así; nos hemos separado porque uno se fue a vivir a un lado, otro a otro… Lo que más me entretiene es hacer canciones mías, mis discos. Lo que pasa es que luego ponerse es complicado. Depende de mi estado de ánimo y esas cosas para hacer canciones.

¿Otros proyectos, como Junco y Diamante, tendrán continuidad?
Pues… puede que sí, puede que no. No lo sé, la verdad. Joel [Joe Crepúsculo] está viviendo ahora en Madrid y, a veces, decimos “sí, tío, vamos a seguir. Vamos a quedar cada martes y hacerlo”. Pero son cosas que se dicen y al final no se hacen. Igual algún día lo volvemos a hacer. Joel está también muy liado, porque está como muy “pro”, teniendo éxito y esas cosas. Y yo también estoy muy disperso, la verdad. Pero no lo descarto. Ni yo ni Joel.

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O sea que, tal como indicas antes, al final es todo más cuestión de estado de ánimo que de tiempo…
Tiempo tengo todo. ¡Si estoy todo el día tocándome los cojones! Ahora mismo estoy en casa haciendo nada. Es cuestión de estado de ánimo, sí y… Bueno, no sé de qué es cuestión. De lo que salga. Un poco eso.

En el disco, aparte de los coros de Ana Fernández-Villaverde (La Bien Querida), sólo aparece acreditada la batería de Jordi Irizar. El resto, ¿lo has tocado todo tú?
Las baterías las toca Jordi. Luego hay otras que no. Que están programadas, vamos. En los otros discos sí que había baterías que había tocado yo, que son las que están peor. Pero ahora, como he descubierto que, a base de producir, manejo un poco mejor los cacharros, pues programo las baterías yo. Pero las que toca Jordi están acreditadas por él, sí.

Lo que quería decir es… ¿el resto de los instrumentos los tocas tú también?
Sí, lo que no pone quién lo toca, lo toco yo. O está programado o lo toco yo. Toco el bajo, la guitarra, el teclado, el piano mal…

«La Bienque es muy guay, pero por gusto, o por disgusto, lo que hago es La Estrella de David»

Antes has comentado que el título de ‘Consagración’ venía por consagrarse a otra persona. Yo no sabía si lo considerabas un disco de “consagración” de verdad o era algo sarcástico.
La gracia que le veía al título es que tiene las dos interpretaciones. El primer golpe, que parece que sea el disco de consagración, como una cosa muy ambiciosa. “¡Este es el disco de consagración del chaval este con 90 años!”. Y luego está la otra historia, que es hablar de haber estado consagrado a otra persona, a una hija, a una movida durante tanto tiempo».

Gran éxito de tu propuesta es el grado de identificación con tus canciones. Y no sé hasta qué punto tus letras son autobiográficas o son mera literatura. Porque episodios como el de la escopeta de balines de ‘La primera piedra’ o temas como ‘Noches de blanco Satán’ parece que sí que estén basados en hechos reales.
Podría ponerme misterioso y tal, pero la verdad es que… es todo verdad (risas). Igual hay alguna cosilla que no; ‘La canción protesta’ no es mía, la letra es de Luis Troquel. ‘Consagración’ tampoco es mía, pero se puede hacer muy fácil mía… Pero el 80% de lo que cuento son cosas que pienso o que me han pasado, movidas. Soy un cantautor.

«El 80% de lo que cuento son cosas que pienso o que me han pasado, movidas. Soy un cantautor»

O sea, que el que aparece en las canciones es un David real, no un personaje que te hayas inventado para representarte, ¿no?
Hombre, sí. Aunque parezca que me pinto mal, al final me pinto un poco para caer simpático. Porque luego todos tenemos lo nuestro. Al final sí que acabas adoptando un personaje, quieras o no. Pero está basado en mis cositas, sí. Lo que cuento son mis cositas.

‘La canción protesta’, ¿va dedicada a alguien en concreto o critica una actitud determinada?
No. Bueno… Joder, Luis [Troquel] tiene mucha gracia. ‘Suelo español’, que hizo para Soleá, me parece la polla. Él no había pensado en nadie en concreto. Nos ponemos en el papel de que, si yo hubiera tenido éxito, pues seguramente podía ser como el tipo este que canto en la canción. Que con el éxito pasan cosas muy extrañas en tu cerebro. Muy extrañas no; muy normales. Te acomodas, pides un hotel de cuatro estrellas y, si te lo ponen de tres, te cabreas… Yo tampoco puedo darle lecciones a nadie. No va de nadie en particular. También aprovechamos para meternos con este tipo de profesión en que se ha convertido [ser cantante]. Se puede malinterpretar, pero hacer canciones políticas no lo veo mal, ¿eh? La gente que lo hace tampoco creo que lo haga por dinero, lo hacen por convicción, porque tienen una fe y un rollo, se lo creen y mejor para ellos. Lo que me pasa es que a mí me cuesta creer en esas cosas.

‘Maracaibo’ es la canción del álbum que más me gusta. ¿Por qué la titulaste como el anterior disco?
El anterior disco hablaba de una situación mía personal y tal, y esta canción es un flashback de aquella situación, de siete años después de la movida. Enlaza con mi situación y mi vida anterior. La canción está guay, creo, pero me da un poco de pena porque podría haber quedado mejor. Bueno, la música está guay. A la gente le mola, se me entiende lo que digo, ya está bien.

¿Cómo surgió la colaboración con Jonston en ‘Los sentimientos’ y la idea de usar unos versos de la canción para ‘Aceite”?
Ah, no surgió. Simplemente se los robé porque me gustaron mucho. Esa canción me flipa. Estaba haciendo la canción de ‘Aceite’, que ya la tenía muy acabada y al final faltaba algo. Y me vino eso de ‘Los sentimientos’ y lo canté. Esos versos, en cualquier lado, para mí, quedan bien. Me encanta ese disco, es muy bonito. Esa canción en especial te dan ganas de abrazarlo.

«Soy un poco Sabina. Sabina se pasaba el día hablando de Madrid, yo soy un poco el Sabina de mi pueblo»

Otra de las constantes en tus discos es el paisaje; la comarca del Baix Llobregat y de Sant Feliu, tu pueblo, en particular. ¿Crees que tanto te ha influido este paisaje?
Bueno, no es que marque. Es que yo, como soy muy egomaníaco, sólo hablo de mis cosas. Y, claro, he vivido cuarenta años allí. Y, ¿de qué voy a hablar? Pues de lo que conozco; de Sant Feliu. Soy un poco Sabina. Sabina se pasaba el día hablando de Madrid, yo soy un poco el Sabina de mi pueblo.

Ahora toca la pregunta política que le hago a todo el mundo de un tiempo a esta parte. ¿Cómo has vivido la situación política de Catalunya del último año? ¿Cómo has vivido el Procés desde Madrid?
Joder, estoy lleno de dudas con el Procés. Porque la puesta en marcha del Procés para mí fue delirante. Yo soy muy anti-Convergència. Del político desconfío siempre, la verdad. Pero claro… no sé (bufa). Tengo muchos amigos ultra-indepes, no tengo ningún amigo españolazo, aunque sí que me gustaría tenerlo, la verdad. Al final, lo que opté fue por abrir un grupo de Whatsapp con mis amigos para hablar. Se llamaba “El procés” (risas), para hablar del procés, exclusivamente. ¡Y ahí paso yo por españolazo! (risas). Y no lo soy, pero les cuestiono todo el rato las cosas. Está claro que no soy de lacito amarillo, pero tener a estos señores en la cárcel me pone los pelos de punta, lo veo una burrada. Pero soy muy de cuestionarlo todo. Desde Madrid lo que ahora veo y me toca los cojones es que ha llegado también la ola esta guerracivilista, los españolazos, todo este rollo. Que yo que era muy anticatalanazo, ahora también soy muy antiespañolazo. Y veo ahora aquí una ola de españolismo bastante coñazo. También me parecía un coñazo lo otro, lo de la independencia. Pero ya digo, no me fío de nadie. Me toca los cojones eso, el borreguismo este, tanto catalán como español. Pero vamos, no es un fenómeno nuevo. Esto es un tema que la historia se repite y… que somos idiotas. Te lo dice un borrego, eh. Que yo también soy muy borrego para mis cosas. Lo que pasa es que estas convicciones no… Me vienen grandes.

«Tener a estos señores en la cárcel me pone los pelos de punta, lo veo una burrada. Pero soy muy de cuestionarlo todo»

Supongo que esto sucede porque ahora, en general, solo leemos y escuchamos a los de nuestra cuerda. Vivimos en un mundo que reafirma nuestras creencias y no nos dedicamos a confrontarlas con otras.
No lo sé. Yo escucho por las mañanas, desde hace quince o veinte años –aunque últimamente no lo pongo porque ya me parece que se ha acretinado bastante- a Federico Jiménez Losantos, porque es el que mejor insulta. Insulta superbien, como Jose María García, que era muy gracioso. Pero ahora que está con el monotema, lo escucho un poco menos. Lo que quiero decir es que yo no caigo en esto de leer solo a los que piensan como yo, porque tampoco tengo muy claro lo que pienso yo. Mis lecturas y tal no suelen ser muy izquierdosas, si te digo la verdad.

«No he dejado mis vicios, de fumar porros. Ese tipo de cosas de mal padre no las he dejado de hacer. No soy más profesional desde que tengo a mi hija»

¿Cómo te ha influido la paternidad en tu carrera?
No sabría qué decirte, la verdad. No sé si ha influido. Ha influido en mi cabeza, pero no en mis proyectos musicales, no especialmente. No lo sé. No he dejado mis vicios, de fumar porros. Ese tipo de cosas de mal padre no las he dejado de hacer. No soy más profesional desde que tengo a mi hija y esas cosas. Ojalá te pudiera decir lo contrario.

Te reivindican muchos artistas noveles como Marcelo Criminal. ¿Tienes algún preferido entre los “nuevos indies” que están surgiendo ahora?
No estoy muy puesto. Sí que chafardeo cosas. Miro vuestra web, que no es que me interese especialmente, pero para estar al día… Claro, a Marcelo, si me arrienda las ganancias, pues yo se las arriendo también. ¡Soy una persona que necesita cariño! (risas). Me interesa Marcelo porque es de esa gente que hace cosas distintas, me suele interesar la gente que sale de lo ordinario. El trap también me interesa. No lo oigo, pero me interesa, porque es gente que tiene otro discurso diferente al mío -de treinta años con el guitarreo-. Pero no estoy muy al tanto. Las Cariño, que tienen una canción… “¡Ay, qué bonito las Cariño!”. Pero que vamos, que ahora me pongo un disco y lo que escucho es Amon Düül, krautrock de toda la vida.

«Miro vuestra web, que no es que me interese especialmente, pero para estar al día»

El kraut es una obsesión que permanece…
Ya, es que me he quedado ahí. En este disco sí que me notaba yo que es una mezcla del kraut rock y canción melódica entre comillas, la canción de amor italiana. Es una mezcla entre las dos cosas.

¿Te has planteado sacar un disco que sea de kraut puro y duro?
Sí, tengo muchas cosas de esas, otra cosa es sacarlo. Pero tenerlo, lo tengo. Con Arnau [Vallvé] y Martí [Maymó] de Manel y Sergio [Pérez, de Svper] y yo hicimos seis horas de música en ese plan y había cosas súper guays. ‘Amor sin fin’ salió de esa “jam” que hicimos hace tres o cuatro años, en el estudio de Arnau. Hay varias así. ‘Noches de blanco Satán” es una música que hice en plan kraut rock, el rollo sintonía del Telediario. O ‘La primera piedra’, que entra siendo un mantra. Muchas parten de música krautrock que hago en casa por divertirme.

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