La canadiense Alessia Caracciolo (ese es su verdadero apellido; así que no, de manera decepcionante no es pariente de Irene Cara –que, por otro lado, se apellida Escalera, real–) se convirtió en la gran esperanza del pop pese (o gracias a, no está claro) a su halo de chica corriente que no encajaba en los arquetipos adolescentes más “guays” –en eso, grosso modo, se basaban sus primeros hits, ‘Here’ y ‘Scars to Your Beautiful’–. Ese valor, el de una estrella del pop sin la fantasía inherente, se tradujo en un debut, ‘Know-It-All’ que no respondía a las expectativas por resultar, paradójicamente, demasiado genérico y convencional: sus canciones carecían de un carisma que la representara especialmente, y podrían ser cantadas por prácticamente cualquier artista pop medio.
En su segundo largo, ‘The Pains of Growing’, Alessia Cara da muestras de haberse esforzado por sonar más personal y auténtica, como una salida a la tristeza en la que se vio inmersa pese a haber cumplido su sueño de dedicarse a la música y ser reconocida por ello. El éxito no la satisfizo, explica, puesto que hacía las cosas de una manera mecánica, como si estuviera fuera de su propio cuerpo. Esa alienación la producía una aflicción que ella compara en el single ‘Growing Pains’ con los “dolores de crecimiento” propios de la adolescencia, retorciendo ese nombre en su título hasta convertirse en ese “dolor de la madurez” –el traje masculino tres tallas más grandes en la imagen de portada es otra evidente metáfora de lo que ha inspirado el álbum–, que “la mantiene despierta toda la noche”. Junto con males de amores varios, la expresión de esa tristeza y sus inseguridades son un tema recurrente en el todo el álbum, inspirando algunas letras bien escritas y maduras, destacando como uno de sus mayores talentos.
“– Estás sola, chica.” “– Sí que lo estás.” Eso dicen, entre la advertencia y la mofa, dos voces que suenan cuando comienza esa primera canción del disco, una buena pieza de pop que, producida por el tándem Pop & Oak –Demi Lovato, Britney Spears–, es de las pocas canciones que recuerdan que Alessia es la misma que interpretaba aquel tema basado en un sample de Portishead. Porque, salvo alguna excepción más (‘Nintendo Game’) o menos (‘7 Days’, ’All We Know’) olvidable, ‘The Pains of Growing’ parece rebuscar en el pasado para encontrarse con lo que realmente inspiró a Caracciolo a hacer música: como una especie de Meghan Trainor que pinta en colores beige donde aquella ve rosa chicle y turquesa o se viste de calle donde aquella se enfunda un brillo, Alessia Cara apuesta por melodías de R&B y soul clásicas, actualizadas con una producción contemporánea, que no moderna. La bonita ‘Not Today’, una ‘Trust My Lonely’ que evoca el dancehall más clásico o una ‘Comfortable’ que es un eco dulzón de la alianza Amy Winehouse/Mark Ronson, redundan en esa línea.
Así, es innegable que todo el álbum está impregnado de una pátina de elegancia, con Alessia afianzando su bonita –pero no especialmente reconocible– voz a lo largo del mismo remitiendo a clásicos de la Motown de Stevie Wonder o el Michael Jackson adolescente. Sin embargo, eso no evita que, globalmente, ‘The Pains of Growing’ sufra del mismo mal que ‘Know-It-All’: sus canciones podrían estar cantadas por cualquiera.
Y, lo que es peor, no nos quitaría el sueño –porque es, justamente, lo que producen estos 45 minutos que se hacen eternos– no haber escuchado nunca naderías como ‘Out Of Love’, ‘Girl Next Door’ o ‘Wherever I Live’ –realmente, ‘I Don’t Want To’ es el único de los numerosos cortes acústicos/baladescos que se salvan de la quema–. Tanto técnica como artísticamente, este segundo largo de Alessia Cara es mejor y más pulido que su debut, pero no por ello es menos aburrido y predecible.
Calificación: 5,8/10
Lo mejor: ‘Growing Pains’, ‘All We Know’, ‘Not Today’, ‘Trust My Lonely’
Te gustará si te gustan: Meghan Trainor, Ed Sheeran, Halsey
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