Carla Bruni se sigue tomando su carrera musical con toda la calma, sobre todo en cuanto a composición propia. Este es su 6º álbum, pero algunos han sido de versiones o adaptaciones. El primero homónimo de su carrera con canciones escritas en general de su puño y letra -literalmente, pues suele escribir «a mano», sobre «papel»- lo es porque ha encontrado un camino que la define. Ha escrito este disco sin prisa, mes a mes, y después lo ha grabado en tan sólo 6 días con el productor Albin de la Simone, indicando que a partir de ahora siempre grabará de esta manera más fresca.
Es por otro lado la primera vez que la cantante compone un tema en italiano; la primera vez que compone un tema en inglés, ‘Your Lady’, que le ha quedado un tanto sesentero en el sentido de un ‘Stand By Me’; y la primera vez que compone un tema a piano, ‘La chambre vide’, saliendo muy bien parada especialmente de esto último. En la producción de este álbum se ha buscado la «calma y la sencillez, libre de brillos y arrogancia», como informa la nota de prensa oficial de Universal, y como consecuencia el álbum suena tranquilo y libre de exabruptos, sin el drama de cantautores como Damien Rice, ni la intensidad de un Dominique A, cada cual muy bueno en lo suyo, si bien a veces quedándose algo corto, demasiado cerca de la música de fondo.
Pese a lo engañoso que puede ser que estemos ante un álbum homónimo, este no es el típico disco de cantautor en que este se abre en canal. Las letras son sencillas y poéticas, siempre sin revelar demasiado sobre sí misma. Nos hablan sobre cosas como «un ángel» que a veces se nos aparece pero casi nunca está ahí para nosotros (‘Un ange’), sobre la necesidad de buscar el amor de manera genérica (‘Un grand amour’), e incluso ‘Le petit guépard’, un tanto country, va sobre un guepardo porque dice Bruni que ha de componer «un tema sobre un animal en todos los discos», y tras el «antílope» y el «pingüino», ahora era el turno de este, inspirándose en concreto en la película ‘Bringing Up Baby’ (1938) de Cary Grant y Katharine Hepburn.
Los textos de Bruni recurren a tópicos como lo que «el viento» nos hace en «los cabellos» y cosas así, pero siempre sin resultar demasiado ñoños, con suma elegancia, la misma que escuchamos en la producción. De hecho, cuando las cosas corren el peligro de ponerse demasiado lánguidas, es su puño el que decide huir en otra dirección. ‘Comme si c’était hier’ habla del paso del tiempo (“han pasado 30 años en una semana, es como si fuera ayer… han pasado mil años en un segundo, es como si fuera ayer”), pero en verdad esta es una de las melodías más alegres y la letra deja un mensaje muy optimista, pues confía en un reencuentro futuro con aquel de quien te has separado, quizá en el más allá.
En la línea, ‘Rien Que l’Extase’ es un tema algo trotón, con cierta conexión con Morricone en melodía y con Leonard Cohen en el modo en que incorpora unos coros femeninos «la-la-la», cuando en realidad habla de rozar la muerte y encontrar el «éxtasis» después de ello: «Me encontré con la muerte el lunes pasado / Sentí las balas silbar en mi oído / Y si pude esquivarlo fue por casualidad». Entre canciones más feístas, como esa colaboración con Valeria Bruni entre el rap y la canción italiana solo apta para fans de Ambra, y alguna composición algo anodina, destaca el encanto del single principal ‘Quelque chose’, la melodía de ‘Les séparés’, la ambigüedad lírica sobre el viaje de ‘Partir dans la nuit’ (¿hacia la muerte? ¿hacia un universo imaginado?) y el mencionado tema a piano. ‘La chambre vide’ es una preciosidad que nos habla del síndrome del nido vacío, recordando inevitablemente a ‘Boyhood‘.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Quelque chose’, ‘La chambre vide’, ‘Un ange’, ‘Les séparés’, ‘Un grand amour’
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