¿De verdad va a publicar disco Rihanna con lo bien que le va como empresaria?

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¿De verdad va a publicar disco Rihanna con lo bien que le va como empresaria?

Esta semana Rihanna confirmaba a un fan en redes sociales que “su disco” –¿se refería a aquel de sonidos jamaicanos o a un disco pop?– saldrá en 2019 y que será “grande, maravilloso, increíble”. Se refiere a él como “R9”, es decir, su noveno álbum, por lo que lo seguro es que no lo considera una anécdota sino un paso más en su discografía. Sin duda, y como ya ocurriera con ‘ANTI’, no se puede decir que no se esté tomando su tiempo: los 4 años transcurridos desde ‘Unapologetic’ hasta aquel notable regreso estaban del todo fuera de lo habitual para la que en un momento se apodó en Internet como La Churrera por la facilidad y rapidez con la que lanzaba discos.

Pero eso es cosa del pasado, y ahora Rihanna no parece tener ningún tipo de prisa por lanzar nueva música. Si nos atenemos a su último trabajo de estudio, podríamos suponer que esto sucede porque mima mucho más la dirección artística, la cohesión y calidad del proyecto o porque sus colaboradores tienen una agenda tan apretada que no ha querido forzar los tiempos para tenerles/as en su obra. Pero son sólo suposiciones y, en realidad, esta demora podría estar forzada porque la de Barbados es hoy, por encima de todo, una lucrativa mujer de negocios.

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En las últimas horas, The New York Times aseguraba que Rihanna ha firmado un acuerdo para lanzar una firma de moda con LVMH, el conglomerado de marcas de lujo más poderoso del mundo, del que forman parte Luis Vuitton, Dior, Givenchy, Celine y Fendi. Según esta información, que no ha sido confirmada por ninguna de las partes (aunque no estamos ante un tabloide, precisamente), el acuerdo consistiría en que la cantante desarrollaría como diseñadora o directora creativa una línea de prendas de vestir de lujo, presumiblemente bajo la etiqueta Fenty, propiedad de la artista. The New York Times habla de un «acuerdo histórico», suponemos que por el volumen económico que plantea, pero también porque, dice, será la primera mujer de color con un papel creativo tan importante en el grupo empresarial de moda.

Fenty, de hecho, ya forma parte de un acuerdo de Rihanna (Fenty es su apellido, en realidad) con LMVH, en concreto con la marca Kendo. Inicialmente nació como una línea de cosméticos y belleza llamada Fenty Beauty que, como han hecho otras celebrities, aprovechan su imagen pública para promocionarse –su última visita a Madrid no fue por un concierto precisamente–. Sin embargo, esa línea fundada en 2017 creció exponencialmente gracias a un marketing que huía de los arquetipos de belleza y destacaba como la primera en ser inclusiva con etnias no-caucásicas, con coloridos especiales para mujeres negras, asiáticas, latinas, etc., erigiéndose, a su manera, como un icono de mujer liberada.

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La estrategia funcionó magníficamente, y pronto se lanzó a por su propia marca de lencería, Savage X Fenty, en el que seguían idénticos patrones: aunque el principal imán de sus campañas como modelo era la propia Rihanna, estas también incluían una amplia variedad de morfotipos femeninos, incluyendo tallas grandes. Otro tanto a favor que se tradujo en ventas millonarias: a mediados del pasado año, Forbes valoraba la marca “Rihanna” con todas sus extensiones en nada menos que 210 millones de dólares. Y, como buena empresaria, no está dispuesta a que le meta la mano en el bolsillo ni su padre, literalmente.

¿En qué se traduce esto? En que, en un 2018 en el que no ha publicado ni un sólo segundo de música nueva –su última aparición en un single como colaboradora fue ‘Lemon’, el single principal del último álbum de N*E*R*D–, no la hemos perdido de vista ni un segundo, básicamente debido a sus constantes campañas publicitarias –tras la navideña, ya está a tope con la de San Valentín– y su ocasional trabajo como actriz –tras su participación en ‘Ocean’s 8’, está pendiente de estreno la película que filmó en Cuba junto a Donald Glover–. Es decir, tiene muchas otras cosas en la cabeza distintas al pop. Y, de confirmarse este nuevo acuerdo comercial, tendrá muchas más.

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Así las cosas, ¿de verdad le compensa ponerse a promocionar un álbum y hacer una gira, con el riesgo de flop del que no escapan ni compañeras en apariencia invencibles como Taylor Swift, Beyoncé o Katy Perry? Estaría, literalmente, perdiendo dinero. Aunque confieso que escribo este artículo con los dedos (de los pies) cruzados, confiando en que, como una Ley de Murphy, sirva para que me lleve un zasca y Rihanna nos sorprenda con un nuevo single más pronto que tarde.

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