La chillwave tiene toda la pinta de pasar a la historia como una de las modas más perecederas de la historia del pop reciente. No es un hazmerreír como el witch-house, pero ha dejado pocos clásicos que puedan ser reivindicados por generaciones venideras. Entre las excepciones podría estar en todo caso Ernest Weatherly Greene Jr., hombre detrás de Washed Out y autor por tanto de ‘Within and Without‘. Su nuevo álbum ‘Purple Noon’ pasa de los experimentos del anterior ‘Mister Mellow‘, que empezaba con un ataque de tos que no fue precisamente célebre o infame, para volver al sonido con el que todos identificamos a Washed Out.
La jugada podía haber salido muy bien por una cuestión de tiempo y contraste: no hay nadie sonando de esta manera a día de hoy y ha pasado el número suficiente de años como para una reivindicación de todo aquello. ‘Purple Noon’ es además un álbum cercano a lo conceptual que narra «el dolor en una relación en la que las cosas están empezando a desmoronarse», el relato ordenado de la historia de una pareja desde que se conoce hasta que rompe.
El primer tema, ‘Too Late’, recuerda el día que los dos se conocieron: «cuando te pedí fuego / pensé que eras un poco tímida / yo era un poco reservado pero pude ver en tus ojos que era el momento / y nuestra noche no se había terminado». Sin embargo, la mayoría de temas retrata una relación bastante tóxica, anticipando una ruptura de un par de personas que solo ha conocido la decadencia. Tan pronto como en la segunda canción, ‘Face Up’, escuchamos: «no necesitas mentir / necesitamos decirnos adiós». La tercera ‘Time to Walk Away’ dice: «no quiero pelear otra vez / estoy harto de estos juegos a los que jugamos». La quinta apela específicamente a una infidelidad, y así sucesivamente.
Musicalmente, ‘Purple Noon’ es un álbum nada apasionado, tenue como lo fue toda la chillwave, sin un solo exabrupto en el que nadie rompa un plato o un beat. ‘Time to Walk Away’ es muy claramente la mejor canción del álbum, cediendo algo a los guiños balearic para optar por uno más jamaicano y una melodía preciosa, evocadora, nostálgica de los tiempos (breves en este caso) en que todo iba bien. Pero en general el álbum es sosegado de más, como una metáfora sobre una relación monótona y aburrida. En ese sentido se lleva la palma ‘Game of Chance’, puro chill Ibiza de principios de los 90, con una guitarra mal grabada, reminiscente de alguna mala canción de Sting de la época.
Los sintetizadores más siniestros que aparecen levemente en el primer y en el último tema, y también el medio tiempo ‘Reckless Desires’ despuntan en un álbum que, teniendo en cuenta la temática, no debería dejar tan indiferente. Extendiéndose 42 minutos que parecen 50, sí incluye otro pequeño highlight hacia su final. Cuando te estás quedando traspuesto, soñando que estás tirado en una hamaca en algún país remoto al que jamás podrás llegar por restricción de vuelos, aparece en penúltimo lugar ‘Hide’ para resucitarte, con cierta cadencia de italo disco y un bonito punteo más en la vena de New Order.
Calificación: 6,2/10
Lo mejor: ‘Time to Walk Away’, ‘Hide’, ‘Reckless Desires’, ‘Too Late’
Te gustará si te gustan: Sade, Toro y Moi, Neon Indian
Youtube: vídeo de ‘Time to Walk Away’