Hace una década, un youtuber llamado Tyler Cullen tuvo la idea de subir a Youtube una serie de vídeos en los que preguntaba a los transeúntes de Nueva York que llevaban auriculares qué canción estaban escuchando en ese momento. La idea se puso de moda y otros youtubers empezaron a subir el mismo tipo de vídeos desde ciudades como Barcelona, Toronto, Buenos Aires, Utrecht, Moscú, Budapest o Madrid. A día de hoy este contenido sigue acumulando cientos de miles de visualizaciones en la plataforma gracias a creadores como RIZWAN., que micrófono y pancarta en mano camina, junto a su compañero cámara, por varias ciudades estadounidenses haciendo a la gente la misma pregunta.
El concepto es bobo pero fascinante. Gracias a este tipo de vídeos cumples la fantasía de conocer qué canción está escuchando una persona random en un momento determinado: es el equivalente a mirar de reojo la pantalla de su teléfono móvil pero llevado a escala youtuber. Tiene cierta gracia ver cómo reacciona la gente cuando una persona la aborda con dicha pregunta: como periodista musical bajas a la realidad cuando descubres que muchas personas no saben ni siquiera qué están escuchando, o saben el artista pero no el título, o saben el título pero no el artista. Algunas personas pasan de la timidez a la risa, otras responden con confusión por que alguien muestre interés en lo que está escuchando. Los «guilty pleasures» siguen existiendo de tal manera que hay quien sale corriendo para evitar responder algo que la deje «mal» ante la cámara.
Por supuesto, a modo de estudio sociológico-musical o incluso periodístico, este tipo de vídeos tienen mucho interés. Los miras y compruebas a pie de calle que efectivamente ‘Donda’ de Kanye West está siendo un exitazo, así como el nuevo álbum de Drake. Hay artistas que se repiten hasta la saciedad, como Taylor Swift o J. Cole. Hay gente en Nueva York que escucha a La Oreja de Van Gogh. Otra que va por la calle consumiendo música inédita de Ariana Grande o Lana Del Rey. Ed Sheeran es un artista que la gente escucha y no quiere decirlo. Un chaval con aspecto de «skater» le da al pop… de los años 30. Músicos de conservatorio escuchan «concertos» que después tienen que ensayar. A una música le pillan escuchándose a sí misma: mejor promo imposible. Algunas personas asumen (con razón) que sabes qué es ‘FourFiveSeconds’ o ‘Tusa’ sin necesidad de nombrar a los artistas. Otras prefieren irse a clásicos tipo ‘Gold’ de Spandau Ballet, ‘Best Friend’ de Aaliyah y Missy Elliott o la banda sonora de ‘Footloose’. Otros se conforman con escuchar «música dominicana» o «música pakistaní» sin que autores y títulos les importen. También descubres artistas nuevos, como el rapero egipcio Ben Samama. Y corroboras que la gente está adicta a los podcasts.
Pasados más de 10 años desde que el «fenómeno ‘What Song Are You Listening To'» emergiera en Youtube, algunos de los vídeos que produjo dicho movimiento incluso parecen documentos históricos a día de hoy. ¿Qué escuchaba la gente de Barcelona en el año 2011? Miras el vídeo de Miss Alabama y viajas al tiempo para rememorar lo mucho que molaban los Temper Trap y lo poco que molaba la moda EDM. La gente escucha a tope el nuevo disco de Beyoncé, que en ese momento es ‘4’. Está de moda «la canción de ‘Hello’ de Martin Solveig». También se escucha «la de la ‘Loba’ de Shakira». Hay mucho rap español sonando en el ambiente aunque no lo sepas, de Falsalarma o Violadores del Verso, hasta el punto de que alguien asume que sabes qué es ‘Capaz’ de Hablando en Plata.
Como los «reaction videos» que muestran a youtubers reaccionando ante la primera escucha de un disco, vídeos como los de RIZWAN. crean adicción porque permiten un tipo de acceso casi «vouyerístico» a la intimidad de una persona. Al fin y al cabo escuchar música grabada no suele ser una práctica social como acudir a un concierto. Casi nadie queda para escuchar un disco de la misma manera que lo hace para ir al cine o, efectivamente, para ver a su grupo favorito en directo, sobre todo porque las primeras escuchas suelen ser difíciles: al no haber asimilado aún la música es posible que no te guste o no entiendas lo que estás escuchando, lo cual es frustrante. La gracia de ver este tipo de vídeos es que conocer qué música escucha una persona en la intimidad de sus auriculares provoca, por unos segundos, la sensación de conocerla. Es otro efecto engañoso (y adictivo) de las redes sociales, sobre todo de Youtube, que es lo más parecido a una máquina del tiempo (y del espacio) que el ser humano ha sido capaz de inventar…. hasta ahora.