‘Ultimate Success Today’ es uno de los discos más oscuros y obsesionantes del año. Y también uno de los más rabiosamente contemporáneos. El álbum articula una crítica social furibunda; Protomartyr cargan contra la deriva de un país (EEUU) que se derrumba, contra la violencia del sistema que machaca a las personas. El quinto disco de la banda de Joe Casey trata de condensar los males de nuestro mundo pandémico en 40 minutos de postpunk sofocante y sugestivo. Dudo que la intención de Casey sea convertir el apocalipsis en algo atractivo: su discurso tiene mucho de doloroso y personal. Y sin embargo, eso es ‘Ultimate Success Today’, un disco que equilibra lo directo y contagioso con la oscuridad.
Para lograr este equilibrio, Protomartyr se han refinado y embrutecido. Todo a la vez. Porque ahora son capaces de firmar canciones redondas, casi pop y, a la vez, suenan más fieros que nunca. Antes eran más rugosos, más punks. Aquí, sin perder el mordiente, han ganado en sofisticación y profundidad. ‘Ultimate Success Today’ es efectivo y está construido con una gran inteligencia, con la base rítmica por encima del resto de instrumentos, el bajo dibujando riffs seductores en cada corte. Hay otro nuevo elemento que añade diferencias enriquecedoras: el saxo de Jemeel Moondoc, músico de jazz de vanguardia, que llena de densidad e de inquietud los temas. Si a eso le sumamos la voz de Casey, ora salmodiando, ora vociferando, como Blixa Bargeld o el Nick Cave de 1984 (pero sabiéndose perdedor de la batalla), Protomartyr consigue una colección de canciones desazonadoras, sensuales y pegadizas. Y tremendamente convincentes.
El disco empieza con dos firmes candidatas a mejores canciones del año: ‘Day Without End’ es un inicio formidable, una marea enfermiza que te va atrapando gracias al saxo y las líneas de bajo dementes, mientras Casey brama amenazante acerca del insomnio y el fin del mundo. El clima bélico aumenta con ‘Processed by the Boys’. Poseedora de un clima asfixiante y ritmo marcial, tan directa y desasosegante como atrayente; en ella Casey celebra sarcásticamente la violencia policial y culmina en un final de derrota, después de haber desatado toda su ira.
El resto de temas no llega a alcanzar el tremendo calado que tienen sus dos primeras piezas pero, igualmente, son himnos en potencia. La brutalidad parece tornarse en nostalgia en ‘The Aphorist’, con un riff de guitarra y una melodía muy sugestivos. También hay lugar para ser unos The Jam en el lado oscuro en ‘Michigan Hammers’. Su divertido videoclip, que remeda ‘Robocop’ en clave serie Z, demuestra que en Protomartyr no todo es tremendismo, que también saben hacer gala de un sentido del humor bastante negro. En ‘Modern Business Hymmns’ relajan la oscuridad gracias a una batería que cabalga y una melodía trotona, efectivísima. Casey destila incluso ternura cada vez que entona los “Money doesn’t matter” que son el centro de la letra.
En la última parte los cortes rebajan fiereza y revoluciones, pero adquieren mayor carga emotiva, como si relataran el particular camino de Casey de la furia a la asunción de la muerte: su recitado de Casey en ‘Worm in Heaven’ resulta conmovedor. La escucha de este disco no empuja por la senda del optimismo, precisamente. ‘Ultimate Success Today’ es un destilado de la profunda desazón de Casey sobre el rumbo del mundo. Pero su pesimismo, su desesperación, está presentado en un envoltorio tan sugestivo que difícil es sustraerse a él.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Day Without End’, ‘Processed by the Boys’, ‘Michigan Hammers’, ‘Modern Business Hymmns’’, ‘Worm in Heaven’
Te gustará si te gusta: Einstürzende Neubaten, Morphine, los Bad Seeds de los 80.