6 factores que explican que Alice Wonder haya agotado las entradas de Joy Eslava en Madrid

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6 factores que explican que Alice Wonder haya agotado las entradas de Joy Eslava en Madrid

Pocos artistas independientes –no ya nacionales, sino también internacionales– pueden presumir de llenar una sala como Joy Eslava en su segunda actuación en Madrid. Y menos aún son capaces de hacerlo apenas unos meses después de lanzar su álbum debut y con poco más de 20 años. Una de ellas es Alicia Climent, conocida artísticamente como Alice Wonder, que días atrás colgaba el cartel del “sold out” en el veterano teatro madrileño para su actuación de este viernes, 15 de febrero, dentro de un nuevo ciclo Madtown Days by Jim Beam. ¿Pero quién es Alice Wonder y cómo ha obrado esta proeza? Lo desgranamos en 6 factores que pueden explicar su impresionante tirón comercial partiendo desde la autoedición –aunque ‘Firekid’ está licenciado a BMG–.

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Su voz

Sin duda Alicia tiene en su instrumento vocal su gran baza. Un bonito timbre negroide y profundo, capaz de ir de graves a agudos (en falsete, eso sí) con alcance y sensibilidad, que suena con el desgarro de quien tiene el aparato de manera natural (asegura que nunca estudió música ni canto, apenas unas nociones). Con su color, no es de extrañar que pueda hacer suya cualquier canción, como muestran las versiones de Rihanna, Bon Iver, Adele, James Bay, Lykke Li, Drake, Katy Perry, The Black Keys o Nina Simone con las que empezó a asomar la cabeza.

Su base de fans nace en las redes sociales

Este punto conecta directamente con el anterior. Como la belga Angèle –pese a las diferencias estilísticas–, Alice Wonder comenzó como una cuenta de Instagram que abrió a principios de 2016 donde subía su serie #15secondcover, fragmentos de vídeos domésticos con esas versiones a guitarra o piano que luego empezó a colgar completas en un canal de Youtube. Su éxito fue brutal, creciente, llevándola a ver que realmente tenía que ofrecer, que gustaba al público, animándose a mostrar también sus propias canciones. Pero, sobre todo, antes de publicarlas ya contaba con una base de fans de decenas de miles de personas. Empezó su casa digital por el tejado, pero se sostiene.

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Su percepción abierta del pop

Como demuestra la variedad de artistas versionados, la visión que tiene de la música es rica y sin prejuicios, algo que conecta mucho con las audiencias más jóvenes. Pero, a la vez, está educada en un cancionero clásico, con un claro poso blues y soul que subyace en la base de sus canciones, incluso aunque muchas estén revestidas de electrónica, por lo que también parece capaz de captar a otros públicos. Aunque en ocasiones conecta con otras propuestas análogas como Mow o Pavvla, los arreglos coloridos y explosivos de ‘Clean Up The Mess’ o ‘Too Mad’ conectan muy claramente con una Florence Welch. Además, su apertura de miras la ha llevado a colaborar también con artistas tan distintos como la electrónica de Ed Is Dead o la canción de autor del portugués David Fonseca, cuya ‘Resist‘ muestra que está preparada para amplias esferas del pop.

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Su oscuridad

Alicia guarda un asombroso parecido físico con otra adolescente emergente en el mundo de la música, Billie Eilish. Y lo cierto es que, aunque el empleo de la electrónica que hacen ambas es dispar –como decía antes, Climent tiende a lo orgánico de manera natural–, también están unidas por cierta oscuridad atormentada en sus canciones, esa solemnidad envolvente de canciones como ‘Strategy’, ‘Wash Over’, ‘Bajo la piel’ –su primera incursión musical en el castellano, en la que veo un punto de copla (¡!)– o ‘Take Off’, su gran éxito con más de 4 millones de escuchas en Spotify.

‘Take Off’

Esa canción, precisamente, parece haber sido clave en el crecimiento de Alice Wonder como proyecto. El dichoso algoritmo de Spotify –o vete a saber qué alquimia– llevó ese tema de su EP debut a la playlist ‘La canción más bonita del mundo’, seguida por más de un millón y medio de personas de todo el mundo. Así, sucede que la ciudad del mundo que más escucha a la madrileña es México, nada menos, seguidas de Madrid y Santiago de Chile. Lo cierto es que, cifras aparte, es un tema fantástico, con esa melancolía que persigue a Alice en sus canciones amasando al piano un maravilloso crescendo a lo Justin Vernon, con fuegos artificiales finales, a la altura.

‘Firekid’

Y a finales del pasado verano llegaba por fin el citado álbum debut de Alicia, un disco producido por el experimentado Ángel Luján (Anni B Sweet) con la implicación directa del teclista de Vetusta Morla, Jorge González –otro de los motivos del crecimiento de Alice es, posiblemente, que ha ejercido de telonera en buena parte de la última gira del grupo–. Pero lo que realmente sobresale de ‘Firekid’ es que es un disco sólido, con una solidez casi impropia de un debut, repleto de detalles de producción interesantes y varias canciones muy destacables –las citadas párrafos arriba más ‘Playgame’–. Pero lo más fascinante, quizá, sea esa capacidad para maridar rock –con el piano ejerciendo la labor habitual de las guitarras, evocando un poco a la primera Tori Amos–, con trazos de jazz e IDM a lo Moderat. De seguir progresando así, ¿cuál será el próximo objetivo? ¿Una Riviera? ¿Un WiZink Center? De momento, las próximas oportunidades de verla en directo serán en la Sala Acme de Cerdanyola del Vallés y en la Sala El Veintiuno de Huesca, dentro del ciclo Girando Por Salas 2019.

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