Jehnny Beth: «El capitalismo, el racismo, la sexualidad… todo es una ficción»

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Jehnny Beth: «El capitalismo, el racismo, la sexualidad… todo es una ficción»

Jehnny Beth firma el «Disco de la Semana» con ‘TO LOVE IS TO LIVE‘, su primer disco al margen de Savages, y el primero en solitario. Tuvimos oportunidad de charlar con ella sobre este trabajo hace unos meses, al inicio de la cuarentena, y la cantante explicaba entonces que ella y su pareja, Johnny Hostile, también colaborador musical de ella y co-productor del disco, sospechaban haber contraído el COVID-19 («hemos estado enfermos y tenido los síntomas»), pero que ya estaban recuperados. El resultado de esta entrevista es una interesantísima charla sobre la muerte, la oscuridad del ser humano o la importancia de no delimitar la ficción.

¿Qué significa este disco para ti? El título aparece en ‘We Will Sin Together’, el disco contiene momentos sexuales, otros tiernos, otros violentos… ¿en general dirías que celebra el ser uno mismo?
Quería hacer un álbum urgente porque estaba obsesionada con la idea de poder morirme antes de terminarlo (ríe). Para representar la luz necesitas oscuridad… Además, quería hacer un disco que contara un viaje pero sin caer en la trampa de hacer un disco conceptual. Aún así, el disco te lleva a varios lugares y está redondeado, se cierra como un círculo.

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¿Por qué son una trampa para ti los discos conceptuales?
No me gusta la idea de un disco conceptual, si lo leyera sobre un disco en el periódico seguramente no querría escucharlo (ríe). Me parece demasiado cerebral y mi disco es muy físico. Yo intento mantener la música todo lo viva posible.

‘I’m the Man’ forma parte de la banda sonora de ‘Peaky Blinders’ y ahora Cillian Murphy recita un interludio en tu disco. ¿Cómo se gesta esta colaboración? Curiosamente Cillian protagonizó ’28 Days Later’, una película que ha sido muy comentada durante la cuarentena. No sé si habéis hablado de esta coincidencia…
Cillian y yo no hemos hablado de ello en concreto, ¡pero me gusta la referencia! ‘I’m the Man’ la escribí con Atticus Ross antes de conocer al director de ‘Peaky Blinders’ en un concierto de IDLES en Londres. Allí, Anthony Byrne y yo charlamos, le dije que había trabajado con Cillian en el disco y me dijo que quería escucharlo, entonces ‘I’m the Man’ le gustó para la serie y después él mismo dirigió el vídeo.

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¿El sonido de ‘I’m the Man’ dictó el resto del disco?
No fue una de las primeras canciones que escribí, pero sin duda era una de las más violentas y Atticus la hizo más violenta. Pero antes de ‘I’m the Man’, la parte más extrema del disco ya estaba cubierta (ríe).

¿Qué has aprendido de trabajar con Flood y con Atticus Ross? ¿Cómo describirías tu trabajo en el estudio con cada uno de ellos?
Los dos son maestros y ha sido un enorme placer trabajar con ellos, pero también ha sido duro. Atticus y Flood tienen maneras muy diferentes de trabajar. Atticus no para de crear música hasta que asume finalmente mi visión y hace muchísimas preguntas antes de empezar a trabajar: pasamos 6 meses solo hablando de lo que yo quería hacer. Me mandaba mails con preguntas como «¿qué quieres conseguir con este disco?”, ¿»es una colección de canciones o un disco-disco?”, «¿qué sonido buscas?», ¿»qué estas intentando decir en esta canción?» Nunca hubo señal por su parte de que estaba ahí por las razones equivocadas. Estaba interesado en el resultado artístico de todo esto. Después, Johnny y yo nos mudamos a Los Ángeles por unos meses y Atticus se pasaba de noche por casa después de trabajar con Trent Reznor para escuchar aquello en lo que habíamos estado trabajando. Fue entonces cuando empezamos a componer ‘I Am’ , grabamos capas y capas de cuerdas, guitarras… Fueron horas interminables de trabajo. La canción ya tenía todos sus componentes pero Atticus la hizo 10 veces más grande de lo que era; esto nos hizo llegar a la conclusión de que el disco también iba a ser más grande lo que habíamos imaginado.

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«A Flood le importa un pimiento el precio de los estudios, está completamente chiflado en el mejor de los sentidos»

En cuanto a Flood, él llegó hacia el final de la grabación del álbum, un año después de yo trabajar con Atticus. Entonces buscaba a un productor que me ayudara a acabar algunas canciones del disco, como ‘Innocence’ o ‘Heroine’, sobre todo para incorporar baterías reales a la mezcla, ya que por entonces el trabajo con Atticus era muy electrónico. Con Flood trabajé en su estudio de Londres. A Flood le importa un pimiento el precio de los estudios, trabaja de manera muy libre, lo cual puede ser un poco perturbador porque es aficionado a crear un caos enorme en el estudio, está completamente chiflado en el mejor de los sentidos, más incluso que los artistas con los que trabaja. Él tiene la habilidad de empujarte hacia lugares incómodos y de tortura y confusión de cara al trabajo que estés haciendo. Te hace pelear por tus canciones. Con él no existen los intermedios: todo es o blanco o negro, o lo amas o lo odias. Me gustó trabajar con él porque me hizo recordar lo caótico que puede llegar a ser hacer un disco, me hizo rememorar esa sensación de incertidumbre ante un nuevo proyecto, porque muchas veces, si ya sabes lo que estás haciendo, posiblemente vas a volver a un lugar en el que ya has estado.

Has dicho una cosa muy interesante en The Guardian…
No te creas todo lo que lees en The Guardian (ríe).

Has dicho que la temática del álbum puede ser la «multiplicidad y la complejidad de ser humano”. Y en The Guardian has declarado que te gusta «ver la humanidad en los monstruos». ¿Vas por ahí? ¿A qué te refieres exactamente?
Me gusta el concepto de que la musica consista en una sucesión de capas y cortinas que vas descubriendo una por una, puede ser un juego infinito de preguntas y respuestas. Me gusta la música y el arte que nos tira las complejidades del ser humano a la cara, aquello que nos es extraño y familiar. Creo que, en un mundo que constantemente intenta simplificar nuestros sentimientos y lo que significa ser un humano, era importante hacer un disco que no hiciera eso y nos recordara que ante todo somos una galaxia de identidades oscuras. Y que todas esas identidades deben ser reconocidas porque es prometedor.

¿En qué sentido?
Es esperanzador pensar que el ser humano se compone de múltiples seres… La gente no es completamente oscura o completamente positiva. A veces buscamos esas versiones simplificadas de nosotros mismos, y aunque en un mundo ideal habría gente buena en un lado y gente mala en otro, es importante asumir que el mundo en el que vivimos realmente no es así.

Dices que es liberador reconocer que somos seres complejos. Algunos artistas dicen estar en contra de etiquetarse porque piensan que eso limita su perspectiva hacia si mismos.
Necesitamos etiquetas para entender la realidad, pero a mí me interesa mucho más la ficción, prefiero escribir historias antes que ensayos, por ejemplo. Contar historias con sus mitologías, sus héroes… es más impactante porque la sociedad, tal y como la conocemos, es real pero también es una ficción: el capitalismo es una ficción, el racismo es una ficción, la sexualidad es una ficción, y para luchar contra la ficción se necesita ficción. La imaginación juega un papel muy importante en todo esto.

«En un mundo que constantemente intenta simplificar nuestros sentimientos, me parecía importante hacer un disco que recordara que ante todo somos una galaxia de identidades oscuras»

En la ficción no existen los límites, y en un libro de ficción erótica que acabas de publicar incluyes una historia sobre canibalismo. Justo en The Guardian has declarado que es la historia que más “te pone” del libro.
Si puedes leer el libro y formar una opinión propia sobre el mismo, hazlo, porque el ángulo que la periodista de The Guardian (NdE: Laura Snapes) ha tomado en su artículo no me ha parecido correcto. La historia sobre canibalismo del libro se llama ‘Raw’ y es una metáfora sobre la adicción sexual. Narra la historia de una persona que se come a sus parejas y termina comiéndose a sí misma. Es una metáfora sobre el lugar oscuro que la lujuria puede crear cuando se convierte en una adicción. Hay un libro muy interesante sobre este tema llamado ‘The Demon’, de Hubert Selby Jr., un autor que escribió varias novelas, como ‘Last Exit to Brooklyn’. ‘The Demon’ es una historia sobre ese mismo descenso lento hacia los infiernos.

No se entendió muy bien lo querías decir en aquella entrevista…
Lo que intentaba explicar a la periodista de The Guardian es que no quiero leer ese tipo de historias a través de las prisiones que representan las ideas morales y políticas de hoy en día, porque las fantasías deberían estar liberadas de ese yugo. De otro modo existirían fantasías buenas y fantasías malas, y no creo que se deba limitar la mente de esta manera. La mente es el único lugar en el que la sociedad no debería entrometerse, y creo que la sexualidad debería poder ser ejercida más allá de esas limitaciones que la sociedad imagina por nosotros.

¿Cómo ha sido colaborar con Romy de The xx?
Romy y yo nos conocimos allá por 2014, después de un concierto de Savages en Coachella. Yo no esperaba que ella fuera fan del grupo pero lo era y después de conocernos formamos una amistad. Y cuanto más amigas nos hacíamos, más veces me decía “hay lados de ti que conozco que no veo representados en la música de Savages”. Decía “si vas a a hacer un disco personal, quiero ver ese lado más vulnerable de ti, y me encantaría que la gente viera eso”. Su contribución en el disco ha sido de amiga, pero tiene más mérito que el que ella se da, porque ha contribuido ideas de producción, de estructura de las canciones… Cuando venía al estudio aportaba siempre ideas sensatas. Por otro lado, hemos pasado mucho tiempo escribiendo juntas, lo cual me ha permitido explorar una manera diferente de trabajar. Ella por entonces estaba de gira con ‘I See You’ e íbamos de un lado a otro… Una noche en Londres salimos y ella no paraba de anotar todo lo que decía todo el rato en su teléfono, que es una cosa que muchos productores hacen. Parecíamos una cita de lo más cutre (ríe). Y ya por la mañana venía con todo ese material que posiblemente convertir en canciones.

¿Cuál es tu canción o disco favorito de The xx?
Me gustan mucho sus tres discos por diferentes razones: el primero me encantó cuando salió; el segundo me pareció muy valiente, muy minimalista; y el tercero tenía canciones muy diferentes. Mi canción favorita de The xx puede ser ser ‘Brave for You’ porque ROMY la escribió a partir de conversaciones que habíamos mantenido juntas.

«La mente es el único lugar en el que la sociedad no debería entrometerse, y creo que la sexualidad debería poder ser ejercida más allá de esas limitaciones que la sociedad imagina por nosotros»

Volviendo al tema de la mortalidad sobre el que hablabas al principio de la entrevista, ‘Blackstar’ de David Bowie ha sido una influencia fundamental en el álbum porque decías que lo has compuesto como si tu fueras a morir pronto.
La noche que Bowie murió fue la primera vez que me prometí a mí misma sacar este disco. Cuando mueres, tu trabajo no muere contigo, y algo que has escrito hace tiempo puede ser profético. Creo que el arte es una manera de suspender en en nuestra conciencia la vulnerabilidad que sentimos ante el hecho de que vamos a morir. Es una manera vanidosa de intentar mantenerse viva. Con este disco quería mantener viva la densidad misma de la existencia. La mortalidad es lo que da valor a la vida, pero pasamos toda la vida olvidando que vamos a morir, y cuando nos enfrentamos de verdad a la muerte, de repente la bondad de la gente sale a relucir y ya no hay tiempo para actuar como un gilipollas. Bowie me hizo pensar esto con mayor precisión.

Musicalmente, ‘Blackstar’ es una mezcla muy interesante de géneros y ha sido un disco muy importante para mí por la libertad que desprende. También ‘To Pimp a Butterfly’ de Kendrick Lamar, ‘BEYONCÉ’ de Beyoncé y ‘Double Negative’ de Low lo han sido por su valentía y por su manera de trascender géneros.

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