De Gainsbourg a Gainsbourg: la Charlotte más pastoral brilla gracias a Jay Electronica

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De Gainsbourg a Gainsbourg: la Charlotte más pastoral brilla gracias a Jay Electronica

Este año Jay Electronica ha publicado su debut oficial después de una década deambulando por la industria musical. Un disco llamado ’A Written Testimony’ en el que se ha codeado con Travis Scott y The-Dream y que ha logrado ser top 20 en el Billboard 200 además de aparecer entre lo mejor del año “de momento” para medios como Billboard, Stereogum y Variety.

Sucediendo a su mixtape de 2007, ‘Act I: Eternal Sunshine (The Pledge)’, durante años se rumoreó sobre la existencia de un “acto 2” que tendría que haber salido en 2012, pues se llegó incluso a revelar una secuencia de la que os hablamos en julio de aquel año; desde entonces había sido un disco perdido. Hasta hoy. Sucediendo a una serie de filtraciones, el disco se ha subido oficialmente a Tidal en lo que supone obviamente su edición oficial, y revelando al fin algunas de las pistas más esperadas. Otras no: Kanye West y Erykah Badu parecen haberse quedado por el camino.

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En ‘Nights of the Roundtable’ Jay-Z aparece diciendo que “rock, country, blues, jazz” todo puede reducirse a lo mismo porque todo va sobre “las emociones, la pasión y la tristeza”, y eso es lo que se puede concluir de un álbum en el que caben temas tan melódicos como ‘Run and Hide’, el recitado al piano de ‘Better in Tune’, el medio tiempo con tensión de ‘Letter to Falon’, la oriental y orquestada ‘10,000 Lotus Petals’ -un precioso remanso de paz para despedir el álbum- y pistas más centradas en el hip hop.

Seguro que son estas últimas las que consiguen mayor atención por parte del público, pero es muy significativo ese momento en el que pasamos de escuchar a Serge Gainsbourg sampleado en ‘Bonnie & Clyde’ (una pista algo trillada, por otro lado, parece que no hizo otra cosa que esto y ‘Je t’aime… moi non plus’); a escuchar a su hija Charlotte Gainsbourg. Ese ‘Dinner at Tiffany’s’ es hoy nuestra “Canción del Día”.

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Lo primero que escuchamos en ‘Dinner At Tiffany’s’ es una arrolladora sección de cuerdas sobre la que Charlotte Gainsbourg susurra que no quiere «cenar en Tiffany’s». Y lo que sucede después no nos habla de lujos ni una Tiffany cualquiera: es una intrigante canción, entre lo bello y lo inquietante, que podríamos emparentar con el folk pastoral de finales de los años 60 y su posterior revival. Próxima por tanto al trabajo de United States of America, Broadcast o Cat’s Eyes, la canción nos habla a la vez de “dejar toda tu inocencia bailando fuera de tiempo” y de “desaparecer en un momento, sin lágrimas ni sonrisas” antes de entregarse al tarareo final de Charlotte. Una misteriosa canción que al fin emerge tras haber pasado 8 años en un cajón.

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