Cuesta creer que un festival nazca en una situación de incertidumbre total como la que vive la industria musical española desde la pandemia. Ni siendo el país grande con mayor porcentaje de población con la pauta completa de vacunación de toda Europa, sabemos cuándo volverá la normalidad al ocio nocturno. Miquel Iceta, ministro de cultura, está desaparecido al respecto, mientras la Comunidad de Madrid que tanta «libertad» prometió permite la apertura de discotecas sin horario desde esta semana, pero con asientos y sin noticia ninguna para los conciertos. Festival Brillante se celebra esta semana sin beneficiarse de ninguna de dichas medidas, en un horario más bien diurno, con la celebración de conciertos en distintos puntos del pueblo de Chapinería (a 45 minutos de Madrid, en la Sierra Oeste), durante el mediodía, la tarde y primera hora de la noche. Foto Mujeres: Sharon López.
Por si fuera poco jugársela en estas circunstancias, el pronóstico meteorológico dio todo un susto a lo largo de la semana a la organización. Las lluvias hicieron acto de presencia finalmente el viernes por la mañana, pero el suelo de todo el festival es de hormigón, el barro no era una amenaza por tanto, y únicamente hubo que suspender los conciertos de uno de los escenarios pequeños y madrugadores (se reubicarán algunos hoy, atentos al Stories de Festival Brillante), y retrasar algunos del escenario principal. No cayó ni una gota de agua en la tarde-noche y parece que no lloverá el resto del fin de semana. La mañana emerge soleada a este lado de Madrid.
El cartel de Festival Brillante, ideado por socios conocidos por sellos y compañías independientes como Sonido Muchacho, La Castaña y Mont Ventoux, es fiel a una línea estilística muy concreta: el apoyo de la escena nacional con algún nombre suelto de fuera (Oklou ha cancelado por covid-19, si bien ya ha confirmado su presencia en 2022), y con cierta predilección por el indie de la vieja escuela y el bedroom pop actual. La ausencia de nombres masivos a la cabeza tipo Love of Lesbian produce cierta conexión estilística con la línea editorial de Vida Festival o de un Madrid Popfest agigantado y ambicioso como negocio. Con una capacidad para unas 1000 o 2000 personas, se convierte en un punto de encuentro a modo de feria para los amantes de la escena independiente a lo largo de las décadas, con los detalles mimados para el público adulto (se sirve sidra, vino y una estupenda comida veggie) y precios asequibles para el público más joven (cervezas a 1,30 euros en el pueblo). Hoy y el domingo habrá casetas con algunos sellos y más food tracks.
El buen rollo y la tranquilidad reinaron por tanto anoche, y pudo la civilización con la ayuda del personal de seguridad, pese a que hubo algún amago de desmelene a última hora en el concierto de Mujeres. La gente, que ha de ver los conciertos sentada, había empezado a ingeniárselas para bailar en cuclillas o dar pequeños saltos desde su silla antes de que el responsable pertinente pudiera llamar su atención. Todo en cierto tono jocoso, sin los desafíos ni los macarrismos propios de un evento masivo.
Axolotes Mexicanos estuvieron entre los grupos afectados por la lluvia y en lugar de hacia las 16.00 actuaron en el Escenario Plaza más bien hacia las 18.30. El Plaza es un escenario situado en el ayuntamiento de Chapinería, en el que los poseedores de abono pueden sentarse y el resto del público casual observar el show desde los laterales mientras se toman algo en los bares del pueblo. Olaya estuvo bastante divertida ante esa mezcla de fans y público que pasaba por allí (lo cual incluía a Soy Una Pringada, supongo que en el primer grupo), bromeando sobre sus canciones con contenido sexual a esas horas de la tarde, destacando especialmente su ramalazo más punk pop en este contexto. Sonaron temas como ‘Te quiero’ y ‘Que te pires’.
Ya en el Escenario Mirador, el principal y ya con acceso restringido para poseedores del abono, sonaron las canciones dolientes de amor de Ed Maverick, que se deshizo en agradecimiento hacia su público; y más tarde el que era uno de los cabezas de cartel Sen Senra. El cantante gallego ha visto crecer su audiencia a pasos agigantados durante la pandemia y el delirio que provocan en el público los primeros acordes de canciones como ‘Me valdrá la pena’, ‘Tumbado en el jardín viendo atardecer’ o ‘Sublime’ es para verlo. Christian Senra continúa girando con su banda de querencia R&B y detallista, a menudo sentado, un alivio para la organización en este momento porque así el público no se levanta, dejando en un primerísimo plano su voz. Un instrumento más que el artista está mimando con esmero y que dejó algunos de los momentos más hermosos y emotivos de la noche pese al celo que generó entre parte del público. «Es el Mozart de las Rías Baixas», oí bromear a un chico delante de mí. Un concierto precioso, en cualquier caso, el mejor de los que le he visto. Foto Sen Senra: Sergio Albert.
A continuación salían Mujeres, y las ganas de desmadre en un público que lleva año y medio asolado, tenían que contenerse. El trío catalán ha cosechado una colección de hits ideada para el pogo, y tuvimos que luchar contra nuestro yo responsable para no darlo todo con trallazos del tamaño de ‘Tú y yo’, ‘Besos’ o ‘Un sentimiento importante’. En cierto momento detuvieron el concierto para que la gente volviera a sentarse, a petición de la organización, y finalmente tuvieron que acortar el setlist por el retraso en los horarios (o el miedo al desmadre, o ambas). Tuvieron que prescindir de ‘Un glorioso año’ y se despidieron con ‘Al final abrazos’, que sí, funciona sin Cariño, y dejó los ánimos muy arriba.
El festival ha podido realizarse al final de una pandemia, hoy tocan Los Planetas en formato trío y con piano y será más tranquilo, mañana domingo lo harán Panda Bear y Maria Arnal i Marcel Bagès, si bien en Festival Brillante el cartel parece lo de menos. Lo de más es la experiencia de disfrutar un festival independiente y diferente, en sus albores, en un entorno rodeado de sierra y casas rurales, con todas las opciones gastronómicas y de senderismo que conlleva. Hay autobuses que van y vienen a Madrid, pero lo ideal parece alquilar una casa en los alrededores para todo el fin de semana.