En un mundo ideal la estadounidense Dawn Richard se merecería un mayor reconocimiento, tanto por parte de la crítica como, sobre todo, del público. Cuando tuve la oportunidad de charlar con ella en 2017 en su debut en el festival Sónar me encontré no sólo con una artista ambiciosa (en el buen sentido) y con las ideas clarísimas, sino también con alguien que durante años sentía que había sido incomprendida y que luchaba por eliminar los prejuicios que algunos le encasquetaron años atrás. Sí, formó parte de aquellas girl bands prefabricadas por Puff Daddy llamadas Danity Kane y Diddy-Dirty Money.
No obstante, una vez decidió mandar a la mierda todo aquello en 2011, Richard comenzó realmente a llevar las riendas de su carrera ella solita al margen de grandes discográficas y aduladores. La trilogía con la que se presentó al mundo, ‘Goldenheart’, ‘Blackheart’ y ‘Redemption’, apuntaba maneras por ese deje electrónico y futurista (Machinedrum llevó las riendas de la producción en la tercera entrega). Pero ahora, con este ‘new breed’ que nos ocupa, se afianza como toda una diosa del R&B, el pop y el soul. Ya están tardando Beyoncé y Rihanna en llamarle para marcarse una colaboración de aúpa.
‘new breed’ sonoramente es más accesible que su trilogía previa. Y además de aprovechar la ocasión para reivindicar la Nueva Orleans post-Katrina (ella nació ahí, aunque hace ya unos años decidió instalarse en Los Ángeles), a lo largo de estos diez temas Richard construye un magnífico tratado de empoderamiento femenino que ya se vislumbra en la misma portada al portar un gorro indígena que históricamente sólo podían llevar los hombres.
A pesar de que en ese tema que funciona como un 2×1, ‘vultures/wolves’, deja relucir su yo más vulnerable (habla de cómo ha sido devorada por sus ex parejas, además de por esa industria musical que no le ha defendido como se merecía), en el resto de los temas Richard se muestra como una mujer fuertísima que puede con todo y todos. En el tema titular, la más R&B y hip hop del lote, literalmente dice “There ain’t no bitches / Ain’t no Queens / I’m the motherfucking king”; mientras que en ‘spaces’ manda a tomar viento a todos aquellos que alguna vez en su pasado se han atrevido a cuestionarle por su aspecto.
Más allá de la ya mencionada ‘vultures/wolves’ hay un número de piezas que destacan por sí solas. La funky ‘dreams and converse’ es puro verano y positivismo carpe diem; en ‘jealousy’ marca su territorio al son de una melodía reggae que imaginamos que habrá encantado a Rihanna ahora que, al parecer, está preparando un disco inspirado en la música jamaicana y, en ‘sauce’, producida por Hudson Mohawke, se marca uno de los estribillos más sobresalientes y efectivos de toda su carrera. En muchos momentos viene a la cabeza inevitablemente ‘Lemonade’ de la ahora vegana Beyoncé, para que engañarse, pero a diferencia de aquel disco aquí todo suena muchísimo más sincero. Ojalá le vaya bien con este trabajo porque se lo merece.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘dreams and converse’, ‘jealousy’, ‘sauce’, ‘vultures/wolves’
Te gustará si te gusta: la trilogía previa de Richards y la Beyoncé de los últimos años
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