Dato: ‘YHLQMDLG’ de Bad Bunny ocupa el puesto 9 de la lista de álbumes española, 112 semanas después de su edición, es decir, más de 2 años después. ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO’ ocupa el 12 y ‘LAS QUE NO IBAN A SALIR’ el 56, pero de este análisis se extrae la conclusión que el público parece haber aceptado que ‘YHLQMDLG’ es la gran obra maestra de Bad Bunny. Suscribo tal apreciación. Y no tiene tanto que ver con que las canciones sean espectacularmente buenas, que de esas las hay a lo largo de los tres discos, sino con que ‘YHLQMDLG’ poseía un factor sorpresa que, con el tiempo, se ha perdido. O eso parece. Porque cuando escuchas ‘Un verano sin ti’, el nuevo disco de Bad Bunny, da la sensación de que ya lo has escuchado todo antes.
Bad Bunny, que ya se inspiró en ‘Girl from Ipanema’ en ‘Si veo a tu mamá’, aquí entrega una bossa maravillosa llamada ‘Yo no soy celoso’, en la que canta al efecto de cuando le hacen pupa al corazón. No se le ha solido escuchar tanto en un house-pop veraniego como el de ‘Neverita’, ni en un reggae jamaicano clásico como el de ‘Me fui de vacaciones’, ni en un merengue tan divertido como el de ‘Después de la playa’. La exploración de nuevos estilos por parte de Bad Bunny en ‘Un verano sin ti’ debería ser suficiente para asumir que su música sigue siendo capaz de sorprender. Pero falta algo.
Quizá ese algo tenga que ver con que Bad Bunny no se crezca como compositor a estas alturas de su carrera. Benito posee un estilo vocal y melódico tan característico como pueden ser los de Beach House o Lana Del Rey en sus respectivos registros, pero de la misma manera que estos dos artistas han conseguido evolucionar disco tras disco sin perder aquellas cualidades que les han conectado con su público, de la misma manera que Daddy Yankee ha conseguido superarse con el último álbum que jamás publicará, Bad Bunny parece estancado en un limbo que no le permite cruzar al otro lado.
El portorriqueño sí se ha molestado en enmarcar ‘Un verano sin ti’ dentro de un concepto, que es el de entregar un disco veraniego, y el sonido tropicalete de pistas como ‘Otro atardecer’, ‘Enséñame a bailar’ o ‘Aguacero’ refleja este concepto desde el punto de vista musical. Además, Benito por fin deja a un lado el «sonido mixtape» y ofrece un trabajo cuidado a nivel de producción.
Por otro lado, la complicada relación de Benito con el amor marca claramente el transcurso del disco. Frases como «yo quisiera enamorarme pero no puedo» suenan especialmente vulnerables, como si el cantante reconociera ser un arromántico cual Moses Sumney. Múltiples chicas pasean por la «playa» imaginada de ‘Un verano sin ti’ mientras circula el alcohol y los ritmos latinos alegran el ambiente, pero Bad Bunny aún duda de su capacidad para el amor («pa mí’ que yo nací pa estar solo») y confiesa que ni todos los «trofeos» del mundo impiden que se sienta un «perdedor».
Sin embargo, las composiciones de ‘Un verano sin ti’ se quedan en un punto medio. Algunas son harto agradables de escuchar, como el reggaetón meloso de ‘Un ratito’. Otras vuelven a hacer gracia, como ese dembow llamado ‘Titi me preguntó’ en el que Benito enumera su colección de novias (todas efímeras). Y otras incluso provocan que derrames alguna lagrimilla: ‘Ojitos lindos’ con Bomba Estéreo cuenta con una melodía preciosa, y ‘Andrea’ con Buscabulla también. Además, la segunda narra la historia de una mujer portorriqueña asesinada el año pasado por su ex pareja, después de que esta intentara sin éxito poner una orden de alejamiento contra él.
El problema aquí en absoluto es que Bad Bunny haya madurado o no. ‘Después de la playa’ no necesita ser una obra maestra trascendental de la música latina, ni ‘Agosto’ más que una eficaz producción de reggaetón tropical, ni ‘Neverita’ más que lo que es. El problema es que, tantos álbumes después, un éxito como ‘Moscow Mule’ se pueda considerar una cumbre artística en la carrera de Bad Bunny, que reggaetones tan genéricos como ‘La corriente’ sigan teniendo cabida en sus discos, que la colaboración entre Benito y Rauw Alejandro haya dado lugar a una canción tan facilona como ‘Party’, que traps tan manidos como ‘2 Mil 16’ no ofrezcan ya ningún atractivo, o que las secuencias se sigan alargando ad infinitum cuando ya no es necesario.
Todo apunta a que ‘Un verano sin ti’ será efectivamente uno de los discos del verano. Y nada que objetar si ‘Moscow Mule’ o la apañada ‘Tarot’ suenan sin parar en las discotecas y chirinquitos que visitaremos en los próximos meses. El inconveniente es que Bad Bunny ya no parece interesado en llevar el reggaetón un paso más allá como ha demostrado ser capaz de hacer. En ‘Safaera‘ cabía más ambición y más capacidad de sorprender que en todo este disco en su totalidad.