El coronavirus ha forzado a la sociedad a encerrarse en casa, y el confinamiento ya está despertando la creatividad de diversos artistas. Pero mucho antes que ellos, otros acudieron voluntariamente a la reclusión para componer… mientas otros lo hicieron aislados de manera involuntaria: entre rejas. Y en cualquier caso la música surgida de estos encierros dejó varias maravillas y curiosidades, ninguna de las cuales, por cierto, lleva la firma de Johnny Cash.
Bon Iver / For Emma, Forever Ago
Probablemente el disco grabado en confinamiento voluntario más conocido de los últimos tiempos. Deprimido y frustrado por su vida de entonces, que consideraba mediocre, y después de ser despedido de su vieja banda y de sufrir varios problemas de salud (entre ellos una infección intestinal que le dejó tres meses postrado en cama), en el verano de 2007 Justin Vernon dejó a su novia y se refugió en la cabaña de su padre, situada a una hora al noroeste de Eau Claire, Wisconsin, en lugar donde nació. Allí, Vernon grabó este disco de preciosas canciones de folk intimista y coros pasados por autotune que tan influyente ha sido en la música de hoy (por ejemplo en la de artistas como Georgia o, en España. St. Woods). Es el álbum de Bon Iver que incluye su mayor éxito, ‘Skinny Love’. El artista no comulga con la romantización que se ha hecho en los medios de esta historia, pero no todos los días un artista graba un álbum maravilloso en los días en que no está cazando ciervos para tener algo que llevarse a la boca o enfrentándose a un oso que viene a por su estofado. Es el ‘Walden’ de la música pop.
The Edge of Daybreak / Eyes of Love
No se puede hacer un disco de manera más aislada que desde prisión. Los cinco miembros de The Edge of Daybreak, algunos de los cuales ya eran músicos antes de ingresar en una cárcel situada a las afueras de Richmond, Virginia para cumplir condenas que abarcaban entre 6 y 60 años, grabaron ‘Eyes of Love’ en cinco horas vía permiso extraordinario, y la rapidez de la grabación implicó que solo se pudieron usar primeras tomas. El disco, que por esta razón no puede sonar más fresco y auténtico, es una gran curiosidad de R&B, funk y soul clásicos hecho entre rejas pero al que vale la pena adentrarse más allá de su historia. Salió en 1979 en una tira limitada de 1.000 copias, pero alcanzó poca repercusión hasta que el sello Numero Group lo reeditó en 2015.
Mount Eerie / Dawn
Muchos años antes de conmover a la crítica con su disco dedicado a su mujer fallecida, y mucho antes de penetrar de manera surrealista en Hollywood gracias a su relación (ya extinta) con la actriz Michelle Williams, Phil Elverum ya era el ermitaño oficial del nuevo folk americano. El artista vive en un pueblecito boscoso de Anacortes, dos horas al norte de Seattle, y es ahí donde suele grabar sus discos, pero ha llegado a aislarse mucho más. En el cambio de año de 2002 a 2003 pasó el invierno solo en una cabaña remota en Noruega, y ahí escribió este ‘Dawn’ publicado en el año 2008, pero compuesto mayormente por canciones que ya habían aparecido previamente en otros trabajos del artista (como el disco ‘Eleven Old Songs of Mount Eerie’). ‘Dawn’ se compone de 19 canciones hechas a guitarra acústica y voz entre las que cabe mencionar la curiosa ‘Voice in Heaadphones’, que utiliza parte de la melodía de ‘Undo’ de Björk, o la preciosa ‘Cold Mountain’.
X-Raided / X-Orcist
El llamado «jailhouse rap» existió y uno de sus mayores exponentes fue X-Raided. El rapero grabó los raps de su álbum de 1998 ‘Unforgiven’ en prisión, mientras cumplía una condena de 32 años por asesinato, sorprendentemente al tener acceso a una grabadora de casete que nadie sabe cómo llegó a sus manos. Estos raps fueron luego llevados a un estudio donde el álbum fue producido. Pero antes salió su disco ‘X-Orcist’, aún más curioso: a principio de los 90, detenido y a espera de juicio, X-Raided dejó los versos presentes en este trabajo grabados vía telefónica, y la escucha de temas como ‘It Ain’t Me’ es cuanto menos surrealista.
alone. – Somewhere in the Sierras
El mapa geográfico de este artículo nos lleva ahora a la Sierra Nevada californiana. Allí, en una cabaña, se recluyó en 2014 Michael Franzino de la banda de post-hardcore A Lot Like Birds durante dos meses para grabar su primer proyecto en solitario financiado previamente mediante micromecenazgo. El resultado fue un álbum titulado simplemente ‘Somewhere in the Sierras’ del que se ha oído hablar muy poquito. Él se hizo llamar alone. en otro alarde de originalidad.
Cate Le Bon / Reward
Para su último álbum, ‘Reward‘, Cate Le Bon se fue a vivir sola a una casita de campo situada en las montañas del Lake District, en el condado de Cumbria, al noroeste de Inglaterra. Durante el día Cate Le Bon asistía a clases de carpintería, y durante la noche «cerraba sus ventanas absolutamente a todo el mundo» y tocaba el piano «hasta altas horas de la madrugada». De aquellas largas horas al piano surgió este disco de pizpireto art-rock que de hecho suena totalmente inspirado por los pinitos de la artista con la carpintería (en concreto las percusiones), y que el año pasado recibía una merecida nominación al Mercury Prize.
The Escorts / All We Need is Another Chance
Antes incluso que The Edge of Daybreak, un grupo de prisioneros grabó un álbum entre rejas gracias a la colaboración de George Kerr, productor de la Motown (habitual del mismo estudio en el que Gladys Knight grabó su éxito ‘Midnight Train to Georgia’), y por supuesto de su penitenciaría, que le permitió realizar la grabación. Todo esto sucedió en Nueva Jersey. En 1969 el miembro fundador de The Escorts Reginald Prophet empezó a practicar doo-wop con sus compañeros de prisión, y al poco de trasladarse de correccional, Kerr escuchó sus armonías y les propuso grabar su primer disco. El resultado fue un bonito trabajo de soul y R&B clásico llamado ‘All We Need is Another Chance’ que los siete integrantes de The Escorts registraron en un pequeño estudio móvil según la fiable Wikipedia anglosajona. Años más tarde el grupo sería sampleado por artistas como J Dilla o Public Enemy.
Daniel Romano / Modern Pressure
Nominado varias veces al premio Polaris y una vez al premio Juno, el cantautor canadiense Daniel Romano, que como artista visual ha trabajado para M. Ward o Ladyhawke, grabó su álbum de 2017 ‘Modern Pressure’ en una cabaña remota de Finnsäs, Suecia. Es un disco para fans del Bob Dylan más eléctrico. El artista, por cierto, ha colaborado con artistas como Julie Doiron y City and Colour y es marroquinero.