Si «haces la cama con jirones de tu amor mientras vas recogiendo tu dolor», si «siempre ves el gris del arco iris», si «la rutina te enseña los mechones de lo que fue querer a alguien», si «llevas sentada sobre tu hombro la melancolía de saber que alguien se irá», quítate tu «sombrero de pensar» porque La Oreja de Van Gogh están de vuelta para ayudarte a «despeinar tu soledad» y el «alma» también. Amaia Montero y los chicos partieron peras hace eones, pero aprovechando que todos han celebrado hace poco el 20º aniversario de ‘El viaje de Copperpot‘ hay que apuntar que sus carreras han seguido desarrollándose sin ninguna diferenciación. Lo mínimo que pueden decir Ana, Jose y Nacho es que al final parecían irreconciliables en lo artístico, que todo el mundo puede comprender por qué no siguieron juntos cuando las canciones escritas por cada hermano Cano se iban entregando a estilos cada vez más distintos. Pero no es el caso del grupo donostiarra: sus carreras van desarrollándose de manera paralela, coincidiendo incluso en ritmo, en lo poco que se prodigan.
Y no es que esperáramos un ‘Metal Machine Music’ por su parte, pero es que en lugar de desarrollar su faceta pop-rock, todos se han ido acercando cada vez más al mundo adulto, al territorio de Cadena 100. Como traumatizados por que la gente escucha demasiado ‘Rosas’ y ‘Jueves’, y demasiado poco ‘El último vals’ y aquel campanazo de «tu carita es un capullo sin abrir» de ‘La niña que llora en tus fiestas’, que Amaia Montero habría matado por escribir, los chicos y Leire también han perdido un poco de interés en la música pop. No hay más que atender al modo en que han desplegado la secuencia de ‘Un susurro en la tormenta’: el disco empieza con canciones lentas, un poco a lo Coldplay, pero lentas, y canciones tan uptempo como ‘Sirenas’ y el rock adolescente de ‘Me voy de fiesta’ permanecen ocultas hacia el final.
‘Un susurro en la tormenta’ sería mucho mejor si se preguntara un poco menos por «quién nos hace el boca a boca» (sic) y un poco más por quién querríamos que nos lo hiciera de verdad. La mejor canción, de hecho, es un dúo en el que Leire y Xabi San Martín desafían las leyes del amor convencional, ‘Durante una mirada’. La Oreja de Van Gogh, que tienden a buscar el amor de toda la vida hasta lo enfermizo, como se aprecia en ‘¿Lo ves?’, cambian aquí ligeramente el discurso. ‘Durante una mirada’ también es una idealización de un amor pasado, pero con él se quedan a las puertas de la rebelión, críticos: «Seguiremos con la vida que a los dos nos recetaron / Cada uno por su lado, muriendo por girarnos».
En defensa de su deriva artística, hay que decir que el sentido de madurez está bastante conseguido y que las referencias parecen las adecuadas: no son la cantidad descomunal de discos que ha seguido vendiendo en el siglo XXI Sergio Dalma. Mari Trini, Cecilia, Serrat pueden venir remotamente a la memoria en la narrativa ‘Galerna’, toda una canción de autor; y Joaquín Sabina -no Alejandro Sanz- viene y mucho melódicamente en la final ‘¿Lo ves?’, que empieza en plan Ben E. King, y termina con ritmo latino. Mejor aún, hay aquí otra canción sobre terrorismo, esta vez centrada en San Sebastián, y ‘Sirenas’ huye del dramatismo de ‘Jueves’ para ofrecer con dignidad esperanza sobre casi, casi, un ritmo electro.
‘Un susurro en la tormenta’ discurre, grato, entre la buena interpretación vocal de Leire en ‘Doblar y comprender’, el country con banjo y todo de ‘Como un par de girasoles’, el puntazo a Dandy Warhols de ‘Te pareces tanto a mí‘ y el plot twist de ‘Menos tú’. Para lo poco que había motivado el baladón metalero ‘Abrázame’, que es a esta etapa lo que ‘Muñeca de trapo’ a la anterior, ni tan mal. Ya no es tan divertido escucharlos, pero tampoco es que hubiera sido su objetivo en absoluto.
Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘Durante una mirada’, ‘Te pareces tanto a mí’, ‘Sirenas’, ‘Me voy de fiesta’
Te gustará si: crees que los primeros de Coldplay y Vetusta Morla son los mejores
Youtube: ‘Durante una mirada’