Amaia y Jaime Lorente, gancho del emocionante y necesario especial «Salud Mental» de Salvados

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Amaia y Jaime Lorente, gancho del emocionante y necesario especial «Salud Mental» de Salvados

Este domingo Salvados ha emitido en horario de máxima audiencia un Especial sobre Salud Mental llamado «Generación Ansiedad» que se ha centrado en los problemas psicológicos que sufren los jóvenes españoles. Para ello Gonzo se ha desplazado a la Universidad Complutense de Madrid, el único centro universitario de España y uno de los pocos de la Unión Europea que cuenta con una línea de atención gratuita psicológica para los alumnos, PsiCall UCM.

A través de lo que parecían carteles en tablones de anuncios, el programa exponía a la audiencia algunas de las estadísticas más abrumadoras sobre nuestro país estos días: el suicidio como causa principal de muerte no natural entre los jóvenes de 15 y 29 años, la enorme tasa de paro juvenil, la gran cantidad de jóvenes que reconocen haber sufrido algún problema mental (el 50%), la falta de psicólogos por número de habitantes, etcétera. Para explicar todo esto, «Salvados» contaba con dos grandes reclamos para la audiencia: Amaia como una de las ganadoras de Operación Triunfo y Jaime Lorente como parte del elenco de una serie de alcance global, como es el caso de ‘La Casa de Papel‘, que le ha otorgado 14 millones de seguidores en Instagram.

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Ambos se abrían frente a la audiencia para hablar de los problemas que les llevaron a acudir a un psicólogo en busca de ayuda. Amaia ha revelado que antes pensaba que una persona solo iba a un psicólogo si se le «moría un familiar» o algo igual de grave, pero dándose cuenta después de que podía serle de ayuda, como así ha sido. Romero revela que siempre había tenido problemas de inseguridad, algo que aunque pueda parecer paradójico se había acrecentado al cumplir su sueño. A los 9 meses de vivir en Barcelona, sentía que no tenía fuerzas ni para salir de casa: «Sentía que la gente creía que me conocía y esperaba algo de mí que ni yo misma sabía. No me sentía comprendida. A los meses de ir a vivir a Barcelona me di cuenta de que algo no iba bien. Había querido siempre dedicarme a la música pero descubrí que no era lo que había imaginado. No me apetecía hacer nada, y nunca había sido así». Afirma que al principio incluso sentía tanta presión que creía que tenía que ser «una buena paciente» para su psicólogo, pero ahora se siente más asentada y segura.

En cuanto a Jaime Lorente, narra que el éxito de ‘La casa de papel’ pilló a todos de improviso, y que él en realidad lo que quería era hacer teatro, pero tuvo que hacer series porque el teatro no daba dinero. «Mi relación con el trabajo siempre ha sido la vocación y el amor. Estaba feliz haciendo teatro y ganando justo para unas cervezas, pero de repente llego a Madrid, con 25 años, y mi segundo proyecto es la serie de Netflix, que revienta. Pero yo siento que me he convertido en una persona triste. Ahora que había conseguido lo que siempre pensé que quería me fui al pozo».

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Tanto Amaia como él han hablado del lado más oscuro de la fama, como en el caso de ella encontrarse reportajes sobre que no se «depila los sobacos» o en el caso de él encontrándose su vida privada en la prensa rosa cuando nunca ha dado pie. Lorente cuenta que se sentía como un objeto cuando la gente le pedía una foto por la calle, sin que nadie le preguntara qué tal está, incluso notando que sus amigos le daban de lado porque sentían que no le iban a interesar sus cosas ahora que era famoso: terminó pidiendo que le trataran como uno más y la terapia le ha servido para salir adelante: «Me siento tan orgulloso del trabajo que he hecho conmigo mismo, de normalizar el tema, de lo importante que es, que me parece normal estar aquí. No es de ser ningún héroe. Es casi bonito porque te prestas atención».

El síndrome del impostor ha salido también a colación y Lorente ha revelado que «No soy lo suficiente» es la frase que más se ha repetido en su vida. Sin duda la presencia de Amaia y Jaime Lorente ha servido para que el programa tuviera un gran impacto en varias webs y fuera un gran éxito de audiencia. Más de 1 millón de espectadores vio el programa pese a su sobriedad y un 6,6% de share situó al espacio por encima del dato de la semana anterior y de la media mensual de laSexta.

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También fue muy significativo que en la segunda mitad de Salvados, varios invitados anónimos como Isa y Adrián -junto a un experto de PsiCall- se sumaran a Amaia y Jaime para compartir sus problemas de salud mental, ante la empática mirada de Romero y Lorente. Isa habló de ansiedad, autolesiones, intentos de suicidio y trastornos alimenticios, mientras Adrián reveló que se pagaba una terapia a escondidas de sus padres, gracias a la recepción de una beca, por temor a que sus padres pensaran que estaba loco.

El programa deshizo entonces la jerarquía entre famosos -o supuestos «influencers»- y no famosos, para mostrar a la audiencia cómo a todo el mundo le afectan inquietudes muy similares por igual, abriendo además varios frentes en cuanto a posibles soluciones o actuaciones: 1) cuánto tardarán todas las Universidades y otros centros educativos en disponer de una línea de atención gratuita para los estudiantes al modo de PsiCall UCM 2) de qué manera pueden y deben los gobiernos central y autonómicos cooperar con propuestas reales que mejoran la salud mental, agravada por la pandemia 3) qué función dejamos que tengan las redes sociales sobre nosotros para hacernos sentir más frustrados y peor en lugar de todo lo contrario y 4) cómo se puede derribar el estigma de que la «generación de cristal» no es más frágil que otras, tan sólo más transparente a la hora de mostrar y no reprimir sus emociones.

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