Música

Dorian / Ritual

Dorian están demostrando ser uno de los grupos más inquietos de esa generación de sobrenombre insoportable: el indiemainstream. Para Love of Lesbian hacer una canción portuguesa es una excepción, y para ellos hacer algo así se está convirtiendo más bien en la norma. Este nuevo álbum ‘Ritual’, el más meditado de su carrera por obra y gracia de la pandemia, es una apertura hacia otras latitudes, espacios y estilos. Una huida del pop convencional en busca del cosmopolitismo, en sintonía con los viajes musicales exhibidos en ‘Madame X‘, el último disco de Madonna. Aquí colabora Alizzz, pero este disco es mucho menos españolete que ‘El Madrileño‘, igualmente concebido como un «viaje».

Contaba Mirwais en 2019 que en 10 o 15 años los álbumes de pop estarían inundados de todo tipo de músicas «futuristas y globales». «No es world music, es un intento de integración inteligente y de participación cultural con un sentido político», explicaba en una entrevista premonitoria. Eso es exactamente lo que encontramos en el disco de Dorian, incluso en lo político, muy crítico con la ultraderecha, solo que en este caso el viaje no es por Portugal, Brasil y Cabo Verde, sino por Argentina, Francia, Reino Unido y también Colombia. Hasta 4 idiomas conviven en ‘Ritual’ al servicio de un mensaje muy crítico con el turbocapitalismo, la gentrificación, el amor tóxico, el machismo y lo heteronormativo.

Lo peor de ‘Ritual’ es que en su esfuerzo político e integrador, no todas las canciones fluyen con la naturalidad deseada. Han pasado los suficientes meses desde la salida de ‘Dual’ junto a Pimp Flaco como para afirmar que no es el himno más espontáneo sobre la bisexualidad que nos puede venir a la mente. Recuerda demasiado a ‘Guerrera’, ‘Ya no te veo’ y cosas así. Cariño tienen uno mejor, anterior, y sobre todo más divertido.

Lo mejor es que, pese a los baches y pese al susto inicial que provoca, Dorian logran convencernos de que ‘Ritual’ sigue una evolución lógica para el grupo. En «Cualquier otra parte» que no sea su zona de confort, el disco anterior ‘Justicia universal‘ ya jugueteaba con el rapeo y con las antiguamente llamadas músicas del mundo. Agradecidos por su éxito en Latinoamérica, tras colaborar con Zoé y con Javiera Mena, entre otros, ahora basan ‘Libre’ junto a Lido Pimienta en una chacarera, un ritmo del norte de Argentina; o citan ‘Cien años de soledad’ en la popera ‘Dos vidas’

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Además, en su conjunto el disco funciona con un principio, un núcleo y un desarrollo muy determinados. El grupo aprueba con nota el riesgo de comenzar con una producción tan diferente como es ‘Mundo perdido’ junto a Youthstar del colectivo francés Chinese Man. Con beats próximos a Daphni y Four Tet y arreglos más trip hop, nos hablan de un mundo sin libros, pero con dogmas, sin arte, por tanto fallido. «Es el momento de recuperar el poder», rapea Youthstar. «La verdad os liberará», escuchamos al final.

‘Ritual’ termina además de forma muy poética, pues el último minuto de ‘Universal’ con Suu es espectacular. No sin antes dejar un complejo viaje en el que caben tanto la reivindicación muy cabreada (‘Tornado’, el tema sobre la gentrificación) como el amor y el pop. Sobre el amor, la propuesta más llamativa es ‘Rubik’, con unos preciosos coros, una gran producción tipo indietrónica, un gran cambio melódico en su puente y una letra que no por apostar por el amor sacrifica la libertad («no eres mía, somos consecuencia de una simetría»).

En cuanto al pop, Alizzz, en la funky ‘Energía rara’, sobre alguien que ya no sale; y Ana Mena en ‘No dejes que pase el tiempo‘ son los encargados de poner las columnas Dorian en un disco que de otra forma habría sonado demasiado amplio. Todos aquellos que crecimos escuchando Siglo 21 en Radio 3 estábamos acostumbrados a que convivieran en nuestras mañanas el indie con el rap, el trip hop con los beats africanos, los vanguardistas latinoamericanos con el French Touch. Lo raro era encontrarse todo a la vez en un mismo disco de pop, y que funcionara. A aquellos años me lleva ‘Lento’, que recuerda a Mano Negra por sonido, la integración de voces en modo sample o «contestador automático» e incluso por su mensaje «si todos empujamos con fuerza llegará el momento», «un mundo nuevo». Próxima estación, Esperanza.

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Publicado por
Sebas E. Alonso