Algunos grupos se separan, algunos después se reúnen y los Cardigans no han hecho ni lo uno ni lo otro. El gusanillo de una carrera en solitario -o más bien con otros artistas, en particular junto a su pareja, el autor de bandas sonoras Nathan Larson- empezó a picar a Nina Persson tras la crisis y el agotamiento que dejaron en su banda principal la gira de ‘Gran Turismo’. Pero después de aquel debut de A Camp, los Cardigans volvieron publicando dos discos de sonido más folk y americano, favoritos para muchos de sus fans y aparentemente finales, ‘Long Gone Before Daylight’ (2003) y ‘Super Extra Gravity’ (2005).
Desde entonces, no ha habido nada más. Nina ha publicado otro par de álbumes, uno como A Camp y otro con su nombre de pila, y el guitarrista y co-autor Peter Svensson parece haber abandonado la banda, sin por ello impedir que los Cardigans hagan sin él alguna gira de poquísimas fechas de cuando en cuando. No necesita tampoco llegar a ningún acuerdo con sus compañeros por el uso de nombre de la banda. Detrás de los créditos de algunos hits mundiales de artistas del tamaño de The Weeknd (‘Can’t Feel My Face’), Ariana Grande (‘breathin’) o Carly Rae Jepsen (‘I Really Like You’), no tiene problemas para llegar a fin de mes. Mientras, Nina reconoce sus melodías al otro lado del Atlántico, pues después de haber superado un cáncer y haber sido madre, está instalada en Nueva York, donde se codea con gente como los hermanos Wainwright, St. Vincent, Father John Misty o Joan As Police Woman. Por qué no hay una reunión de Cardigans propiamente dicha, junto a Peter, es algo que tuve ocasión de preguntar a la propia Nina en 2014. «Tienes que encontrarle y preguntarle a él», me retaba, refiriéndose a Svensson. «Sé que disfruta de escribir para otros artistas. Sé que no le gusta salir de gira, tocar en directo, pero no estoy muy segura de lo que pasa. Espero que podamos convencerle de que se nos una, creo que lo disfrutaría, de verdad».
A la espera de que ese encuentro se produzca, algo que parece muy difícil al comprobar que Peter está enfocadísimo en el pop y Nina ha seguido más interesada en las palabras y en el entorno cantautor en su carrera en solitario; la idea de ella y el resto de los chicos ha sido realizar una gira de 20º aniversario de ‘Gran Turismo’, que recorrió casi en exclusiva Reino Unido la semana pasada. El tour, apenas promocionado en ningún lado, de ninguna forma o manera, no logró agotar sus entradas, aunque al menos en su paso por el Apollo de Londres, con capacidad para unas 5.000 personas, debió de rozar el «sold-out»: allí no cabía muchísima más gente.
El espectáculo se dividió en tres partes, la primera de las cuales consistía en repasar en orden riguroso las canciones del breve ‘Gran Turismo’. Fue una feliz reconciliación con las maravillosas composiciones con las que un público creció y se hizo un poco más maduro, y no solo con singles como ‘Erase/Rewind’, ‘My Favourite Game’ o ‘Hanging Around’: el inicio silbado de ‘Paralyzed’, sobre el fondo con la portada del álbum y la banda oculta en sombras y estrictamente vestida de negro, impresionaba. Eran canciones que hablaban de apañárselas uno solo, de no mirar atrás, de dar un paso atrás para dar dos al frente, sobre el derecho a cambiar de opinión cuando te equivocas, y también sobre «los trapos sucios del corazón» y las malas pasadas que nos juegan. ‘Higher’, ‘Do You Believe’ o ‘Junk of the Hearts’, todo un anticipo de lo que iba a ser su futuro folkie, han mostrado con el tiempo cuánto se equivocó la crítica con este disco.
La segunda parte del set, tras la recreación experimental de Lars-Olof Johansson en la instrumental ‘Nils’, en el que seguramente habría sido el momento favorito de Jónsi de todo el concierto, se esmera en rememorar los mejores momentos de sus dos últimos discos. Una parte del público nunca ha oído hablar de joyas como ‘Live and Learn’ o ‘For What It’s Worth’, pero quien se entusiasma, lo hace el doble, y canciones como ‘You’re the Storm’ o ‘I Need Some Fine Wine and You, You Need to Be Nicer’ están entre las más aplaudidas y grabadas en vídeo de la noche. La sorpresa la da la recuperación de ‘And Then You Kissed Me’, inspirada en Phil Spector, que derrite desde su inicial «Man, I’ve had a few» y muy especialmente la versión con más teclados de ‘Don’t Blame Your Daughter (Diamonds)’. Si en algunos momentos del set, la suavidad de la voz de Nina parecía impedir que las guitarras rugieran de verdad o que los arreglos predominaran porque en ese caso no se la habría escuchado nada, fue en este momento intimista cuando pudimos disfrutar del buen estado de su voz y de sus posibilidades como banda. Mejor en las distancias cortas.
Y finalmente llegaron los bises, más generosos que en otras ciudades, en donde ya se alternaron canciones de todas sus etapas: de ese ‘Communication’ que por letra se ha convertido en un emblema para sus fans más descarrilados a la final y sobrecogedora ‘03.45 No Sleep’, que parece hecha para cerrar conciertos, pasando por la versión de Black Sabbath ‘Iron Man’, uno de los divertimentos que grabaron en los 90, la acelerada ‘Carnival’ -en verdad en su momento su canción más pinchada en clubs popis- y una accidentada versión de ‘Lovefool’, en la que, como había sucedido en ‘Marvel Hill’, la cual habían tenido que volver a arrancar, se les apagó el sonido por completo. «¿Cómo hemos podido romper la PA no una sino dos veces?», se preguntaban después en Facebook. Con ‘Lovefool’, en cambio, el público se arrancó a continuar la letra por donde iban, el grupo siguió tocando, el sonido volvió y la celebración fue máxima. Un pequeño coitus interruptus en la que es su canción más popular, que igual sirve como metáfora de una carrera que no termina de retomarse pero debería: las buenas canciones nunca se van a ningún lado. 7,8.