Con un álbum de 10 temas y 28 minutos, precedido por singles que ya han sido un éxito como ‘Morado’, ‘Blanco’ y ‘Rojo’, J Balvin nos deja un mensaje claro: ‘Colores’ ha de ser uno de esos discos directos, lleno de posibles hits y con el que mantener el reinado emprendido por temas como ‘Ginza’, ‘Safari’, ‘Mi gente’ y muy especialmente el álbum ‘Vibras’. La edición de un single tan martilleante como ‘Amarillo‘ el mismo día que sale el disco apunta en esa dirección: una producción cuyas trompetas buscan hipnotizar tanto como la base de ‘Mi gente’ y que de hecho es un éxito desde el segundo cero. «La policía está molesta porque ya se puso buena la fiesta, pero estamos legal, no me pueden arrestar. Por eso yo sigo hasta que amanezca». ¿Alguien tenía alguna duda de que esto iba a funcionar?
Desde el punto de vista artístico, en cambio, ‘Colores’ decepciona más allá de su portada de Takashi Murakami. En primer lugar, el concepto está demasiado manido, si es que no suena algo horterilla. Ya han sido demasiados los artistas que han hecho discos o canciones importantes de su carrera en base a colores. Halsey, Fangoria o Amaral son sólo algunos de los que lo han hecho en los últimos años. En 2013 Charli XCX dijo que veía la música a través de colores. Y en 2010 Linda Guilala hablaban de que para ellos
cada color era un estado de ánimo. Y todo esto décadas después del Álbum Blanco de los Beatles, el Álbum Negro de Metallica (luego el de Jay Z), los discos por colores de Weezer, ‘True Colors’ de Cyndi Lauper y un interminable etcétera.En segundo, la asignación de colores parece un poco random en este caso. Podemos imaginar la asociación de «amarillo» a «sol» o «verano», y después del vídeo de ‘Rojo’ asociar este tema a la sangre, pero a veces el propio Balvin ha explicado que los títulos vienen de cosas tan aleatorias como una percepción personal en el estudio: «Cerramos los ojos como un equipo de trabajo y prevaleció el color azul», indica simplemente sobre la segunda pista del álbum, privando al color «azul» de la excitante polisemia que ha tenido a lo largo de la historia del pop.
Pero es que además, la ambición y la variedad que conocimos en J Balvin en ‘Vibras’ y en su disco conjunto con Bad Bunny, donde cupo una balada con una discreta pero preciosa incorporación de metales como fue ‘La canción‘, están aquí totalmente «missing». Las composiciones se suceden sin factor sorpresa, hasta el punto de que cuesta creer que la gente vaya a identificarlas y llamarlas por el nombre de su color. ‘Negro’ tiene cierta inspiración oriental y ‘Gris’ vira hacia el R&B con guitarrita, ¿pero cuántas canciones iguales que estas hay en un mercado totalmente saturado? Las comparaciones son odiosas, pero allí donde ‘YHLQMDLG‘ se abre con la gracia de robar una melodía a Jobim, aquí el guiño a Buenavista Social Club en ‘Arcoíris’ parece desperdiciado.
Ni DJ Snake ni Diplo parecen nombres necesarios en la discografía de J Balvin, tampoco citar a Maluma ni a La Macarena; e incluso Sky, invitado estelar a la voz en ‘Verde’, parece en modo piloto automático. ‘Colores’ supone, por tanto, un paso atrás o como mínimo a un lado al haber optado esta vez por pisar demasiado sobre seguro. Lo que no impide por supuesto que vayamos a disfrutar o a seguir disfrutando de algunas de estas sencillas canciones: del meloso gancho principal de ‘Rojo’ al travieso de ‘Morado’, pasando por el despecho de ‘Gris’ o la sensualidad de ‘Rosa’, cuyo estribillo («Nadie se compara, como tú, ¿dime quién? / Para mí tú eres la más dura, estás en otro nivel») se pega como un chicle.