En ‘Happier Than Ever’, Billie Eilish habla por teléfono como una adolescente de los noventa: con un fijo y teniendo cuidado de que no se le enrolle el cable por la mesa y rompa alguna figurita de su madre. ¿Con quién habla Billie?
Se supone que con su novio, con el que, según la letra de la canción, estaría “cortando” (una expresión también muy de los noventa). Se ha especulado con que ‘Happier Than Ever’ podría estar dedicada a su ex, el rapero Brandon Adams. La razón es que en el documental ‘Billie Eilish: The World’s A Little Blurry’ aparece una conversación telefónica donde éste le confiesa haber conducido borracho. Justo como dice ella en la canción.
Tras esa dilatada conversación, filmada con largos y suaves movimientos de cámara, y fotografiada con una luz muy cálida, estalla la tormenta. Una tempestad que se va anunciando poco a poco, gota a gota, como si fuera un relato de suspense. La cantante abre la puerta como quien abre su corazón. El resultado es un Katrina sentimental, una ciclogénesis emocional en la que Eilish parece que se va a ahogar dentro de ese aguacero de emociones, para finalmente salir a flote y acabar, como Gene Kelly, “cantando bajo la lluvia”.