Eric Jiménez, batería de Los Planetas, Lagartija Nick y muchos otros proyectos, se ha metido al público en el bolsillo no sólo por su sólido trabajo durante décadas en la música de nuestro país, sino por esos simpáticos virales que protagoniza de vez en cuando no se sabe muy bien cuán involuntariamente. Publicó un libro llamado ‘4 millones de golpes’ hace unos años y dado su éxito y la demanda ahora saca otro llamado ‘Viaje al centro de mi cerebro’, cuyo subtítulo es: «Las anécdotas más ácidas y salvajes del mítico batería».
El libro editado por Penguin también es una manera de acercarnos al lado más tierno de Ernesto -su verdadero nombre- como padre y como hijo, al tiempo que a algunas de sus reflexiones sobre la pandemia. Periodismo, diseño gráfico y recuerdos de su infancia y por supuesto de la carretera como músico inundan estas 220 páginas que no harán historia en la literatura, pero sí se devoran en un par de días. Nos lo cuenta él mismo y con toda la razón del mundo en las oficinas de la editorial de Madrid. Un Eric deslenguado y sonriente, como era de esperar, responde sin tapujos a todas las preguntas, repartiendo titulares como panes. Foto: Raquel López.
Tienes un grupo y un bar, está claro que no ha podido ser tu mejor año y en un momento del libro dices que lo publicas para sacar pasta…
Es broma, porque aquí solo saca pasta Arturo Pérez Reverte (risas) Soy muy cínico. Y como me meto con la gente que saca una canción por el confinamiento, y yo también saco esto…
Pero es cierto que los libros se venden guay, que hay gente que ya vende más libros que discos (NdE: pienso en Morrissey)
Totalmente cierto, pero también que de los libros comen cuatro. Te da para algún detallito pero no para vivir. Poca gente vive de los libros.
En cualquier caso para ti esto de los libros ha sido una oportunidad de reciclarte.
Totalmente. Es una de las experiencias más bonitas que ha vivido. Es algo individual, que haces como te da la gana y descubres una nueva faceta en la que te lo pasas cojonudamente bien. Tengo un contacto con la gente diferente. La gente suele triunfar con las cosas que no tiene ni puta idea de hacer. Y como no tengo ni puta idea de escribir… Por eso triunfan los toreros que cantan, y triunfe probablemente un cantante que toree. Lo que menos te esperas, funciona.
Bueno, Jesulín tampoco vendió tanto…
No vendió ni un disco pero solo con lo que sacó con las exclusivas… (risas)
Recuerdo ver su disco en la lista de ventas pero creo que solo la primera semana.
Se lo comprarían algunas de las chicas que le tiraban bragas.
La gente suele triunfar con las cosas que no tiene ni puta idea de hacer
¿Cuál es la idea de partida para ponerte a escribir un segundo libro?
Como un anecdotario. Pero a la mitad viene la pandemia y cambia totalmente el rumbo porque estoy más reflexivo. Entonces empiezo a combinar anécdotas y reflexiones. Tengo que darles un orden y se lo doy por kilómetros como metáfora de las giras (NdE: cada kilómetro es un capítulo). En los momentos más delicados de la pandemia me entra una especie de miedo, y me pongo reflexivo, pero yo no hay desgracia de la que no me ría, de las de los demás, y de las mías primero. A veces cuento algo serio y emotivo, pero intento reírme de ello.
El humor es una baza imprescindible, ¿no?
Desde siempre, yo soy fan de Peter Sellers y llevo muchas cosas suyas dentro.
Imprescindible en muchos grupos y en los matrimonios…
Exactamente: por ejemplo mi matrimonio (risas).
Primero con los aplausos me emocioné. Pero luego veo también la hipocresía de los aplausos porque la gente sigue sin apoyar la sanidad pública
¿Cómo vives el encierro? En el libro cuentas que pasas la covid, hablas de los aplausos… pero parece ahora cuando se está viendo cómo nos está afectando psicológicamente o a nuestros amigos y familiares.
Por facetas. Al principio parecía una invasión extraterrestre, parecía que todo era un sueño, no hay nadie en la calle… y justo con Lagartija Nick había sacado un disco de catástrofes (NdE: ‘Los cielos cabizbajos‘). Luego con los aplausos me emocioné. Pero luego veo también la hipocresía de los aplausos porque la gente sigue sin apoyar la sanidad pública. Entonces me parecen una gilipollez los aplausos. ¿Dónde están los aplausos ahora? Luego empieza a darme miedo. Me importa una mierda si me muero de hambre, pero no mi hija. Empiezo a acojonarme porque veo que estoy jodido con la música, también con el bar. Desde la Seguridad Social me piden 36.000 euros de multa y hasta al cabo de 2 meses no se dan cuenta de que es un error: mi angustia llega a términos brutales.
Y ahora me doy cuenta de las secuelas. Ayer vi a unos amigos míos, del Siroco de Madrid. Hacía un año que no nos habíamos visto. Hay una sensación rara de tiempo, espacio, estás como levitando… Primero pensé que esto sería una lección para que la gente fuera más buena, pero no. Los hijos de puta van a ser más hijos de puta. Mucha gente se está aprovechando de la ley covid: en los hoteles ahora tienes que entrar a las 16.00. ¿Pero por qué? Decían que iba a ser para unirnos y no. Los cabrones van a ser más cabrones. Yo no le echo la culpa a la gente. A lo que me refiero es a las grandes plataformas y a los empresarios, que van a aprovechar para seguir apretando a la sociedad más.
Primero pensé que la pandemia sería una lección para que la gente fuera más buena, pero no. Los hijos de puta van a ser más hijos de puta
¿Cómo ves este libro respecto al primero? ¿Como más o menos qué?
Yo creo que es exactamente igual. En redes la gente dice que no sabría cuál elegir. Son dos libros que en una misma página puedes llegar a las sonrisas o a las lágrimas. Tiene picos emotivos de tristeza y de reírte. Lo que sí consiguen los dos libros es ser buenas historias: quizá no es un gran libro de literatura, pero sí son buenas historias. Yo creo que es un tipo de lectura que se tarda un par de días en terminar. Eso es buena seña porque hay muchos libros que la gente no acaba de leer. Muchos lectores me dicen que nunca habían leído un libro y este se lo leen. Me decían: «yo no leo pero con esto me río y me lo paso de puta madre». Me parece cojonudo que a partir de mis putas locuras, la gente pueda coger un libro.
¿Qué tipo de público es ese que nunca ha cogido un libro?
El típico rockero que le gusta el rock and roll, pero no ha leído un libro en su puta vida.
Te quiero preguntar por el pudor, hablas de tu hija, de cuando te disfrazas de Rey Mago… repasas cosas íntimas, pero no sé si te pones una barrera. No hablas de si has visto a tu hija en la pandemia o no, no muestras ese desenlace. No quiero que me lo cuentes. Me interesa si te pones una barrera que delimita qué quieres contar y qué no o si cuentas todo.
Si yo contara todo, estaría en la cárcel (risas).
Me parece cojonudo que a partir de mis putas locuras, la gente pueda coger un libro
No me refiero tanto a hacer el cabra, como a los sentimientos.
No he caído en eso. Quizá porque me ponía a escribir a las 4 de la mañana y no pensaba. Holden Centeno (NdR: responsable de edición) le da un orden a todo porque lo mío era como un almacén de muebles de segunda mano. Quizá he descuidado darle un leit motiv a esos sentimientos. Lo que sí me callo son anécdotas salvajes que implican a mucha gente porque soy respetuoso con quien ha vivido las anécdotas. De sexo nunca metería nada porque es algo entre dos personas. O entre ocho. Pero no hubiera tenido inconveniente, no tengo pudor. Me encanta abrirme en canal, me flipa.
También hablas mucho de tu madre… No sé si evitas ser ñoño.
No tengo miedo a la ñoñería, lo demuestro con mi boda, lo que pienso que para mí es el amor, son conceptos radicales y conservadores.
Me encanta abrirme en canal, me flipa
¿Qué hay de lo políticamente incorrecto? Está esta anécdota de unos enanos, que ellos te dicen que son muy felices trabajando, y un comentario sobre maricones…
No, no, no… eso yo no lo puedo decir. Que pensarían que nosotros éramos gays, cosa que me da igual. ¡Yo tengo un bar de ambiente! O sea que… (risas)
Te pregunto si usas la expresión de una persona políticamente correcta. Porque el libro tampoco es tan salvaje…
Tiene picos salvajes, que podrían haber sido mucho más salvajes. Tampoco quiero polemizar, son cosas que me han pasado en la vida y puede que las haya suavizado. Todo lo que cuento me ha pasado. Si fuera mentira, la gente es muy hija de puta y lo estaría poniendo en Facebook. Son cosas fuertes y quizá tú te refieres a mi manera de expresarme. Pero yo es que soy así de burro y no quiero trastocar mi lenguaje.
Han estado a punto de partirme la boca por mi manera de expresarme
Tu juego es ser tú mismo, no te puedes autocensurar. Pero si suavizas como dices, igual sí es poco una autocensura. No sé si tienes filtro.
No tengo filtro. Si no, estaría hablando mi hijo de EGB y tiene que hablar un señor de 53 años. Han estado a punto de partirme la boca por mi manera de expresarme. Lo que dejo claro es que mi lenguaje a veces es mucho más brusco. A veces me manifiesto de manera agresiva verbalmente pero no se equipara a cómo yo lo pienso. Yo veo a una niña pequeña con la madre, que le ha puesto unas botas y un vestido y la ha pintado y digo: «Joder, las madres las visten como putas». Pero lo digo como animalada de reírme del concepto de la frase. Tengo todo el respeto por las putas, y las madres pueden vestir a sus hijas como les dé la gana. Mi humor es granadino, muy salvaje, para reírme de la propia expresión, no del hecho en sí.
Pero ese tipo de frases no están en el libro, o sea que sí hay autocensura, un punto de «no quiero liarla, ni ser trending topic».
Supongo que hay una especie de filtro, pero sin ser consciente. Al estar escribiendo la mano ya va censurada. Tampoco quiero liarla en redes. Yo quiero que a la gente le emocione el libro o que no le emocione. Pero si quisiera liarla, tendría cosas para contar y vender, no lo de Arturo Pérez Reverte, pero casi.
Luego está lo de los periodistas…
Te explico…
A veces ha venido gente a hacernos entrevistas para darle de hostias
Déjame que te pregunte. Al final la prensa sale en las dedicatorias, pero dices en un momento que la prensa pone lo contrario de lo que tú has dicho. Mi pregunta es si se te ha tratado tan mal.
A mí la prensa me ha tratado de puta madre. Yo me meto con la prensa por los grupos en que he estado. Pero personalmente no. De toda la gente que me ha entrevistado ni uno me ha tratado mal o me ha hecho una mala entrevista. Pero en los grupos ha venido gente para darle de hostias. Después de 5 discos con Los Planetas, preguntarnos: «cómo os llamáis». La prensa especializada se prepara, pero muchos chavales de fanzines no están preparados. Cuando te comes 5 entrevistas de esas del tirón, te cagas en la puta. Jamás me metería con gente en las redes, o con vosotros, que sé que sois profesionales. Valoro a alguien que tiene una profesión, que tiene un riesgo, que está ahí como nosotros por amor al arte. Pero me toca los cojones el intrusismo. He visto tantas cosas… Lo único que he visto mal dentro de los profesionales, es que muchas veces ha venido a hacer la entrevista de un medio el que más odia el grupo. Si odias al grupo no hagas la entrevista. Y lo mismo pasa al revés. Me meto con nosotros mismos: si el de la entrevista es un fan y nos pilla de resaca y nos comportamos como unos gilipollas, a veces ha hecho quedar al grupo de puta madre. Cuando no se es neutral, cuando un gilipollas le va a dar una vuelta para que quede como él quería previamente.
Yo creo que Planetas habéis sido muy mimados por la prensa.
No me refiero a Planetas, sino a Lagartija Nick, Napoleon Solo, Tarik y la Fábrica de Colores, Enrique Morente… he visto muchas cosas y me río, pero generalmente no me refiero a la prensa profesional y los medios de comunicación que están consolidados.
¿Cómo ha sentado en el grupo la entrevista de Jota con El Mundo?
Es que no tengo ni idea. Con ellos quedamos, ensayamos, grabamos, vamos a tocar, pero no hablamos de las entrevistas.
¿La leíste?
No llegué a leerla, tenía que pagar y me negué a pagar para leerla (risas).
Es una entrevista chula de Pablo Gil, son 3 horas de entrevista, pero la parte de ‘El negacionista’ ha quedado un tanto ambigua. La canción parecía una parodia del negacionismo, pero ahora parece más bien una crítica del sistema, algo más complejo.
No tengo ni puta idea porque la canción es de Jota.
Sabía que ibas a decir eso. El caso es que en Planetas a veces hay un sentido filosófico o político, que no sé si se entiende, como en aquel reportaje con Rockdelux. ¿No te planteas el mensaje que deja una canción así?
No me planteo ningún mensaje porque el mensaje lo lanza quien compone. Quien compone sabe lo que quiere transmitir.
¿Como batería del grupo, no?
No. Yo me limito a poner los ritmos.
Pero en el libro se te ve muy incómodo tocando para un grupo que se llama Fuerza nueva, por las connotaciones políticas que tiene.
Lo pasé mal al principio. Ya no. Aunque me sigue costando muchísimo decir que toco en un grupo que se llama Fuerza nueva. Me da grima.
Me da grima decir que toco en un grupo que se llama Fuerza nueva
Pero si fuera un grupo vinculado a la ultraderecha, no tocarías en él, ¿no?
Por supuesto que no. Siempre digo que no me gusta el flamenco ni me gusta la derecha, y llevo con ellos toda mi puta vida (risas) Pero bueno, esto no es flamenco porque Paco (NdE: Niño de Elche) es como que en la boca tiene un sintetizador. Canta flamenco de puta madre pero es mucho más que flamenco.
Al principio estaba muy incómodo con el nombre. Es como hacer un grupo y que se llame El Cuarto Rey. Al principio en las entrevistas yo no decía que tocaba con Fuerza nueva. No me sale la palabra «Fuerza nueva». En directo me flipa, me encanta el disco, me gusta mucho más el directo, pero he tardado mucho en asimilarlo. No me gustaba nada.
¿Y cómo lo has asimilado?
Me ha llevado a asimilarlo el tiempo, de manera natural. Es como una enfermedad, al principio no vives con ella y luego te acostumbras. Como soy irónico digo que toco con «Los Fachas». Y ninguno es facha… (risas)
En un momento del libro dices que nadie escucha un disco de Elton John, aunque todo el mundo tenga uno, pero no sé si sabes que lo peta en el Spotify desde lo de la película…
Lo petará en Spotify pero en Estados Unidos e Inglaterra, ¿pero aquí llena el Palacio de Deportes? En Inglaterra venderá como puede que aquí venda El Puma. Es como Alejandro Sanz, que hizo el primer disco y de repente se ve el Palacio de los Deportes lleno. Yo eso no me lo creo.
Eran tiempos muy buenos para la industria musical, comprábamos discos en el supermercado.
Bueno, regalarían las entradas en El Corte inglés (risas)
Hablas también del reconocimiento de Disco Grande, donde se te ha votado como el mejor batería durante más de 20 años.
Me hace mucha ilusión. No es un premio, es el cariño de la gente. No me están votando porque yo toque mejor. Hay baterías que tocan mejor que yo. Me paro con toda la gente, me hago las fotos que me tengo que hacer. Les gustará mi expresión, mi manera de tocar, las entrevistas… Para mí el mejor premio es el cariño del público. Tantos años… me parece bonito.
¿Quién crees tú que toque mejor que tú? ¿O quién te toma el pelo sobre ello?
Son muy discretos, sabemos que esto tampoco significa que uno sea mejor. Hay baterías de puta madre: Julia la de Rufus T Firefly, aunque no sé pronunciarlo, César Verdú de León Benavente, el batería de Triángulo de Amor Bizarro… Son acojonantes, pero me han votado a mí porque soy más viejo (risas)
En verdad se provoca un debate interesante sobre quiénes son los mejores músicos…
Es lógico, claro, pero cuando los músicos nos vemos en un camerino, hablamos de otra cosa, no le damos importancia a eso. Ni ellos se enfadan ni yo me enfadaría si gana otro.
¿Qué calendario te queda este año? Bueno, ahora tocas con «Los Fachas»…
Toco con Los Fachas (risas) y con Lagartija (Nick). Y también hay conciertos de Planetas.
¿Y en cuanto a grabación?
Con Lagartija estamos grabando ahora un disco que estrenamos en Conde Duque el día 26, porque el día 27 vengo con «Los Fachas» al Botánico. Estamos haciendo algo sobre cineastas, sobre Buñuel. Vamos a estrenar algunas canciones y luego las grabaremos.
¿Eso es todo lo que tienes agendado en el estudio?
Eso es todo.