Run the Jewels han publicado de manera involuntaria, o quizá no tanto, pues su música siempre ha tenido un componente reivindicativo que se ha alzado en contra del racismo y la brutalidad policial, uno de los discos más importantes de la revolución antirracista vivida en los últimos días en Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd, entre otros ciudadanos estadounidenses afrodescendientes, a manos de la policía blanca. El contexto vuelve a ser importante a la hora de valorar un trabajo de Run the Jewels y ‘RTJ4’ es otro disco incendiario y sobresaliente del dúo de hip-hop formado por El-P y Killer Mike, y ha sido nuestro «Disco de la Semana».
Como de costumbre, la verborrea de los dos raperos, y no la búsqueda de un hit fácil que, en este disco, sí se ha dado, marca el transcurso de este ‘RFT4’ en el que las rimas no dejan títere con cabeza y las producciones vuelven a ser abrasivas a la vez que nostálgicas por el hip-hop de la vieja escuela. Se suele mencionar a Public Enemy y a N.W.A. para hablar de Run the Jewels, pero una de las canciones destacadas de su nuevo trabajo no suena realmente a ninguno de ellos. ‘holy calamafuck’ es una de esas producciones de la banda que parecen anunciar el fin del mundo, y sus truculentas percusiones arrancarían de un plumazo de su cabeza esa pelusa lacia a la que Donald Trump llama pelo. Entre los nombres involucrados en esta imponente base que también incluye gritos de guerra y alarmas se encuentra BOOTS, conocido por su trabajo en el disco-meteorito de Beyoncé, y Dave Sitek de TV on the Radio, si bien El-P sería el productor principal según los créditos disponibles en Spotify (está listado primero). También Little Shalimar y Wilder Zoby, colaboradores habituales de Run the Jewels, aparecen nombrados.
Entre referencias a un conocido personaje de la literatura inglesa, a un accidente de aviación histórico que el dúo compara con las políticas de drones actuales, a las drogas psicodélicas o a los multiversos, así como a las propias carreras de El-P y Killer Mike, ‘holy calamafuck’ denuncia la corrupción política y el trapicheo de drogas, entre otras cosas. En ella, los raperos se llaman a sí mismos «pirotecnócratas», celebran su habilidad para desafiar a la ley y a la muerte y se declaran los “narradores de la violencia de nuestro tiempo”. Puro orgullo hecho canción, y además más que ganado.