¿Un disco pop divertidísimo en el que caben tanto referencias electro, j-pop y R&B como colaboraciones con New Order y Outkast? ¿Un homenaje a los 80 antes de que los 80 fueran la década que imitar por antonomasia? ¿Y que además de contar con una producción verdaderamente espectacular y de lujo llega a vender 7 millones de copias? Suena al disco de nuestros sueños, y existió.
Tras su marcha de No Doubt, Gwen Stefani se propuso hacer un primer disco «tontorrón» y «bailable» que actualizara el sonido de los 80. No tenía ningún interés en ser una artista seria ni en anticipar el sonido del futuro (de eso ya se estaba encargando su telonera M.I.A.), sino en sonar lo más pija posible. Y la idea funcionó a nivel artístico al margen de que el disco estuviera asociado a la alta costura desde su mismo título (sacado del nombre de la primera línea de moda de Gwen) hasta la estética usada en imágenes promocionales, videoclips y directos; porque por bobas que fueran algunas letras del disco o lo fatal que ha envejecido todo el concepto de las «harajuku girls» ahora que los discursos sobre racismo y apropiación cultural están más vivos que nunca, las canciones y sus fantásticas y explosivas producciones no eran ninguna broma.
La composición de ‘Love.Angel.Music.Baby’ fue dura al principio debido a un «bloqueo de compositor» provocado por la inseguridad de Gwen de iniciar una carrera en solitario y de eso hablaba su primer adelanto, ‘What You Waiting For?’. Compuesto junto a Linda Perry, no era ‘Beautiful’ precisamente aunque lo pareciera en sus primeros 10 segundos. Porque tras esa breve balada a piano en la que Stefani recordaba con nostalgia sus años en No Doubt para concluir que ahora está «ella sola», una contundente base electropop embestía al oyente de lleno para borrar de un plumazo cualquier idea preconcebida que tuviéramos sobre la vieja Gwen. Era un golpe en la mesa titánico, un verdadero delirio en el que no faltaba el humor entre sus gemidos, frases tipo «I’m still a super hot female» o «take a chance you stupid hoe», además de su videoclip inspirado en ‘Alicia en el País de las Maravillas’.
‘Love.Angel.Music.Baby’ ha sido reeditado y remasterizado este viernes por su 15 aniversario, y 2019 parece un buen año para redescubrirlo. Ahora que el pop más decadente y hedonista solo prospera en voces de estrellas del pop de culto como Charli XCX o Kim Petras, al mismo tiempo que carreras enteras se sustentan en base a imitar décadas pasadas (Bruno Mars, Carly Rae Jepsen), ‘Love.Angel.Music.Baby’ parece hoy un artefacto especialmente único dentro del contexto en que salió. Como producto pop asociado tanto a los 80 como a la alta costura, casi nos avisaba de Lady Gaga y del ‘Overpowered’ de Róisín Murphy. Y aunque no faltaban en él concesiones al hip-hop de turno (‘Hollaback Girl’ se convertiría en el mayor éxito de la carrera de Gwen en solitario, ‘Rich Girl’ con Eve es otro de sus singles más recordados), el disco atravesaba géneros con tan buen gusto como sentido del humor. ‘What You Waiting For?’ alternaba su potente base con sintetizadores muy ‘Strict Machine’; ‘Luxurious’ sonaba tan «lujosa» como sugería su título (¿dónde iba a aparecer Gwen en la psicodélica portada del disco sino en un trono?), donde ‘Danger Zone’ parecía beber del electro-rock de The Sounds, ‘Crash’ lo hacía del electroclash; y la bizarra ‘Bubble Pop Electric’ con André 3000 disfrazado de «Johnny Vulture» parece una premonición de la PC Music.
La variedad de ‘Love.Angel.Music.Baby’ no sorprendía a ningún fan de No Doubt, que ya había navegado por diversos géneros musicales a lo largo de su carrera, pero el disco era tan excesivo sobre todo a nivel de producción (no puede sonar más cara), que podía llegar a abrumar. Porque aunque la idea de Gwen era hacer un disco «ligero», lo que le quedó fue un trabajo con el peso sonoro de unos cuantos lingotes de oro. Los momentos de vulnerabilidad que incluía eran por tanto un soplo de aire fresco. ‘Cool’ contiene una de las melodías más bonitas compuestas por Gwen y una letra capaz de poner los pelos de punta («y después de todos los obstáculos, me alegra ver que estás bien con otra persona, y es tal milagro que tú y yo sigamos siendo amigos, después de por todo lo que hemos pasado»), la melodía de ‘The Real Thing’, que cuenta entre sus músicos colaboradores a Bernard Sumner y Peter Hook de New Order nada menos, era tan bonita que la canción volvía a aparecer al final del disco reconvertida en balada; y aunque la futurista ‘Long Way to Go’ tenía el mal gusto de samplear a Martin Luther King para, en su primer verso, afirmar que el racismo va más allá de él («it’s beyond Martin Luther, upgrade computer»), el fondo de la canción -una producción exquisita de André 3000- era bueno.
Ante el banquete de estilos de ‘Love.Angel.Music.Baby’ solo unificado por lo lustroso de la producción y la distintiva voz de una Gwen que esta vez no podía sonar más cómoda en el papel de estrella del pop, es una pena que el disfrute del largo haya quedado para siempre lastrado por la sombra de la apropiación cultural incluso a pesar de esa última canción, porque ‘Harajuku Girls’ es una canción muy divertida. Sin embargo, no se puede hablar del debut de Gwen sin mencionar el asunto de las «chicas Harajuku». Hoy en día, la decisión de usar a un grupo de adolescentes japonesas a modo de atrezzo sin ningún tipo de identidad propia no pasaría el filtro de la moralidad en la era de las redes sociales. Y qué alivio, porque eso significa que algo ha avanzado la sociedad y por tanto su cultura. Esto no significa que vayamos a dejar de disfrutar del disco por el repaso tan exuberante a la historia del pop de los 80 que ofrece, pero como expresa un dicho popular muy pertinente para cualquier análisis de este disco, no es oro todo lo que reluce.