Amatria ha publicado esta semana su nuevo disco, el cual ha titulado simplemente ‘Un disco‘ de la misma manera que el título de todas sus pistas por separado empieza con un artículo indeterminado. ‘Un disco’ ha llegado para mostrar la versatilidad de Joni Antequera como compositor y productor, y la canción que cierra ‘Un disco’ vuelve a tener poco que ver con los singles publicados previamente en cuanto al estilo explorado.
‘Una voz’ es la balada que pone punto y final a ‘Un disco’ pero también es una de sus composiciones más memorables. La producción electrónica de ‘Una voz’ presenta cierta suciedad y distorsión, la melodía de sintetizador introductoria, que atraviesa toda la composición y parece provenir de la banda sonora de un videojuego, de hecho suena desafinada a propósito, y Amatria canta las estrofas de ‘Una voz’ acompañado de una sombra ultra-grave de su voz que suena hasta fantasmagórica, por no decir endemoniada. Sin embargo, la melodía de ‘Una voz’ es preciosa, edificante… y la canción termina emocionando por todo lo alto, con una coda que repite la frase «esto es solo para mí» hasta que es interrumpida por el sonido de un cristal que, estampado contra una superficie, se rompe en pedazos. Con esta imagen sonora tan metafórica termina la canción.
La composición de ‘Una voz’ es por tanto perfecta para acompañar el autoexorcismo que nos viene a contar su letra, en la que Amatria recuerda su antiguo yo. «¿Qué me puede destruir? ¿Quién mejor que yo?» es una de las preguntas que se plantea Antequera en ‘Una voz’, para seguir: «tan difícil para mí, pedir perdón». En el estribillo, Amatria sentencia que siente el «dolor del impulso natural a perderse siempre» y más adelante evoca a «alguien que grita de terror en la distancia, alguien que una vez fui yo». Un encuentro de Amatria con el pasado al que apetece volver una y otra vez.