Rebe: ninfa de pop doméstico, antiestrella de la canción ligera, anomalía del sistema

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Rebe: ninfa de pop doméstico, antiestrella de la canción ligera, anomalía del sistema

Si amas la perfección formal y estética; si la vida te ha dado tantos palos que ha acabado con tu sensibilidad; si Twitter te ha convertido en una bestia parda que solo alberga odio… ya puedes salir y soltar tu bilis por ahí. Porque Rebe es claramente una artista que se sitúa de una manera totalmente natural (al menos eso, naturalidad, es lo que transmite por encima de todo) fuera de los cánones del pop de nuestros días.

Con una cuidada –a su manera– estética post-vaporwave romántica amateur –por intentar acercarnos a definirla–, esta chica de tan sólo 22 años lleva varios meses encandilando al underground con las canciones que viene mostrando y, también, con los vídeos de su canal de Youtube: flores secas, filtros emulando el sueño o la duermevela, imágenes duplicadas y deformadas con efectos de edición retro, gente durmiendo de fondo en su dormitorio (que ya reconocemos casi como el nuestro)… Un indescriptible universo visual que sin duda Harmony Korine, Tim Burton o David Lynch encontrarían fascinante.

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Pero más allá de su estética están sus canciones. Tras una primera fase en formato dúo con su amiga Luli como Luli Rebe & Sus Xocolatinas –de entonces es ‘Me clavao un pinxo‘, la canción a la que declaró públicamente su amor Rocío Quillahuaman días atrás–, el pasado verano Rebe comenzó a subir sus propias canciones a Soundcloud y Youtube. Unas canciones que son puro ensueño analógico al que el concepto costumbrismo se le queda pequeño: peticiones a su padre para que no entre en su habitación con los acordes de la sintonía de ‘La abeja Maya’ (‘No me molestes’), narraciones de un día metida en la cama como refugio del verano (‘Sola en mi habitación comiendo 1 melocotón’), teen-angst con olor a ropa sucia (‘Nunca mas nunca mas’) u odas a su propio «culito» (‘wapa wapa wapa wapa wapa wapa’) pueblan unas melodías que desarman, frágiles y hermosas.

Supongo que para los más jóvenes del lugar lo más sencillo de asociar a Rebe es el pop de dormitorio de Clairo. Pero sería quedarse corto en un universo en el que sus disonancias y su imaginación melódica la sitúan como un ente a medio camino de Ana D, Hidrogenesse, Daga Voladora y Daniel Johnston. Y es que Rebe es, como la autora del mítico ‘Satélite 99’, una enamorada de la canción melódica en su sentido más clásico, y tiene a Jeanette, Vainica Doble o Kikí D’Akí como referentes. No sorprende, por eso, que haya reinventado ‘El futuro’ de la última –con una base que parece la de ‘Losing My Edge’ de LCD Soundsystem– o una delirante ‘Dama Dama’ de Cecilia. Pero sí deja un poco más picueto que, en realidad, su política a la hora de elegir las versiones es totalmente libre: capta una canción que le gusta y se la lleva a su terreno.

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Así, algunos de sus mayores triunfos son completas transformaciones de ‘Ni una sola palabra’ de Paulina Rubio, el famoso bolero ‘Algo contigo’ o ‘Corazón partío’ de Alejandro Sanz, convertido en una canción completamente nueva… y maravillosa. Algunas de estas canciones ajenas y propias han sido reunidas en ‘Recuerdos de cuando me aplastó una roca y me morí‘, un álbum digital que ha sido co-editado por los artesanos sellos Snap! Clap! Club y Jeanne D’Arc en 50 cassettes contenidas en fundas de tela cosidas a mano por la propia artista. Una señal, otra, de la singularidad de Rebe, una auténtica anomalía de un sistema en el que propuestas de una belleza tan rara parecían casi desterradas.

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