20 películas de terror y cine fantástico exhibidas en Sitges 2019 (2 de 2)

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20 películas de terror y cine fantástico exhibidas en Sitges 2019 (2 de 2)

Publicamos la segunda parte de nuestro especial 20 películas de terror y cine fantástico exhibidas en Sitges 2019, donde el premio a Mejor Película ha sido para ‘El Hoyo’, la mejor dirección Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles por ‘Bacurau’ y los mejores actores Miles Robbins (‘Daniel Isn’t Real’) y Imogen Poots por ‘Vivarium’ Puedes recordar la primera parte del Especial Sitges, aquí.

‘Vivarium’: la deprimente vida occidental

Lorcan Finnegan mejora sustancialmente desde la pretenciosa y algo aburrida ‘Without Name’, volviendo con esta cinta que ya reseñamos a su paso por Cannes, y que personalmente me ha dejado más huella que a mi compañero Fernando García. Amparándose en una estética pop, no tan años 50 como adaptada a los tiempos de ‘Black Mirror’, ‘Vivarium’ supone una crítica feroz a esa sociedad occidental que, ¿paradójicamente?, nos lleva a vivir vidas iguales y a tener casas iguales; y al modo en que, para más inri, cavamos nuestra propia tumba por ejemplo con nuestras hipotecas. También interpretable como un retrato de la decadencia del matrimonio tradicional, ‘Vivarium’ está apenas protagonizada por Imogen Poots y Jesse Eisenberg, aunque hay que mencionar la presencia de un niño casi tan odioso como el de ‘Tenemos que hablar de Kevin‘. 8.

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‘The Room’: ten cuidado con lo que deseas

Hablando de niños insoportables, esa es una de las bazas de ‘The Room’, una película en la que una habitación mágica da a sus protagonistas todo aquello que desean… pero con una particular condición. Con influencias de ‘El retrato de Dorian Gray’ y ‘El curioso caso de Benjamin Button’, Christian Volckman (‘Renacimiento’) nos lleva a un mundo de planteamientos filosóficos, dilemas éticos y universos paralelos, pero con toda la ligereza del mundo: los cuadros más ansiados por el pintor protagonista no son otros que la Gioconda y el Autorretrato de Vincent Van Gogh. Boba, por tanto, y reiterativa en algunos momentos, sobrevive en última instancia gracias a un par de giros de guión. 7.

‘Little Monsters’ o Sitges para toda la familia (o casi)

¿Cabe una película con una ingenuidad casi Disney en un festival como este? Sí, si es tan ácida y está tan bien desarrollada como ‘Little Monsters’. Puede que sea una exageración llamar recatado a un film en el que al fin y al cabo aparecen zombis y hay alguna escena violenta, pero Abe Forsythe opta por convertir todo esto en un cuento edulcorado que ni Roberto Benigni. Y lo digo para bien. Desde el principio el guión es hilarante cuando nos muestra a una pareja que se lleva a matar, en ese momento recordando al cine de Woody Allen. “¡En un universo paralelo estamos pasando una tarde agradable!”, exclama en mitad de una discusión uno de los protagonistas. La trama nunca pierde esa vocación de comedia romántica, y en ese sentido se echa un poco de menos que los «little monsters» del título tengan un poco más de protagonismo, pero integrar elementos de terror en clave de humor no ha sido algo tan manido en el cine romántico, y esta película lo logra con creces. «¿Estos zombis son de los rápidos o de los lentos?», se preguntan las autoridades, bromeando sobre la historia del género en un guiño meta. Una película muy divertida y enternecedora, en la que la música cumple una función fundamental. Eso sí, no son los fans de Lady Gaga -también llamados «little monsters»- los agraciados, sino los de Taylor Swift. ‘Shake It Off’ es aquí reducida al ukelele por una estupenda Lupita Nyong’o y convertida en leit motiv de toda la cinta. ¡A bailar! 8.

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‘Zombi Child’: la película social y arty sobre zombis

Seguramente se entendió mejor en Cannes que en Sitges esta lectura sobre zombis más intelectualizada que terrorífica o divertida. El director Bertrand Bonello (‘Nocturama’, ‘Saint Laurent’) sitúa la trama en varios espacios temporales, desde el Haití de los 60 hasta el París de hoy, para hacer una reflexión sobre colonialismo, en la que los zombis no son otra cosa que esclavos (o viceversa). Interesante y original en su planteamiento, la película pierde algo de fuerza en el retrato de las adolescentes pijas protagonistas, que como unas ‘Vírgenes suicidas’ desprovistas de verdadera pasión por esta vida, están más preocupadas por el amor de Menganito que por aprender algo sobre la historia de Francia, referenciada varias veces en la película. Una crítica social subyace detrás de todo esto, aunque no tan efectiva cuando los personajes están tan desdibujados que ni se puede llegar a aborrecerlos. 6.

‘The Furies’: un pequeño giro al género slasher

El director de ‘The Furies’ Tony D’Aquino presentaba a la 1 de la madrugada la película en Sitges como una pequeña reinvención del género “slasher”. Hubo que esperar hasta las 5 de la mañana para comprobarlo, pero lo cierto es que la cinta no decepcionó a casi nadie, llevándose sonoros aplausos a eso de las 6.15 de la mañana. Dos amigas son secuestradas y llevadas a un bosque en el que está teniendo lugar un siniestro juego: una serie de chicas parecen tener que escapar de sus asesinos enmascarados, cuando descubren que ese no es exactamente su objetivo si quieren seguir vivas. Entretenida y de ritmo trepidante, ‘The Furies’ casi se hace corta de más. Quizá su mayor traba es que no logra provocar la angustia de ese cine australiano, angustioso hasta lo imposible de soportar, que se ha visto recientemente, en la línea de ‘Wolf Creek’ y ‘Wolf Creek 2’. 7,5.

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‘Trick’: el pinchazo de la Maratón

Para llegar a la ansiada ‘The Furies’, considerada «la perlita de la maratón «Nit del Terror» por la propia organización, hubo que tragarse antes ‘Bliss’, de calidad discutible, y una suerte de telefilme de cuatro de la tarde llamado ‘Trick’. «Trick» como juego de palabras entre Patrick, el asesino de esta película, y el «Trick or Treat» de Halloween. Jamás te lo perdonaré, Sitges 2019. Solo una ingesta realmente masiva de Coca-Cola Zero me mantuvo despierto en este capítulo de CSI alargado con música obvia y destellos de comedia involuntaria, cuyo final da muchas ganas de recuperar algún que otro novelón de Agatha Christie. Tiemblan más las piernas cuando se asoma la posibilidad de que haya ‘Trick 2’ que en toda la película. 3.

¿Dónde están las ‘Riot Girls’?

La canadiense ‘Riot Girls’ no se termina de beneficiar de la moda de peleas por la supervivencia en el instituto impuesta por ‘Stranger Things’. Con los recursos de la novela gráfica, Jovanka Vuckovic construye un relato maniqueísta de ricos contra pobres y buenos contra malos, en el que lo peor es que las «riot girls» salen bien poco. Aunque sus 80 minutos pasan volados, todo resulta demasiado predecible, haciendo muy flaco favor al movimiento reivindicativo de gente como Bikini Kill o Sleater-Kinney que titula la cinta. 5.

‘Fractured’: el thriller palomitero

Entre el cine palomitero de Netflix se encuentra desde este viernes esta película en la que el personaje interpretado por Sam Worthington ha de enfrentarse a perder por completo a su familia… por segunda vez. Tras sufrir un incidente en mitad de un viaje, el protagonista se dirige con su mujer y su hija a un hospital, donde terminará perdiendo la pista de ambas. A medio camino entre ‘Frenético’ y esas películas que confunden realidad con imaginación o locura como ‘El gabinete del doctor Caligari’ y ‘Shutter Island’, ‘Fractured’ es un entretenido thriller que, si bien modesto y de final subrayado, se las apaña para dejar un sabor de boca amargo. Destaca también la labor de Worthington, que se pasa media película tratando de hablar y lográndolo muy a duras penas, como si estuviera en mitad de una pesadilla. 7.

‘Bloodline’: ¡viva la familia!

El núcleo familiar ha sido el epicentro de un sinfín de películas exhibidas en Sitges 2019, como ha sido el caso de ‘The Lodge’, ‘Fractured’, ‘Ready or Not’, ‘Vivarium’, ‘The Room’ o ‘Dark Encounter’, solo por mencionar unas pocas. Dejando para la sociología si la familia como institución tradicional está en crisis o todo lo contrario, lo seguro es que ‘Bloodline’ es una de las más claras en su cometido, pues el protagonista, interpretado por el bellísimo Seann William Scott, está obsesionado hasta la médula por que la familia permanezca unida y bien avenida. Entre ‘Dexter’ y ‘American Psycho’, ‘Bloodline’ resulta más acertada cuando el asesino en serie desahoga su odio hacia todo lo que puede dañar a su esposa o a su madre, y más dispersa cuando además ejerce de justiciero social. Entre medias la película se pierde un poco. 6,5.

‘Paradise Hills’: la tarta envenenada de Alice Waddington

Nacho Vigalondo está en el guión de esta película que supone el debut de la bilbaína Alice Waddington y lo cierto es que ‘Paradise Hills’ dividirá tanto como los films del cineasta español, de ‘Los cronocrímenes’ a ‘Colossal’ pasando por ‘Open Windows’. ‘Paradise Hills’ es, en cambio, una película bien diferente sobre empoderamiento, con cierta conexión estética con Tim Burton, Wes Anderson o Sofia Coppola. Al tratar de huir de un matrimonio de conveniencia, la protagonista Emma Roberts es enviada a un internado de lujo hasta el extremo, en el que se trata de reconvertir a mujeres rebeldes en mujeres «perfectas». Imprescindible también para aquellos que hayan disfrutado de los vídeos más futuristas de Katy Perry y Grimes y para seguidores de las tartas de fresa envenenadas de Melanie Martinez, ‘Paradise Hills’ despierta enorme curiosidad en torno a los próximos pasos artísticos de Waddington. 7,5.

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