Zahara exorciza demonios en la rave de la gira de ‘PUTA’

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Zahara exorciza demonios en la rave de la gira de ‘PUTA’

Zahara ha podido comenzar la gira de su nuevo disco ‘PUTA’ pese a que la pandemia no ha terminado, ya sabéis, con el público sentado, las mascarillas, la distancia de seguridad, el gel hidroalcohólico y todas esas cosas que esperamos que en un par de meses sean un mal recuerdo. En La Riviera de Madrid el show ha tenido que dividirse en 3 funciones para poder acomodar a la gente que ya tenía su entrada, pues se trata de un evento que se ha venido retrasando desde el año pasado. Foto: Vibra Mahou.

El primer show fue el sábado por la noche, el segundo el domingo a las 18.00 y el último el domingo a las 21.30. Da un poco igual cuál te tocara o que lo vieras en Granada de día el viernes: de un tiempo a esta parte hay un punto teatral en los espectáculos de la artista, con sus pequeñas sorpresas dentro de su modesto pero trabajado set (cabe hablar de SPOILERS, como esos paneles que se despliegan con la palabra PUTA durante ‘Ramona’) y su pequeño guión con todas y cada una de las canciones del disco. Un guión en el que no caben divertimentos como ‘Caída libre’ ni momentos para la autocompasión como ‘Con las ganas’, pero sí la fiesta y el desenfreno «rave» después de hora y media -casi 2- de exorcismos.

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‘PUTA’, la gira, comienza como ‘PUTA’, el disco, con ‘flotante’, con Zahara encaramada en un set de batería que ocupa el centro del escenario. A ambos lados, tan sólo dos músicos, Martí Perarnau IV y Manuel Cabezalí, ambos entregados a varios instrumentos. Como los conciertos del proyecto paralelo de la cantante con Martí, _juno, este es ya un show básicamente de música electrónica, en el que incluso las viejas canciones son adaptadas al nuevo sonido. Es el caso de ‘Crash’, en la que ha desaparecido el rock y Zahara va sacando su vena de malota, o de ‘El deshielo’, que ahora parece una producción de Postal Service. Algún momento parece algo por pulir, como ese sample de percusión rara que se quedó como colgado entre ‘Inmaculada decepción’ y ‘El fango’, ambas completamente remozadas, pero el show es lo suficientemente aventurero como para mantener tu atención durante la casi veintena de composiciones.

Funcionan muy bien las diferentes partes. Zahara no ha renunciado a su vena más acústica, y logra ya solo gracias a su voz que ‘negronis y martinis’ sea un momento tan emocionante como en otras giras lo fue ‘Con las ganas’, con la ayuda únicamente de una guitarra. A continuación, lo mismo podemos decir de la versión a piano de ‘Guerra y paz’ con Perarnau IV ya habituado a su papel de Santi Balmes en esta canción. Pero la segunda mitad del concierto no puede ir por ahí y se entrega de lleno a la pista de baile en recuerdo de la Nochevieja en Berlín que pasó parte del grupo antes de la pandemia: la sucesión de ‘Joker’ con las dos bailarinas que también hacen de «roadies», ‘MERICHANE‘, ‘Hoy la bestia cena en casa’ (con mención a Pablo Casado y Ciudadanos en el día de la nueva foto de Colón) y ‘berlin U5‘, fue una locura y lo será ya del todo cuando el público pueda levantarse de la silla al completo, no solo los brazos.

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El show no se cierra con este sacudir de viejos demonios, como todo apunta, sino que opta por una estructura circular con una especie de bis que en verdad no es tal porque no hay falsa despedida de nadie. Si habíamos comenzando oyendo una locución de ‘Maria de la O’ y ‘Ay pena penita pena’, el último número es una interpretación de la copla ‘Dolores’ escrita por la artista para sus abuelas, de espaldas al público, pero frente a 3 de los paneles que se han transformado en espejos, y en este caso portando un vestido hecho con retales de manteles de sus ancestros, bordado con el nombre de familiares. La dedicatoria es para el padre de Zahara, una vez más presente en la sala.

Es solo uno de los muchos detalles de un concierto en el que se puede hablar del final celestial de ‘La gracia’, de lo bien que queda ‘Médula’ a la batería o de la emocionada presentación de ‘Taylor’ mientras alguien grita «Taylor es mi canción» y otra persona grita «No, es la mía». A un concierto muy pensado y bien ejecutado -lo estará más en el futuro, aún se adivinan más posibilidades y puertas para la parte «rave», por ejemplo-, hay que sumar la relevancia de escuchar a tantísimas mujeres vitoreando entre canción y canción. Estamos acostumbrados a que esos momentos de asueto en los conciertos estén tomados por la testosterona y esta vez lo que se oyeron fueron muchas voces de mujeres gritando «te quiero», «gracias a ti» o «valiente». A estas alturas siendo muy evidente que ‘PUTA’ ha hecho historia por el modo en que ha afrontado asuntos como el maltrato, los abusos, el acoso escolar, la bulimia y la prevención del suicidio, ya es claro que a muchas mujeres parece haber servido para alzar también su voz. 8.

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