Molly Burch / First Flower

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Molly Burch / First Flower

La voz de Molly Burch es de esas que se identifican a la primera una vez te has detenido a escucharla. Un timbre que es capaz de pasar de bonitos agudos aterciopelados a unos graves guturales, en unos giros que hacen pensar en ella como una artista de otro tiempo, casi como una starlet del Hollywood dorado –quizá tenga que ver en ello los estudios universitarios en jazz vocal que cursó en Carolina del Norte–. Ahí, a un hipotético espacio temporal entre los años 40 y 50, nos transportan las canciones de ‘First Flower’, su segundo álbum de estudio publicado el pasado otoño que esta semana presentará en una gira peninsular: comienza en Praza do Ferro de Ourense (28/06), sigue en Radar Estudios de Vigo (29/06) y, tras pasar por Portugal, continúa en la sala El Sol de Madrid (4/07) y Loco Club de Valencia (5/07), culminando en el Vida Festival de Vilanova i la Geltrú (6/07).

Pese a ser publicadas por Captured Tracks, las canciones de esta californiana afincada en Texas no entran en los cánones habituales del generalmente oscuro y garajero sello neoyorquino. Ni siquiera se puede decir que sean lo-fi. Al contrario, su sonido es cristalino y pulcro, sencillo pero lleno de matices a través de preciosos arreglos de guitarras y coros, que la emparentan con M. Ward –sólo o con su proyecto junto a Zoey Deschanel, She & Him– o, de manera más evidente, con Angel Olsen. Pero, aunque llenas de melancolía, las canciones de Burch raramente caen en ese punto turbio y oscuro que a veces muestra la autora de ‘My Woman’. Como mucho, pueden tener la tristeza de un blues majestuoso engalanado con un arpa, como el de la final ‘Every Little Thing’, o adentrarse en la cadencia propia de una madrugada calurosa, como en ‘Good Behaviour’.

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Pero, sobre todo, en ‘First Flower’ predominan unas melodías luminosas que, potenciadas con bases rítmicas musculosas, maduran en canciones tan fantásticas como aquella ‘To The Boys’ que, con su mensaje de autoconfianza, seleccionamos como Canción del Día; o como ese precioso arranque de álbum que, entre ecos de la frontera con México, conforma el trío ‘Candy’, la maravillosa ‘Wild’ –ambos singles son reflexiones sobre vencer la ansiedad, que por momentos, dice, puede ser «adictiva»– y ‘Dangerous Place’. Tanto da si canta reproches como los de esta última o ‘Next To Me’ o directas declaraciones de amor como ‘Without You’, ‘First Flower’ o la vibrante ‘True Love’, Molly casi siempre mantiene un tono colorido que se contagia a través de su maravillosa voz y los preciosos detalles instrumentales interpretados con su pareja personal y artística (Dailey Toliver, co-produce y toca en el disco). Sólo cabe achacar a este ‘First Flower’ que, ante lo reiterativo su ascética propuesta instrumental, por momentos se te puede ir el santo al cielo. Pero, cuando está de dulce en lo compositivo (es decir, en casi todo el álbum), es para ponerla un rancho.

Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘To The Boys’, ‘Wild’, ‘Candy’, ‘Dangerous Place’, ‘Without You’
Te gustará si te gustan: M. Ward, Angel Olsen, Stella Donnelly
Escúchalo: Spotify

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