Kanye West ofrece en ‘Selah’ un góspel oscuro, nada clásico ni edificante

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Kanye West ofrece en ‘Selah’ un góspel oscuro, nada clásico ni edificante

Kanye West no lo sabe, pero «¡queremos ir a misa! ¡queremos ir a misa!» ha sido uno de los mejores memes de las últimas semanas en España. Grabado originalmente a las puertas del Valle de los Caídos cuando la Guardia Civil trataba de impedir muy a duras penas que una seguidora y un seguidor de Franco se colaran cuando la basílica ya estaba cerrada para la exhumación del dictador, tuvo una especie de segunda parte cuando otros feligreses se reunieron allí mismo para entonar un cántico casi inédito este siglo: «¡libertad de culto! ¡libertad de culto!».

Kanye no es que quiera ir a misa y esté reivindicando la libertad de culto frente a los que critican la posible homofobia de ‘Closed on Sunday’ (por su reivindicación de una cadena de comida rápida que resultó anti-LGTB+), sino que lleva todo el año ofreciendo dicho servicio de manera itinerante a los estadounidenses. Corría el día 6 de enero cuando comenzaban esos servicios de misa / conciertos y, como resultado, ‘Jesus Is King’ es un disco de góspel de contenido religioso en el que Kanye West habla de la Biblia, de cómo la religión ha salvado su vida cuando provenía de una fuerte crisis de salud mental provocada por su bipolaridad, y contiene frases como «reza por mí», «abraza a tu hermano cuando pierda su fe» o «Jesús es nuestro salvador». Así durante 27 minutos.

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Con el avance de VOX y una persona con tan poco don de gentes como Trump gobernando en Estados Unidos, el cristianismo no vive su momento más empático para frustración del Papa Francisco, pero es difícil imaginar a según qué feligreses escuchando canciones como ‘Selah’. La letra de este nuevo tema de Kanye West sí es edificante, con frases como “incluso cuando morimos, nos levantamos”, y sus referencias al Arca de Noé, a Abraham, al Evangelio según San Juan o al Evangelio según San Lucas; pero esto no es sino una producción 100% propia del último Kanye.

Aunque sea en contraste con la intro de góspel buenrollista que encontramos en este álbum, esta melodía resulta oscura y siniestra, el órgano es por supuesto tremebundo, el grito de los «Hallelujah» da más miedo que el prior Cantera, la percusión seca nos lleva al día del juicio final más que al cielo, y lo último que oímos tras el segundo verso de West no son otra cosa que unos ladridos como extraídos del genial ‘Yeezus’. «Selah» es una palabra en hebreo usada en la Biblia, de difícil traducción, que para Kanye significa «mirar atrás y reflexionar», y que también puede, como «amén», servir de pausa en medio de un salmo o canción, también para la reflexión. Por suerte, en estos dos minutos de «reflexión», hay más confusión y libre interpretación que propaganda: es difícil dilucidar lo que pasa por la cabeza de este artista, pero al menos hay que agradecer que incluso con un disco de góspel bajo el brazo, las sensaciones creadas sean así de inquietantes.

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