No revelaba lo bueno -lo sentido, lo reflexivo- que era el libro de Brett Anderson sobre su adolescencia y su relación con sus padres, ‘Mañanas negras como el carbón‘, y seguramente lo mismo suceda con su continuación.
El próximo 9 de octubre, esto es, la semana que viene, sale a la venta ‘Tardes de persianas bajadas’. Y si en el libro anterior, echábamos de menos que el líder de Suede se explayara sobre su carrera musical, esta es la nuestra. Según el avance de Editorial Contra, «si en ‘Mañanas negras como el carbón’ Brett Anderson daba cuenta de su infancia y juventud en Haywards Heath y de los inciertos inicios de Suede, en la segunda entrega de sus memorias, el cantante se sumerge en la etapa más intensa y convulsa del grupo: la del éxito del primer LP de la banda, la de los incendiarios artículos y portadas de los semanarios musicales británicos, la de la tensa concepción del extraordinario ‘Dog Man Star’ y la ruptura con el guitarrista, compositor y amigo Bernard Butler, y la de la reinvención del grupo con ‘Coming Up'». Continúa la nota de prensa: «Sin embargo, tras el éxito fulgurante y unas giras internacionales extenuantes, llegarían las adicciones a las drogas duras y el anquilosamiento creativo, que desembocarían en el progresivo desmoronamiento de la banda». Puedes descargar gratis el primer capítulo del libro, por cortesía de Contra, aquí.
Como los títulos de sus discos, Brett Anderson comienza el relato de este nuevo libro de manera algo relamida y pomposa. Sin embargo, pronto entramos en materia y hallamos en estas primeras 20 páginas todas las cosas que nos encantaron de ‘Mañanas negras como el carbón’: su sentido de la autocrítica en el mismo título del capítulo («El libro que dije que no escribiría») o en sus palabras (se ampara en la “necesidad infantil de ser oído”), y ese reírse de su viejo yo (“frenesí de autocomplacencia en bucle”) y de sus semejantes («los grupos de rock emprenden la misma marcha fatigosa y previsible por los mismos senderos previsibles»), quizá huyendo del ego que estuvo a punto de llevárselo por delante.
También empezamos a hallar el desprecio por algunos de los grupos de la época que se adivinaba en el libro anterior (se refiere a «un tropel de conjuntos tan respetables como espantosos que se enorgullecían de sus sosas credenciales indies y de su ideario político de último año de secundaria») y explica cómo habría sido mejor su propio disco de debut y cómo lograron una base de fans sin redes sociales. Un avance que deja con los dientes largos, pues probablemente el libro consolida a Brett Anderson como un narrador definitivamente ácido, crítico y divertido. El mismísimo Neil Tennant de Pet Shop Boys lo ha descrito como «un emocionante relato personal de los dramas de un grupo británico único».