Sr. Chinarro: “Lo triste es que haya pobres que se creen que por envolverse en la bandera son ricos”

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Sr. Chinarro: “Lo triste es que haya pobres que se creen que por envolverse en la bandera son ricos”


Tras la primera parte de nuestra entrevista con Sr. Chinarro, completamos la charla que mantuvimos con Antonio Luque al hilo de su nuevo álbum, ‘El bando bueno’. Y si aquella ya era jugosa, con los intríngulis de la grabación del disco al descubierto y exponiendo su perfil ecologista y su incorrección política, no lo es menos este último fragmento. En él, además de atacar distintos aspectos de este trabajo y del mundillo independiente, abordamos su malentendido con Carolina Durante, su visión sobre los llamados (mal o bien) «Cayetanos» en pie de guerra y su visión de las redes sociales, los hábitos de consumo de música grabada y en directo, los festivales, el Ministro de Cultura… Hay para todos.

Hablabas de los Rolling Stones al hilo de ‘Una famiglia reale’. ¿Tú con veinte años te veías sonando así?
Hombre, en realidad sus canciones son buenísimas, vaya, pero cuando empezaba con ‘El pequeño circo’, al que me lo hubiera propuesto le hubiera tirado la guitarra a la cabeza. (Risas) La idea surgió por la versión de ‘El rito’ que hizo Dan Bejar (Destroyer), en su disco ‘Five Spanish Songs‘, tenía un ritmo un poco Stones y quedaba de puta madre. Y hay una anécdota que creo que ya he comentado… Estábamos en un concierto en Coruña, en Razo, que creo que era una verbena. Nos subimos con alguna copa de albariño de más, aunque hicimos un buen concierto, creo. (Risas) Y en mitad del concierto les decía «¡la de los Rolling! ¡La de los Rolling!» Y el grupo me miraba en plan «¿qué coño de los Rolling?» Y ‘La famiglia reale’ empezó un poco así: me compré una guitarra eléctrica nueva, no muy buena, para grabar las maquetas. Para probarla me dio por ponerme a tocar simulando que era Keith Richards. Y quedaba guay, la mezcla. Pero luego en el estudio no funcionaba. Al final, como te decía, buscamos a Jesús Valero, un bajista de sesión muy bueno de allí de Granada, mandó la pista de bajo y dije «así, así lo quiero». Los del grupo me decían «¿en serio quieres esto para Chinarro?» «Sí, llevo diecisiete discos, ¡puedo hacer ya lo que sea!»

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«Esas reporteras y reporteros tan guapas y guapos te están mintiendo, te están contando una película. Pero cuanto más seductores son, más te lo crees»

En ella retratas a un prototipo humano que acabamos de ver en el Barrio de Salamanca de Madrid incitando a la revuelta. Te habías anticipado a esto, un poco, como en otras canciones.
Sí, a varias. Sin embargo, he leído esa interpretación vuestra de la canción en la web y yo no lo había visto así. Aunque está claro que yo tampoco soy una autoridad, aunque parezca que sí. Creo en las tesis hippies de los 60 de que no hace falta la opinión del autor para interpretar un texto. Si a vosotros os parece eso, pues es ese significado está también ahí. Pero yo la escribí desde el punto de vista de una persona que pasa viendo demasiado tiempo las noticias… Como es mi caso: «apaga ya La Sexta de una puta vez, que te vas a volver loco», dice mi pareja. «Ya es tarde para eso», le suelo responder. Entonces esas reporteras y reporteros tan guapas y guapos –siempre ponen caras bonitas para contarte la verdad de ellos, porque así te las crees más fácil– te están mintiendo, te están contando una película. Pero cuanto más seductores son, más te lo crees. De ahí esa doble interpretación de si hablo de las noticias o si estoy ligando. Incluso puede que la entonces Leticia Ortiz no te estuviera contando toda la verdad. Y en tanto que la familia es la cosa real, la «cosa nostra reale», se unen los dos mundos: el político y el amoroso. Vas a la iglesia, incluso aunque no seas católico, dices sí quiero, y ya empiezas a montar una unidad de comportamiento no siempre justo, egoísta en tanto que le das prevalencia a los asunto familiares, ya sea una empresa familiar, una casa real… (Risas) Lo que sea, aunque sea Ferreras que está casado con Ana Pastor. (Risas) ¡Familias! Y por mucha teoría política que se exprese, tanto en el ámbito íntimo como en el televisivo, lo que prevalece son los genes. Que además está en varias canciones: ‘Planeta B’, ‘Escorpio’… por eso están ordenadas así. ¿Esto quién lo va a pillar? Pues nadie, pero a mí me da satisfacción pensar que está todo ordenado. (Risas)

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«Lo triste es que haya pobres que se creen que por envolverse en la bandera son ricos»

En todo caso, por zanjar lo de ‘La famiglia reale’, fuera o no tu intención, lo cierto es que me parece que trazas un retrato muy preciso.
Sí, pero porque todos somos así, en realidad. Todos hemos querido casarnos, formar una familia, ganar pasta… ¡Todos queremos ser el rey de España! Lo triste es que haya pobres que se quieran poner el trapo… Perdón, la bandera, porque si digo el trapo les doy la razón a ellos que se creen que es de ellos. Y no, es de todos. Decía que algunos que siendo pobres de no tener ni para comer, que conozco alguno del vecindario de Málaga, y se creen que por envolverse en la bandera son ricos. Como el chiquillo del instituto que se pegaba toda la vida ahorrando para comprarse unas zapatillas caras y así parecía que era pijo. ¿Pero qué sentido tiene eso? Es una cuestión de aparentar tener pasta. En Sevilla hay muchísimos así. Que van peinados para atrás con el fijador, el fachaleco, y van vacilando por la calle y no tienen ni para pesarse. (Risas) Y salen a manifestarse no porque quieran… Lo que quieren es verse ahí para decir «somos ricos». Oiga usted, los partidos de derechas van a favor de los ricos de verdad, no de usted.

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Pues yo vi ahí el retrato de un Cayetano adulto, y no sé si encendí un poco el «beef» con Carolina Durante.
No, eso fue por unos vídeos de esas manifestaciones, que luego resultaron ser fake… Fíjate que yo en mis canciones hablo de tener cuidado con las falsas noticias, ¡y luego me las como! (Risas) Y pensé «a los pijillos les gusta Oasis y Carolina Durante… pues a mí ninguno de los dos». Y es la verdad. Tampoco es que diga «¡qué malos! ¡qué asco!», sino que nunca me he puesto a los Oasis en casa, nunca. No es nada personal. Ni tampoco me voy a poner nunca a Carolina Durante, lo siento. Tampoco es que diga «qué malos son». Tengo otros gustos, pero no pasa nada. También es que los chicos… Yo entiendo que son días complicados, estamos encerrados en casa, y si a mí se me han caído algunos conciertos, a ellos muchos más. Así que entiendo que estás ahí un poco a la que salta. Rápidamente saltaron «nosotros todavía interesamos a la gente». Ya sé que interesáis a la gente más que yo. Nada más que tengo que entrar a mi perfil de Spotify Artist y ya veo los plays de todo el mundo… (Risas) Sé que tienen siete veces más plays que yo, y me alegro por ellos muchísimo. Desde luego, míos no van a ser, serán de los demás. Pero ya está, guay. A mí me gustan más Los Nikis, será cuestión de generaciones. Pero no pasa nada, les deseo lo mejor, que hagan diecisiete discos también y que vivan pa contarlo.

«A Carolina Durante les deseo lo mejor, que hagan diecisiete discos también y que vivan pa contarlo»

No es porque quiera insistir en la polémica, pero pienso que todo este tipo de polémicas que se generan en redes sociales muestran un poco la infantilización general que se da en nuestra sociedad, y que me da la impresión que sale un poco por ahí en tus letras. En ‘Aplauso’, concretamente.
Para empezar, lo que pasa en las redes… Imagínate que esa conversación hubiera tenido lugar en un backstage de un festival. Imagina que uno de Carolina Durante dijera «pues resulta que los fachas nos están escuchando mucho a nosotros y a Oasis, hay que ver». Yo les hubiera dicho «yo no os escucho ni a Oasis ni a vosotros» y seguro que no hubiera pasado absolutamente nada. Entre otras cosas, porque ellos seguro que tampoco escuchan a Chinarro. (Ríe) Desde luego no hubiera parecido un beef de ninguna manera, se habría hablado, con una cerveza o no sé qué… Porque nunca, nunca jamás, he visto una pelea entre bandas en un backstage, al contrario: siempre se compate todo, todo el mundo se bebe la bebida de todos… Por lo menos entre los grupos españoles. Siempre, siempre hay buen rollo.

Lo que pasa en las redes es… yo tampoco tenía que haber escrito eso que escribí. Alguno me dijo «¿qué necesidad hay?» Y es verdad, no tenía que haber dicho nada, ni siquiera aunque hubiera sido real que los fachas chungos escucharan ‘Cayetano’. Pero realmente pensaba que son tan tontos como para usar como himno una canción que, entiendo yo, está escrita burlándose de ellos. A la gente le gusta que hablen de ellos incluso mal, así que no me extrañaría que la usaran como bandera. De hecho, ya se llaman ellos entre sí, lo cual es un éxito del grupo. En fin, yo no tenía que haber puesto eso, ellos no tenían que haber respondido así, pero… No tiene ninguna importancia. Es como cuando pasó lo de Operación Triunfo, que el de Los Javis me echó encima a toda la chiquillada de OT. Ese día te quedas un poco así, pero no tiene mayor importancia. Sí que es verdad, y no por los tuits, que la gente está más infantilizada. Entre otras cosas porque nos hemos creído lo del estado del bienestar y la vida es dura, más dura de lo que parece. Lo estamos viendo ahora. La gente se ha creído que esto es un videojuego. Y ya lo decían Ilegales, de los que soy muy fan: «Tiempos duros, tiempos salvajes / Toma tu arma, nadie regala nada». Hombre, armas no hay que coger, pero hay que estar al quite, hay que estar atento.

«Antes van a ser los toros y las misas que los conciertos»

En cuanto a la letra de ‘Aplauso’, no sé qué decir. Es curioso, porque parece que es la que más ha gustado de los tres adelantos y define una situación más personal y, por tanto, más difícil de traducir a las vivencias de los demás, que es mi experiencia como titiritero, ¿no? Hombre, está de actualidad porque es una profesión que, como estáis diciendo los periodistas, hasta el Ministro de Cultura va a dejar para lo último. Antes van a ser los toros y las misas que los conciertos. Y yo vengo a defender, no ya todos los conciertos, que también, sino sobre todo los míos. En los que entiendo que nunca me ha ido demasiado bien porque nunca me he preocupado de dar explicaciones a los demás… aunque llevamos casi una hora hablando y no he hecho otra cosa. (Risas) Pero en general no me gusta dar explicaciones, y por eso hago las canciones que hago, escribo las letras que escribo y me dedico a lo que me dedico. El éxito que he tenido, que nunca ha sido mucho, o vaya a tener, mucho es, porque realmente lo que estoy dando no se lo estoy dando a la gente. Yo lo hago porque me sale a mí. No tengo yo mucha confianza en el jurado popular, entre otras cosas porque vivimos encerrados en nosotros mismos y, como llevo diciendo ya años en entrevistas, el acto de la comunicación es un milagro. No sabemos cuándo se da realmente y cuándo no, ni lo sabe nadie.

Ahora que hablabas del mundo de la cultura, es algo que citas en la nota de prensa del disco, porque dices que «El bando bueno» es el tuyo y que es el de la cultura. Que ahora mismo se está demostrando que está maltratado, no se está protegiendo.
Es un mundo que está muy mezclado con el del entretenimiento, que no tiene nada de malo, pero… Hay grupos que voluntariamente han cruzado una línea, como cuentan productores como Guille Mostaza o Paco Loco, que los grupos van pensando ya que el estribillo pegue el subidón. Un subidón, como si fuesen monitores de zumba o animadores de cruceros… (Risas) Porque se ha formado una industria con los festivales en los que la gente va a dar saltos con el mini de cerveza y ya. La tarea del grupo es conseguir que la gente dé saltos. También hay compañeros, no recuerdo si era Xoel López o Standstill quien lo decía, hace ya tiempo, que decían que tenían miedo cuando el repertorio llegara a la canción lenta… (Ríe) Me pareció una confesión muy curiosa, porque yo he vivido eso también. Aunque no he tocado en tantos festivales, he tocado en muchos y pasa eso. Dices «dios mío, ¿me tirarán la cerveza?» (Risas) La gente va al festival como quien va a zumba, a ver si ligan, a enseñar la ropa, a meterse en la piscina… (Risas) Depende de la ciudad y el contexto, pero siempre la música es una cosa que está ahí para que hagan la fiesta. El negocio se ha llevado tanto hasta ese punto, que los telediarios empezaron a hablar en las primeras semanas de pandemia de cómo sería la temporada de verano ¡de las orquestas de pueblo! Y fíjate si mueven dinero el Primavera, el FIB, el Arenal… Eso da una idea de qué significa la cultura en realidad en este país. Y yo en ‘Aplauso’ lo que digo es que el pública que tenga, para mí bueno es. He conseguido bastante y estoy orgulloso de eso. Con que me entienda alguien… A veces pienso que no me entiende ni mi pareja. Vamos, a veces: todos los días un rato, lo pienso. (Risas)

«La gente va al festival como quién va a zumba, a ver si ligan, a enseñar la ropa, a meterse en la piscina»

Ahora que hablabas del directo… La misma nota de prensa dice algo así como que lo ideal sería grabar un disco después de haber hecho la gira del disco, que es justo lo mismo que me decían el otro día Vetusta Morla sobre su disco nuevo. ¿Aspiras a que hacer eso ocurra alguna vez, te lo planetas seriamente?
Eso lo llevo diciendo desde el primer disco: los discos hay que grabarlos cuando acaba la gira, no antes de empezar. Y lo decimos, todos, no solo yo. Yo creo que es la única cosa en la que nos pondríamos de acuerdo todos los grupos de España. (Risas) Debería hacerse así, lo que pasa es que la gente se quiere conocer las canciones de memoria en los conciertos, más que nada por saber cuándo tienen que empezar a dar los saltos, ¿sabes? (Risas)

Y cuándo tirar el mini de cerveza…
Claro, claro. Y, enlazando con el tema de las banderas… Yo siempre me divierto en los partidos de la selección española cuando suena el himno. Porque, como sabes, el himno es dos veces la primera parte y dos veces la segunda. (Me lo canta) Eso siempre ha sido así. Bueno, pues no hay ni una puta vez que la gente no cante la segunda parte (canta «Lo-lo-lololo») antes de que acabe la primera. (Risas) ¡Ni una vez! ¡Y no hay letra! Por eso cuando pienso «¿qué estructura le doy a la canción?» Antes el estribillo se ponían sobre los 50 segundos: intro, una o dos estrofas, y estribillo. Ahora no hay intro, la estrofa es siempre una, y ya el estribillo. Si el estribillo no ha llegado en el segundo 30, ¡la canción no la va a escuchar ni su puta madre! (Risas) Eso indica las prisas de la gente, la prisa de llegar al «lo-lo-lololo» del himno, ¿sabes? Hay prisa, hay prisa por llegar al subidón. Queremos el subidón ya, claro, queremos la cocaína, no el LSD. (Risas) No hay más que analizar el agua de los ríos… Pero no sé si he respondido a tu pregunta. ¿Cuál era?

«Si el estribillo no ha llegado en el segundo 30, ¡la canción no la va a escuchar ni su puta madre!»

Decía que si te habías planteado grabar un disco después de grabarlo. Pero vamos, si ya es difícil grabarlo antes de tocarlo, tocarlo antes de grabarlo ya sería heróico…
Por eso, si tú no has grabado el disco, la gente está escuchándolo y, ¿qué hacen? ¿Analizarlo? ¿Disfrutarlo? Los que somos melómanos… Recuerdo por ejemplo el famosísimo concierto de Tindersticks en el BAM, en el año 95, creo… Y tocaron una canción que iba a ir en el siguiente disco. Era buenísima, claro, y yo lo flipaba. Pero Tindersticks ya… ¿Dónde tocan? Hacen conciertos de teatro, gente sentada, gente que estudia más las canciones… Otro tipo de público, que es el que quiero yo para mí. Aunque también quiero el de los festivales, por supuesto, y me gustaría hacer canciones que fuera así, de zumba, de bailar. Ya digo, que pongo las normas para saltármelas yo el primero. Pero me gusta hacer canciones de todos los tipos, y entiendo que la gente quiera conocerse el guión de antemano. ¿Pero lo de Vetusta Morla cómo ha sido?

Básicamente, han grabado el mismo disco dos veces: primero en un estudio con un tipo de producción y, después de la gira, han vuelto a grabarlo de nuevo en estudio pero con los arreglos que hicieron para un formato de concierto en particular.
Ah, había leído algo pero no sabía bien. A ver si lo escucho. Pero vamos, no me gustan ni Radiohead. (Risas) Es interesante eso, habrá que seguir qué tal les va la jugada. Porque normalmente, y esto es algo que me explicó J (de Los Planetas) una vez, con su sentido común aplastante de siempre, para la gente, la primera versión que escucha de algo es lo que para ellos es la canción. Lo demás son todo adaptaciones, versiones… Cosas raras. La primera, aunque sea una maqueta, es lo que les vale. Pasó con La Bien Querida: dio a conocer su maqueta del MySpace, se escuchó muchísimo. Y luego el disco, con la producción de David (Rodríguez), buenísima, vendió mucho, pero había gente que decía «la maqueta». Porque era lo primero que habían escuchado. J siempre tiene razón.

«Cuando le digo a la banda «vamos a tocar esta canción antigua» me miran con cara de «¿en serio?»»

En varias letras del disco hablas bastante del pasado. Teniendo en cuenta que tuviste que seleccionar los temas para el recopilatorio, ¿te has reconciliado con todos tus viejos discos?
(Ríe) Sí, sí, hace tiempo que ya no tengo esa paranoia. Lo que pasa que cuando le digo a la banda «vamos a tocar esta canción antigua» me miran con cara de «¿en serio?» No quieren, no quieren trabajar. Es una cuestión de pereza de la banda. Bueno, de las bandas, no sólo una. Con los sevillanos era igual. Me mandan a freír monas. (Ríe) Cuando tres tíos se ponen en plan sindicato, no… Soy una patronal muy débil. (Risas) También pasa que entras en Spotify y ves las escuchas, ¿sabes? Y esas canciones no… El otro día lo puse en Twitter, creo: la que más escuchas tiene es ‘Quiromántico’ y está en el puesto 48.

Joder…
Luego las tocas en concierto y ves las caras de la gente, de «¿esto qué es?» Ya nadie lo sabe. Habrá algún chaval joven que haya escuchado ‘El por qué de mis peinados’ y le gustaría escucharla, pero… En el año 2009 o así con una banda que hice en Málaga, Los Boquerones en Vinagre, hicimos tres o cuatro conciertos haciendo canciones antiguas. Fue algo que nos pidió el Primavera Club. En vez de tocar un elepé entero cogí tres de aquí, cuatro de allá… Todas de antes de ‘El fuego amigo’. Y bueno, salieron cuatro o cinco conciertos y me encantó volverlas a tocar, volverlas a vivir. Creo que fueron buenos conciertos. Y ya está, no se dieron más conciertos. Pero yo estoy en esto por… La parte de los conciertos ya me da igual, lo que me digan. Y si yo le digo a la banda «oye, que nos han contratado diez conciertos tocando ‘La primera ópera envasada al vacío'». Y dicen «diez conciertos, a tanto, tantos kilómetros vamos a hacer…» ¡Se lo aprenden! (Risas) Pero si de repente llego yo con el capricho de «ahora quiero tocar ‘La piña conseguida'»… Bueno, mira, de hecho esa intentamos montarla. Pero ya empiezan a tocarla a su manera, no sé qué… Los músicos, como todos los humanos, tienden a querer echar su meaílla. Esto es así, esto es mío. Entonces te lo empiezan a cambiar, tal. «No, tío, esto es así». Tú imagínate que tu vas a hacer ‘Música para cuerdas, percusión y celesta’ y te dicen «vale, pero la celesta va a ser un ukelele». ¡No se puede! ¡A nadie se le ocurre! Pero yo no soy Bartok, no tengo la autoridad. Empiezan a cambiar y digo «mira, déjalo». Pero es que al final cuesta hasta tocar, no ya esas canciones tan antigua, sino hasta ‘Una llamada a la acción’. Cambio de banda y cada uno quiere hacerlo a su manera. Y yo no sé cómo lo verá la gente, pero a mí me da mucha rabia cuando escucho una canción a la que le han cambiado los arreglos. Me pasó con Radio Futura, que les vi en Puerto Real en el año 89 o así, en la gira esta del disco en directo…

«Cuando vi a The Cure, ¡no llevaban teclado! Robert, ¿en serio? ¿No tienes para pagar a un teclista?»

‘La escuela de calor’, ¿no?
Ese. Yo fui a un concierto de esa gira y ya se estaban metiendo en el rollo más caribeño, más cubano, y cambiaban los arreglos de las canciones de ‘La ley del desierto / La ley del mal’ o ‘De un país en llamas’. A mí eso me toca los cojones. O cuando vi a The Cure, creo que en el FIB de 2004, que creo que llevaban a no-se-qué guitarrista que iba con Bowie y… ¡no llevaban teclado! ¡No llevaban teclado! Robert, ¿en serio? ¿No tienes para pagar a un teclista? (Risas) Los arreglos los hacía todos el guitarra, su poquito de bending, su poquito de palanquita de vibrato… ¡Venga, tío! ¡Eso es un teclado! No me gustan que hagan esos cambios en las canciones los otros, imagínate las mías. Entonces, ¿qué prefieres tocar? Pues las canciones que ya has hecho con los músicos de Granada. ¿Qué he hecho con ellos? Pues ‘El progreso‘, ‘Asunción’ y el nuevo. Luego hay que tocar ‘Una llamada a la acción’, ‘Babieca’, ‘Los Ángeles’, ‘Del montón’… ¡y a tomar por culo! (Risas)

Te quería preguntar por ‘Asunción’. En la nota de prensa, de nuevo, comentas que no te gusta mucho hablar del nuevo disco (y llevamos, como decías, una hora ya hablando). Pero igual te apetece hablar ahora de ese disco, con más perspectiva.
Yo creo que sobre todo la pifié cantando. Es la gran diferencia que yo veo entre los dos discos, que este está mejor cantado. ‘Asunción‘ me pilló más inseguro, no estaba yo en mi mejor época y… Lo canté dos veces, afiné algunas cosillas… Que eso ya se hace en todos los discos, afinarlo con el ratón, como se hace con las canciones de El Intermedio, ¿sabes? Se hace trampilla. No mucho, hay algún toque, pero… No hay que hacerlo así, hay que hacer más tomas. Además no me quedé en Granada para las mezclas y me tenía que haber quedado… En fin, se tenía que haber hecho más como sí se ha hecho ‘El bando bueno’. Se hizo de aquella manera, y el resultado es un poco más pobre. También porque costó tres o cuatro mil euros menos, al final es una cuestión de dinero. Y ya ves qué tontería, que al final esos tres o cuatro mil euros se gastaron en hacer un videoclip que al final han visto, no sé, ocho mil personas o las que sean. Ya no hago videoclips, al final es mucho mejor invertirlo en el disco. Que me gustaría, pero al final lo hace otra persona y eso no tiene que ver con mi trabajo, con mi arte. Pero ya digo, con Mushroom Pillow no hay problema de eso. De hecho quería haber grabado este disco en América, y no lo he grabado en América porque soy un cobarde y un perezoso. Pero si yo le hubiera insistido a Marcos (Collantes, director de Mushroom Pillow) me pone el dinero en la mesa. Vamos, que lo estuvimos hablando y no me dijo que no. Tampoco que sí, pero… (Risas) Al final lo más fácil para mí era ir a Granada, con estos músicos que ya conozco más o menos… He tomado una opción continuista, que ha salido un poco mejor porque ha habido más inversión y ya está. ‘Asunción’, me sabe mal, porque debía haber gastado más dinero. Pero es lo que tiene el tema de las licencias, que como no te pagan la grabación. Hay que invertir en la grabación.

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