Este otoño se ha publicado el primer álbum de la cantante medio española medio portuguesa Rumia, residente en Berlín. ‘Forget Me Not’ ha venido precedido de una serie de singles bastante diversos. Unos parecen más influidos por la escena de cantautor áspero y polvoriento americano y otros por la escena trip-hop.
Lo mejor es el gran número de grandes canciones que esconde el disco. Curiosamente no son las más escuchadas, mérito que ha recaído en ‘Everything I Did, I Did It Just for You’, ‘Like a Pearl’ y últimamente ‘The Best Lines’. ‘Our Sofa’ es una de las más pop, una de las que justifica la influencia de Feist o Taylor Swift que aparece en su biografía oficial. Pero es ‘What a Show’ la que hoy seleccionamos como “Canción del Día”.
Perteneciente a su vertiente más ambiental, minimalista y electrónica, ‘What a Show’ parece preguntarse a qué edad llegará la felicidad. O al menos el momento en que nos aceptemos en todo nuestro error.
Rumia se sitúa en una edad diferente en cada una de las estrofas. “Solo tengo 19 años, estoy segura de lo que es amor”, dice en la primera antes de conocer la decepción. La segunda, a los “treinta y tantos”, cree “entender el viaje pero se siente como antes”. La tercera se sitúa a los 50 (en el vídeo es más bien a los 70), y continúa mostrando la misma desubicación: “Quizá a los 50 pueda encontrar algo de claridad, y llegue al punto en que pueda perdonarme por dejarte volver”.
La cantante explica: “Me inspiré en uno de mis primeros amores, una relación que tuve hace 10 años. Para mí, el proceso de escritura vino por sorpresa, no esperaba ir en esa dirección pero parecía que algo necesitaba ser visto desde una perspectiva más madura de mí misma y de la relación». Es por ello que ha explorado cómo se sentía cuando era adolescente y cómo esos sentimientos han madurado a lo largo de los años, al mismo tiempo que mira hacia adelante para tratar de averiguar cómo se puede sentir en el futuro.
Junto a ‘If I Ever See You Again’, una de las grabaciones más bonitas de ‘Forget Me Not’. Un disco que se complementa con rarezas como ‘A.M.’ más cercana a un entorno Kraftwerk, o con canciones más folk como la final ‘Simone’, ideal para seguidores de Beth Orton.