Amaral: «Nadie está preparado para que te vaya rematadamente bien ni rematadamente mal»

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Amaral: «Nadie está preparado para que te vaya rematadamente bien ni rematadamente mal»

Cuando alguien sitúa su 8º disco en el número de 1 de ventas no puede hablarse de casualidad. La suerte no es una cosa que «volverá a nuestro lado» sino que no existe cuando hablamos de los Amaral de 2019. Se nota en cada palabra de Eva Amaral y Juan Aguirre el grado de meditación y trabajo en todo lo que han hecho durante los últimos años. Tras ‘Hacia lo salvaje’ y ‘Nocturnal’, los dos discos más interesantes de su carrera, vuelven a distribuir en una major, Sony, aunque lo importante es que han decidido dar un giro más patente que nunca en su nuevo disco, ‘Salto al color‘. Foto: Javier Soto Azpitarte.

Cuenta Eva que otras veces han hecho lo que para ellos eran cosas nuevas, pero que esta es la ocasión en que más gente les está comentando lo que han cambiado en este disco. Hay ritmos dancehall, folk, ecos de new age, guitarra portuguesa y flamenca… y algún tema cercano al electropop como en otros de sus álbumes. Amaral dejan como siempre una buena conversación sobre temas estrictamente musicales y también relativos a la sociedad o a la industria musical. La gira de Amaral, tras estrenarse en Dcode, tiene grandes fechas ya confirmadas. Detalles, en su web.

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El disco es bastante diferente a lo que soléis hacer. ¿Lo habéis buscado o ha surgido de manera natural?
Eva: Ha surgido de manera natural, no forzada, pero porque nosotros nos sentíamos diferentes. No habría sido natural volver a transitar por el mismo camino que discos anteriores. Me alegra que digas esto porque sentimos por primera vez que la evolución es más patente. Otras veces sentíamos que habíamos hecho una vuelta de tuerca y la gente nos decía: «¡es el disco más Amaral de todos!». Esta vez ha sido más evidente.
Juan: El público y los medios veis la cronología de disco a disco. Es la manera de evaluar la evolución de una banda. Pero nosotros todos los días abrimos una nota de voz, apuntamos algo o descubrimos una canción que nos gusta. Llama un amigo y te dice: «tienes que escuchar esto». Y de gira las posibilidades de descubrir música se multiplican.

¿Qué sentís que es lo más diferente?
Eva: Hemos hecho el disco que nos hubiera gustado oír y bailar. Este disco tiene mucha relación con el movimiento y con el hecho de que sentimos ganas de hacer algo más colectivo, a nivel movimiento, baile… La parte rítmica es más patente. Pero hay cosas que estaban en discos anteriores, todos los teclados con que hemos jugueteado estaban en canciones de discos anteriores. Lo que pasa es que en este disco todo eso está más concentrado.

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La parte synth-pop estaba, pero otra no. Habéis jugado con la world music, el single es tropical, ‘Bien alta la mirada’ me parecía un poco reggaetón, vosotros lo llamasteis dancehall más bien…
Juan: Eso concretamente no, el dancehall, las cosas más jamaicanas.. no estaban.
Eva: Pero sí era algo que ya escuchábamos.
Juan: Sobre la parte world music, siempre ha habido una parte de folk en nuestras canciones. Como guitarrista sí he jugado con instrumentos de doble cuerda, mi primer sitar me lo regaló Eva y ella se compró otro. Eso sí que estaba. Pero más que justificar que si estaba o no, que da igual, lo importante ha sido el salto que se deriva de la revolución digital. Los sistemas de producción han cambiado a merced a la revolución digital. Puedes coger un instrumento antiguo y tratarlo con procesos nuevos. Estamos en un momento en que esa manera de componer o procesar el sonido se ha hecho patente, y hay gente que lo ve chocante y hay gente que lo abraza con entusiasmo. No es tanto una diferencia entre géneros como que hay a quien le gusta el sonido clásico y a quien le gusta la revolución digital. Nosotros vamos a ir a la radio a hacer en acústico ‘Ruido’, ‘Mares’ y ‘Bien alta la mirada’ y honestamente creo que son grandes canciones.

Eva: «Hay algo que ha cambiado en el ADN. ‘Señales’, más que como una canción, yo la veía como pasar de una habitación a otra, como si fuera un musical»

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¿Qué producción refleja mejor la adaptación de la revolución digital?
Juan: ‘Bien alta la mirada’ tiene un montón de cosas que si las escucharas por separado sin la voz, verías que vienen de sitios distintos. Yo crecí con música inglesa, con las superbandas, la tradición… y ahora lo único que puedes hacer es abrirte. Te puedes quedar ahí, tengo amigos que lo han hecho y me encanta, yo sigo siendo fan de los grupos con los que crecí, pero (como músico) solo puedes abrirte. ‘Entre la multitud’ también me encanta. Tiene algo de pop sueco que me flipa por las melodías, tiene algo de clásicos de electro-rock, una Rick de 12 cuerdas de las bandas con las que crecí y una melodía de voz que cuando Eva me enseñó me encantó. La parte de «nunca volveremos a encontrarnos».
Eva: Para mí ‘Señales’ sería un buen ejemplo de evolución en manera de componer, que no es de guitarra acústica. Son ideas que se ponen en común desde una base de ordenador. Hay melodías que van a sitios, diversas partes en la canción, la estructura es diferente… Hay muchas melodías que surgen por algo que está sonando: un bombo a negras que entra, la batería… no solo es componer con la guitarra. Hay algo que ha cambiado en el ADN. Más que como una canción, yo la veía como pasar de una habitación a otra, como si fuera un musical, más bien una cosa teatral. No voy a decir ópera, porque nos queda muy grande, pero… Y otro ejemplo es ‘Halconera’, que es de música tradicional, folk, con las flautas de Carlos Núñez, pero vestida con capas de sintetizadores haciendo un movimiento, con un teclado que grabó Tomás Virgós como un aleteo. Hay percusiones generadas con ordenador en mi casa… Cosas que generan que parezca que estás viendo el halcón volar.

Las guitarras de ‘Señales’ son un poco como U2, pero es verdad que hay muchas otras cosas.
Juan: Abraham de León Benavente vino porque Eva iba a hacer una colaboración con él (NdE: ‘Amo’), fui al estudio para echarles un cable y que ellos se concentraran solo en lo artístico. Y escuchó esta canción y dijo que la guitarra le sonaba africana. Luego lo escuché y dije: «igual sí que tiene ese carácter», pero fue casual.

Eva: «Al disco le vemos una unidad, más que nada por temática: la reivindicación de la identidad de las personas»

El disco empieza y termina con las canciones un poco más new age, world music… ¿Fue una opción centrarnos en eso o queríais hacer un disco variado?
Eva: Le vemos una unidad, más que nada por temática, porque creemos que casi todas las canciones hablan de la reivindicación de la identidad de las personas. Luego, esos sonidos que para nosotros dan la unidad no siempre están en la parte más alta de la mezcla.

Hay un momento que es particularmente un susto: un tema de electropop como ‘Juguetes rotos’ saliendo después de ‘Soledad’, que tiene una guitarra flamenca.
Juan: Nuestros discos siempre han sido variados.
Eva: Igual nos pasamos de dinámica (risas)
Juan: Una vez cuando estábamos grabando un disco en Inglaterra, llegó el propietario del estudio y le dijo a Eva: «you’re riding too many horses». Quizá porque escuchó alguna canción más electrónica. Pero le dijimos que cabía porque nosotros le vemos la unidad.

¿Sois conceptualistas para redondear discos u os dejáis llevar?
Juan: Yo soy superimpulsivo y visceral y poco racional buscando ideas. Pero una vez que la hemos encontrado, quieres que algo suene muy bien. Es como si las canciones mandaran, como si lo esencial fuera la canción y estuvieras al servicio de llevarla tan lejos como creas tú que la canción tiene que ir. También, hay una voz muy identificativa, que es la de Eva, y cierta manera de hacer pequeños riffs y enlazarlos: nuestra identidad está ahí.

Cuando hay una voz tan reconocible como la de Eva se dice que es lo que da la unidad a un disco…
Eva: Pero las guitarras de Juan también y yo creo que tiene más mérito, porque una voz es la que tienes. Pero que con un instrumento digas «esto suena muy Aguirre», por su manera de entender la melodía…. Y eso de «montar muchos caballos» nos ha pasado siempre. Hay muchas cosas que nos gustan y eso termina revirtiendo.

Tu preocupación, Juan, decías que era ir a la radio y poder hacer un acústico con tu experimento…
Juan: Es más importante para nosotros, porque hacemos canciones.

Pero queréis experimentar… Poder ir a una radio con una acústica de lo que tengas sería el límite…
Juan: Igual somos muy osados porque pensamos que todo se puede llevar… No tengo claro si ese es el límite. Si me pongo humilde y pienso que hacemos canciones pop, te diría que el límite es ese, pero hay cosas del disco que son esenciales y ya no están circunscritas al pop, solamente. Soy muy fan de Boards of Canada y salvo alguna canción… no se podría hacer con guitarra. ¡Quizá con dos! (risas)
Eva: Pero Moderat se podría hacer con guitarra…

Las letras del disco son bastante claras, pero tengo alguna pregunta. En ‘Tambores de la rebelión’ hay un «mi vida no es fácil» y una respuesta: «no lo es la de nadie».
Eva: Es una conversación real, es la típica persona a la que le estás diciendo «yo tengo esta problemática» y responde «y yo la mía». La canción habla de alguien que es tóxico, que va a intentar que vayas para abajo y absorberte la energía.

Yo pensé que hablabas de la fama.
Eva: No tanto de la fama como del hecho que si alguien quiere llegar a tu vida o ser tu pareja, tiene que saber que estás todo el día viajando, tienes peculiaridades. Pero la respuesta era buena: todos tenemos peculiaridades.

Juan: «Una persona adolescente no es idiota, es adolescente (…) Una persona adolescente puede ser más ingenua y haber escuchado menos cosas, pero la manera en que vive la música es muy poderosa»

En ‘Peces de colores’ creía que hablabais de la discriminación por edad por la frase «no marcarán más mis horas tu reloj», pero luego me di cuenta de que no.
Eva: O sí, cada uno interpreta lo que quiere. Estábamos empezando a escribir y queríamos hablar de una persona que se siente de otra manera a cómo las personas la ven desde fuera. En ese dilema vimos a Gabriel, un adolescente transexual aragonés, en las noticias, contando su historia. Quería cambiar su nombre en el DNI para que todo en su vida fuera acorde. Y hablaba con una serenidad…
Juan: Con un peso…
Eva: Con un aplomo de «no van a impedir que sea quien soy». No es ningún error su existencia ni su manera de sentir.

Vosotros ahora estáis sonando mucho en radio, además, no sé si habéis sentido la discriminación por edad, aunque en España yo creo que no hay tanta como en Reino Unido. Shakira suena en radio a machete con más de 40.
Eva: Se nos discrimina toda la vida. De joven eres muy joven para nosequé. En toda tu existencia hay trabas.
Juan: Pasa con la adolescencia. La gente adulta tiende a pensar que los adolescentes son idiotas, que tiene gustos musicales horribles, que no son clásicos obviamente. Yo soy mayor pero recuerdo muy bien que el mundo adulto lo veía de una forma banal y me da rabia. Pero soy capaz de conservar esa percepción de intentar pensar como una persona adolescente, que no es idiota: es adolescente. Puede ser más ingenua y haber escuchado menos cosas, pero la manera en que vive la música es muy poderosa. Hay una cosa que no quiero perder, que es escuchar música con absoluto entusiasmo. Con algunas cosas actuales he sentido lo mismo que cuando escuché por primera vez a los Smiths.

Juan: «La música significa no pensar mucho y modificar tu estado de ánimo de manera irracional (…) La música para mí es llegar a un sitio por primera vez»

¿Con cuáles?
Juan: Boards of Canada me dejaron loquísimo. De ‘Swamp Song’ de Dua Lipa, de una banda sonora, escuché una remezcla cuando estaba corriendo, y fue increíble: la estrofa es maravillosa y el estribillo igual; el ritmo sobre el que caminaba la voz, igual. La música te brinda algo nuevo todos los días, incluso de otras épocas porque antes eras occidental-centrista. Luego descubres calipso, reggae, cosas de música negra cuando grabamos en Brixton, cosas que no habían llegado a tu vida en Zaragoza. La música significa no pensar mucho y modificar tu estado de ánimo de manera irracional. Siempre lo he vivido. Cuando cuelgo la guitarra no quiero saber ni el tono en el que estamos, como cuando no sabía hacer nada. Cuando tocas un instrumento nuevo, como en «Mares», en la que hay una guitarra portuguesa, todo suena mal al principio porque no conozco el camino, pero cuando das con algo que suena bien, tienes la sensación de llegar a un sitio por primera vez. La música para mí es llegar a un sitio por primera vez.

Juan: «Cuando estamos haciendo un disco estamos en una burbuja, nos olvidamos de los discos anteriores, de las ventas y de todo porque empezamos así y nos fue bien»

¿Conectáis con nuevo público adolescente? Parece que la gente joven solo escucha urban, pero de repente salen Carolina Durante o Amaia y lo petan. Hay adolescentes de todo tipo…
Eva: Tenemos un público muy variado, de todas las edades, desde el primer disco, es realmente sorprendente.
Juan: No es algo que nos preocupe cuando estamos haciendo un disco. Estamos en una burbuja, nos olvidamos de los discos anteriores, de las ventas y de todo porque empezamos así y nos fue bien. Es un ideal olvidarte de todo eso, quizá. Si no hiciera discos con Eva, tendría más difícil abstraerme. Pero al encontrarnos los dos con la sesión de Logic, el programa que usamos, en blanco, todo lo que vendimos no cuenta, todo lo que hay en el mundo exterior no cuenta.

Lo decía también porque habéis estado un tiempo sin sonar en radio, aunque ahora habéis vuelto.
Eva: Nunca dejó de sonar en radio, creo. Yo no tuve esa percepción de que desapareciera.

En la lista de «lo más radiado» estáis ahora, pero no sé si con los dos últimos discos. Como tampoco suenan en radiofórmula Vetusta Morla y actúan para 40.000 personas en Madrid.
Juan: «En ‘Nocturnal’ la canción que sonó fue ‘Lo que nos mantiene unidos’ y en ‘Hacia lo salvaje’, ‘Cuando suba la marea’.
Eva: Y ‘Hacia lo salvaje’.
Juan: Hay canciones de anteriores discos que suenan de manera recurrente. Es cierto que «Mares» ha entrado en casi todas las radios, estamos encantados, es maravilloso.

Juan: «Sería una idiotez decir «no me influye lo que está de moda». O sea, ¿por qué no?»

Habrá quien diga que habéis hecho un dancehall porque es lo que se lleva, o algo tropical porque es lo que se lleva.
Juan: Nos influye todo lo que se lleva, otra cosa es que seamos miméticos. En el primer disco éramos muy fans de Portishead, Massive Attack, de todo post-Bristol, cuando Tricky tocaba en Aqualung… pero al hacer el disco no teníamos ni la tecnología, ni los medios. Como adorábamos lo clásico, hicimos lo que pudimos con las canciones. Cuando hemos tenido un acercamiento a lo que estaba de moda de cada disco, hemos intentado no ser miméticos… Me encanta el sonido de la 808, pero una cosa nos interesa cuando conseguimos hacerla nuestra. Una cosa es la 808 de los 80 y otra lo que se hace con ella en 2020. Nos influye todo: la música de las series… Sería una idiotez decir «no me influye lo que está de moda». O sea, ¿por qué no?
Eva: El ritmo de reggaetón, dancehall, trap o como lo quieras llamar, está inventado ahí desde hace muchos más años que esas etiquetas. Está en canciones de antes que me gustaban y de ahora que me gustan.

Eva: «Para mí es igual de emocionante Pixies que Azealia Banks»

¿Estás pensando en una canción concreta?
Eva: Últimamente, desde ‘Nocturnal’, un amigo Xabi B y yo hemos estado pinchando, como dj’s entre comillas, y hemos evolucionado de canciones pop-rock a ir evolucionando a cosas más basadas en lo rítmico, en poner a gente a bailar en un bar, en un festival… En esa evolución han entrado un montón de cosas. Xabi es muy del trap, del hip-hop…
Juan: Para mí fue muy importante ir a las sesiones de Eva y Xabi, disfrutar de la música en un contexto colectivo, en sesiones del 8yMedio.
Eva: Para mí es igual de emocionante Pixies que Azealia Banks.

Justo cuando salgamos de esta entrevista saldrán las listas de ventas, ¿lo sabíais? ¿Estáis pendientes de si entráis al número 1?
Juan: No, ni idea
Eva: ¡Chan, chan! (risas)

Os da igual…
Juan: Ahora que lo dices me da curiosidad…

Juan: «Yo ya he vivido tener el disco más vendido del año. No fue la época más feliz de mi vida. Quizá habría tenido que ir al psicólogo»

Sony no ha influido a nivel artístico, imagino, ¿pero a nivel estructural…?
Juan: Sí que se nota. Mira, la verdad es que cuando hicimos Antártida, fue porque en el cono sur llegamos a vender mucho. En Chile, Argentina… Y EMI, que había absorbido Virgin, desapareció. Temíamos un efecto dominó. Aquí desapareció unos años más tarde. Hicimos el sello y el estudio como un método de volcar nuestras inquietudes musicales. Cuando conocimos a la gente de Sony nos pareció interesante completar el equipo para dedicarnos más a la música. Con el sello nos ocupábamos de cosas que no eran musicales y para las que no tenemos ninguna vocación. Sony ha influido positivamente, y aunque conservamos Antártida, consideramos a Sony nuestra discográfica.
Eva: Por otro lado, teníamos una oficina con gente con mucha afinidad trabajando, una manera de apoyarlos era tener a Sony.
Juan: A mí ahora mismo que lo has dicho, me importa muchísimo la lista y deseo que el disco vaya bien por todo nuestro equipo. Tenemos una banda maravillosa, una gente en comunicación maravillosa. Yo ya he vivido tener el disco más vendido del año. No fue la época más feliz de mi vida. Quizá habría tenido que ir al psicólogo (risas) Y sé a qué sabe eso, pero es para compartirlo. ‘Nocturnal’ fue bien, ‘Hacia lo salvaje’ superbién, y es para la gente que ha intentado entender lo que tenemos sónicamente en la cabeza. Luego están los técnicos de sonido, el resto del equipo… ojalá vaya bien por compartirlo con ellos.

La gente que también ha tenido en España «el disco más vendido del año» que he entrevistado, también tuvo una relación peculiar con la fama: a Cranberries se los llevó por delante, Bebe contaba que lo pasaba fatal porque se le tiraban al coche… Vosotros no tenéis ese recuerdo fatal, por lo que veo…
Eva: No es que tenga mal recuerdo. Fue bonito, pero tardamos un poco en darnos cuenta que había que celebrarlo más. El siguiente disco también fue el más vendido. Tuvimos varias oportunidades de aprender a disfrutarlo.
Juan: Nadie está preparado para que te vaya rematadamente bien ni rematadamente mal.
EVA: Una explosión con ‘Estrella de mar’, no es que no la disfrutes, es que todo el mundo quiere que estés en varios sitios a la vez. Y yo tengo algunas lagunas tremendas, es una vida tan loca… de estar por la mañana en un sitio y por la tarde en otra… Fueron un par de años muy intensos. Cuando lo asimilas, empiezas a disfrutarlo.

«Nadie está preparado para que te vaya rematadamente bien ni rematadamente mal»

Aunque no fueras al psicólogo, Juan, parece que sí lo has hecho. Se te ve muy calmado. No sé si porque sois tímidos o porque nunca contáis ciertas cosas.
(risas) Eva: Nos ha pasado de todo… También digo que aunque diéramos esa sensación de estallido, llevábamos muchos años con maquetitas, en Zaragoza, viniendo a Madrid donde no había nadie escuchándonos literalmente, solo los camaremos…. Fue gradual, no salimos de la nada.
Juan: Nos ayudábamos mutuamente. Siempre nos entendimos mutuamente y hacíamos los dos las dos cosas. La gente asumió que «Eva canta muy bien y yo era el cerebro», pero no. Eva toca la guitarra, yo hago un trocito de letra. Somos como una banda de más personas, pero en lugar de ser 5 chicos éramos un chico y una chica, que eso resultaba chocante. Eva hace bases, arreglos, y yo puedo hacer letras.

Esto se vio con la polémica de ‘Sin ti no soy nada’, que sigue en esa lista negra… (y es una canción de Juan, no una de Eva mostrando su dependencia hacia un hombre, como el dúo ha explicado varias veces).
Juan: Pero está bien que se propicie el debate, porque si llegamos a algún punto sobre algo… Obviamente la gente que nos conoce sabe cómo somos, pero si una canción sirve para debatir cosas…. Tienen otras canciones sobre las que también se puede debatir. Yo creo que siempre nos hemos cuidado el uno al otro, por encima del proyecto musical, y eso nos ha dado aire.

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