Run the Jewels han vuelto a regalar su disco en medio de un momento histórico para Estados Unidos como son las revueltas contra la brutalidad policial y el racismo surgidas en el país tras la muerte de George Floyd y otros ciudadanos estadounidenses a manos de la policía. Que el dúo de hip-hop formado por El-P y Killer Mike siga hablando de lo mismo disco tras disco da buena cuenta de lo poco que ha evolucionado la sociedad en este sentido y, de hecho, Killer Mike ya fue noticia en 2014 por realizar un discurso sobre Michael Brown que se hizo viral, exactamente como lo ha sido ahora por su emotivo discurso dedicado a Floyd. Cinco años después, Run the Jewels sigue siendo un grupo relevante muy a su pesar: «Más que nada, que nuestra música parezca relevante nos produce cierto malestar», ha expresado el grupo. «Lo mejor que le podía pasar al mundo es que Run the Jewels solo escupieran tonterías, que fuéramos dos gilipollas completamente ajenos a la realidad. No queremos que esta mierda tenga sentido».
El cuarto álbum de Run the Jewels arranca con una canción en la que Killer Mike decide pegarse un tiro antes de que lo mate la policía: «hay un centenar de polis ahí afuera, podría dispararles o ponerme la pistola entre los ojos, escojo lo segundo, no me importa, no es suicidio, y si las noticias dicen que lo es, están mintiendo, no puedo dejar que esos cerdos me asesinen, tengo demasiado orgullo». Las baterías amenazantes y teclados radioactivos de ‘yankee and the brave’ sugieren que estamos en terreno hostil, y el álbum no da tregua en este sentido. A lo largo de ‘RTJ4’, El-P y Killer Mike siguen centrados en ofrecer, más que hits que puedan ser aceptados por la radio, una fórmula que nunca les ha interesado, grandes declaraciones de intenciones que recitar alto y claro en sus conciertos.
Las misivas políticas de Run the Jewels cruzan varios temas sin por supuesto olvidarse de sus autores ni de sus referencias. ‘ooh la la’, probablemente el single más inmediato de su carrera, samplea el verso de Greg Nice en un hit de 1994 de Gang Starr y su vídeo denuncia la lucha de clases e imagina un mundo ideal sin dinero ni «castas» en el que solo la «empatía» puede derribar los «discursos creados por el hombre que nos separan». La canción acredita al mismo Greg Nice y al productor de aquella canción, DJ Premier, pero tal es el respeto de Run the Jewels por quienes vinieron antes que solo en el primer verso de ‘out of sight’ con 2 Chainz mencionan explícitamente ‘Superthug’ de N.O.R.E. y ‘Miuzi Weighs a Ton’ de Public Enemy, antes de dejar a 2 Chainz presumir de su riqueza (material). Un escenario inmejorable para que entonces Run the Jewels se llamen a sí mismos el «orgullo de Brooklyn y de Grady». En la oscura ‘holy calamafuck’, Run the Jewels expresan ser los «narradores de la violencia de nuestro tiempo», se llaman a sí mismos «pirotecnócratas» por su habilidad para componer raps incendiarios, y además se superan con una producción de percusiones tremebundas e industriales que también les sirve de vehículo para nutrir sus versos de otras referencias históricas, religiosas, políticas o literarias, todo ello sin por supuesto dejar de celebrarse a sí mismos.
El componente reivindicativo de las canciones de Run the Jewels está hecho para crecerse en los directos. En la industrial ‘goonies vs. E.T.’, los raperos se reparten versos, el primero para denunciar el colapso ecológico, y el segundo para hablar sobre la idiotización de la sociedad a manos de las redes sociales. Y en ‘walking in the snow’, que emplea un ritmo próximo al grime británico, el grupo vuelve a tocar temas tan peliagudos como la crisis migratoria, mencionando explícitamente a «niños en jaulas», o la racialización de las prisiones estadounidenses, volviendo al tema del clasismo y la desigualdad de oportunidades: «ellos prometen educación, pero lo que te dan son tests y notas», rapea Killer Mike, «y ya predicen la población de las prisiones al ver quién saca las peores notas, y normalmente las sacan las personas pobres y que se parecen a mí». Sin embargo, el tema ha sido noticia por contener un pasaje que hoy suena demasiado relevante, al describir la muerte a manos de la policía de una persona que susurra, apenas sin aire, «no puedo respirar». La coincidencia es casi tan escalofriante como el hecho que el mundo atienda a esta escena como si fuera un mero espectáculo de televisión. «La apatía ha sustituido a la empatía» es la única conclusión posible ante este drama televisado que parecería premonitorio si no fuera porque ya ha pasado muchas otras veces.
A pesar de la fuerza que poseen los mensajes de Run the Jewels, no todas sus canciones aguantan el tirón y es una pena escuchar a Pharrell Williams algo desperdiciado en ‘JU$T’, una canción que habla sobre las condiciones que llevan a la población negra a triunfar habiendo de antemano aceptado su opresión; y que cuenta con la colaboración de Zach de la Rocha de Rage Against the Machine, viejo amigo del dúo y quien ya ha aparecido en otros de sus discos. A su vez, Run the Jewels reúnen a dos autoridades en sus respectivos géneros como Mavis Staples y Josh Homme de Queens of the Stone Age en ‘pulling the pin’, la composición más floja del conjunto. Y si bien hay que seguir celebrando la honestidad con la que Killer Mike defiende en ‘the ground below’ la legalización de la prostitución; así como la incursión del dúo en los sonidos de free-jazz en ‘a few words for the firing squad (radiation)’, en la que Mike comparte un par de emotivos versos sobre la muerte de su madre, una persona «adicta» a que le falló el sistema, también huelga decir que ‘RTJ4’ va perdiendo fuelle con el paso de los minutos. Sin embargo, y dado el contexto en el que ha visto la luz, el nuevo disco de Run the Jewels ya ha dejado su marca en el tiempo. En este caso el mensaje lo es todo.
Calificación: 8,1/10
Lo mejor: ‘ooh la la’, ‘walking the snow’, ‘holy calamafuck’
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Youtube: vídeo de ‘ooh la la’