Como decía cuando hablaba de ‘Culpable y feliz‘ un par de semanas atrás, había cierto misterio en el hecho de que canciones como ‘Tinder Love’, ‘Crush On You’, ‘Can’t Take It No More’ o ‘Touch’ no hubieran sido más celebradas pese a ser bien redondas y mostrar buen gusto instrumental y melódico. Su autora, Brigitte Laverne (de nombre real Alexia Taulé), se mostraba como una chica encandilada por la BSO de ‘Drive’ y los sonidos sintéticos propios de los 80, que envolvían su EP debut en una bruma de claroscuros que evocaba a Moroder.
Como una paradoja, ese primer adelanto de este nuevo trabajo, ‘Disco China’, nos daba la clave de esa incertidumbre: esa canción, ‘Culpable y feliz’, cabalgaba sobre guitarras más marcadas y ruidosas y baterías reales (que en realidad ya aparecían, aunque más sutiles, en ‘Wasted‘) rememorando, más que a la peli de Nicolas Winding Refn, a una de Jon Hughes. O, trasladándonos al panorama nacional, aproximándose a un power pop que no remite tanto a Airbag o Los Vegetales (que también) como a Los Romeos de Patrizia Escoin. Y quizá la «culpa» la tenga una producción de acabado un tanto amateur, más propia de los últimos 80 que de nuestros días, desluciendo un puntito el conjunto. Pero ese tono entre la candidez (de sus melodías dulces) y lo perverso (de sus letras tan directas que se podrían interpretar como crueles) de aquel memorable y efímero grupo de Castellón tiene eco, quizá involuntariamente, de manera encantadora a lo largo de casi todo este mini-álbum de 7 canciones. Emerge sobre todo en ‘Déjame en paz’ y ‘Que gane el mejor’, donde se equilibra ese sonido retro característico de los teclados de Alexia, el punkpop de los Ramones (o de Sigue Sigue Sputnik, teniendo en cuenta la estética de los sintes) y el puntito en plan Los Planetas de ‘Vas a verme por la tele’ por sus pendencieras letras de venganza sentimental.
Letras que, como gran baza, están interpretadas por primera vez en español y que, como la propia Taulé apunta en nota de prensa, presumiblemente servirán para empatizar mucho más con su público potencial. Porque, además, pese a ser, según ella, lo que más le ha costado sacar adelante de este disco, están realmente bien: bien construidas, eludiendo la poesía chirriante y con un léxico razonablemente rico (pese a rimar «canciones» y «emociones»). Pero, sobre todo, no se andan por las ramas: el sexismo en la música (aludida en frases como «mejor calla / las chicas callan» en ‘No lo haces nada mal’; algo que una vez nos dijo no haber padecido… aún), lo bueno y lo malo de girar con un grupo (‘Disco china’), lo fútil de la juventud (‘Te crees muy eterno’) y emociones íntimas son bastante concretas.
En todo caso, lo que más deslumbra de ‘Disco china’ es la inmediatez con la que se ejecuta, como si Brigitte Laverne describiera musicalmente un paseo en una montaña rusa trepidante, con melodías arrebatadoras prácticamente de cabo a rabo (especialmente en su primera mitad). Los 21 minutos que transcurren desde ‘Bienvenido al realismo’ (que lleva a reflexionar en cuánto de ska tenían los primeros Depeche Mode) a la potente ‘No lo haces nada mal’ (en la que chirrían un poco esos «oh-uh-oh»s) vuelan gracias a canciones redondas que, además de sólidamente estructuradas, poseen esa vibración especial, ese pellizco que engancha sin remisión. Y encima, con un portadón que nos recuerda un poco a ‘Hora de aventuras’ y otro poco a Simon Hanselmann. Triunfada.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Culpable y feliz’, ‘Disco china’, ‘Te crees muy eterno’, ‘Bienvenido al realismo’
Te gustará si te gusta: Los Planetas más punkpop, las BSOs de John Hughes y recuerdas a Los Romeos.
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